“OLY ME COMPLETO COMO MUJER” CARMINNE DODERO PRESENTA A SU HIJA DE 6 MESES
Su corta pero rica y aventurera vida podría facilmente convertirse en un best seller de Hollywood. De madre griega — Marina Tchomlekdjoglou— y padre naviero e historiador — Alberto Dodero—, Carminne Dodero se crió con una niñera francesa y a los 14 meses hizo su primer viaje a Londres. A los 4 años aprendió a esquiar en Saint Morizt; recorrió el mundo y pasó sus veranos frente a las cristalinas aguas de Grecia.
“De chica sentía que tener una madre griega era diferente. Eran dos culturas muy distintas y muy fuertes. Yo era incansable. Por eso fui a siete colegios y, a los 16 años, terminé pupila en el Northfield Mount Hermon, en Massachusset. Fue una buena experiencia y me encantaría que mi hija Olympia viva lo mismo. Porque te relacionás con las culturas del mundo; te hacés más fuerte. Maduré mi parte intelectual y la emocional se resguardó. Hasta que volví y me reencontré con mis afectos. Fue una dura experiencia pero buena. Me capacitó y me hizo conocer el mundo. Pasé de tener compañeras de muy buenas familias a codearme con coreanos, adictos al crack, hijos de príncipes... Yo era muy inquieta y no seguía las reglas. No me daban contención y no pasaba por tener dinero... Siempre quise trabajar en la moda. Pero estudié Relaciones Internacionales para tener cultura general y luego me puse a trabajar. Recién a los 28 ó 30 años puede independizarme aunque siempre con algún préstamos familiar. Desde chica la moda me apasiona. Veía a mamá vestirse y me moría. Mi abuelo tenía empresa textil y yo pedía muestras para hacerle ropa a mis muñecas. A las mujeres de mi familia les encanta la moda y siempre fueron muy elegantes...”, cuenta Carminne tirada en un sillón blanco del piso que habita en la Recoleta. Con su voz firme , como buena capricorniana, su relato apenas se interrumpe por el suave llanto de Olympia, la beba que tuvo el 20 de mayo con su marido Federico Perazzo.
“Ser mamá me dio vuelta todo. Hasta el mes y medio de vida, Oly dormía sólo de día y todo era un caos. Yo estaba haciendo todo mal. Una vez que me organicé , ser mamá fue un placer. Las dos tuvimos que aprender. Nos adaptamos. Oly se amoldó a mi ritmo y yo al de ella. Ser mamá es lo máximo que te puede pasar. Yo hago muchas cosas en casa y eso ayuda a que estemos todo el día juntas. Siento que me completó como mujer. Mi marido me apoya en todo. Para mi hija me gustarían muchas cosas de las que yo viví y otras no. En general tuve una muy buena infancia. Quizás a Oli le pondría un poco más de límites, cosa que yo no tuve. Y también estaría más pendiente de ella. Soy capricorniana y mis padres son agua y fuego y me dejaron demasiado libre. A mi me gusta marcar los límites y horarios; soy más estructuradita. Quiero que Oly sienta que tiene un apoyo y una contención fuerte pero también con algunos límites. Le daré la libertad para que cuando sepa, pueda volar sola. También me gustaría transmitirle la cultura familiar. Papá le habla en francés; mamá en griego... Y yo quiero que a los dos años empiece a estudiar chino, porque ahí está el futuro. Quiero que sea una persona global. Y
quiero que tenga intereses, no que pase su adolescencia pensando en varones como lo hice yo”, asegura Carminne con una sonrisa.
Con sus grandes y vivaces ojos Oly sigue atentamente la figura de su madre y sonríe cuando le ponen un vestido de puntillas antiguas que Carminne supo heredar quizás de su bisabuela Carmen Christophersen de Alvear o de su abuela Magdalena Balcarce Bengolea. La diseñadora hoy está totalmente concentrada en el ya tradicional “Six O’Clock Tea”, que se realiza cada octubre y que este año contó con la participación de Aghata Ruiz de la Prada. “Yo recién presenté tres colecciones de ropa, por eso no me siento tan diseñadora. Sí me encanta estar en contacto con los diseñadores. Movilizo la moda a través de un evento solidario, porque forma parte de la historia; es un arte. Lo que me encantaría lograr es globalizar la moda argentina. Llevarla hacia afuera y atraer hacia acá la mirada del mundo, porque hay mucha industria que no tiene la posibilidad de verse afuera. Darle lugar no sólo a los diseñadores conocidos sino a los nuevos. Y además, con este evento que organizamos también somos solidarios”, concluye una mujer muy inquieta.