“ESTOY FELIZ, TODAVIA NO CAIGO”
EL FESTEJO DE ADOLFITO Y MARIA POR LA TRIPLE CORONA
El tablero electrónico indicaba que faltaban segundos para el final, y ellas, las cuatro fieles compañeras de los héroes montados a caballo, se fundieron en un abrazo mancomunado. María Vázquez, la mujer del insaciable Adolfito Cambiaso, “Mechi” Venancio Scalella, la señora de Pablo McDonough, María José Vercellino, la chilena que enamoró al uruguayo David Stirling, y Josefina Aldanondo, la mujer que contuvo al gran ausente de la final, el lesionado Juan Martín Nero, sabían mejor que nadie lo que costó y lo que significa ganar la Triple Corona. “Gracias a todas nuestras mujeres por bancarnos, porque en esta época del año nos ponemos insoportables”, reconoció en la fiesta del campeón “Milo” Fernández Araujo, el gran DT de La
Dolfina. Reservada sólo para equipos que hicieron historia (La Aguada fue el último cuarteto en ganarla, en 2003), el virtual trofeo que se le otorga al ganador de Tortugas, Hurlingham y Palermo era un capítulo pendiente que Cambiaso tenía con su club. Porque Adolfito ya había ganado la Triple Corona jugando para Ellerstina, en 1994, pero jamás la había conquistado con el club que fundó.
“Estoy feliz, todavía no caigo, ganamos la Triple Corona gracias al esfuerzo enorme de todos. Durante la semana estuve muy nervioso, porque era la primera vez con mi club y mi décimo abierto, me jugaba muchas cosas. Y esto me ayudó a poner un granito más en mi historia. Era la chance que no se nos podía escapar. No teníamos a 'Juanma' (Nero), pero no se nos podía escapar... Y no se nos escapó. Fue un cierre de año increíble
“Adolfito es tranquilo y su rutina no cambia, se conecta mucho con nuestros hijos.”
(María Vázquez)
con una alegría única para el club que uno fundó, con la ayuda de estos grandes jugadores que me acompañaron más allá de la amistad, sino en el juego”. Ya vestido de civil, con pantalón y remera blanca de la marca de ropa que también creó, Adolfito Cambiaso no necesitaba contarle a nadie lo feliz que se sentía. Porque su alegría era tan lógica como manifiesta, y prefirió celebrar en la confortable estructura del local de su marca, en el Palacio Alcorta, antes que en alguna locación de Cañuelas. Pero la distancia no cambió la esencia, porque en la esquina de Figueroa Alcorta y Ortiz de Ocampo estuvieron los que tenían que estar. Familiares, petiseros, cuidadores y todos los que hacen a la vida cotidiana de La Dolfina se reunieron alrededor de la medianoche para celebrar con sushi, empanadas, cerveza y champán. Y ahí estaba Adolfito, y ahí estaba su orgullosa madre, Martina de Estrada, y también su padre, Adolfo Cambiaso. Y tampoco podía faltar la que nunca faltó, María Vázquez, liberada por una noche de los chicos para dar rienda suelta a tanta felicidad. “Siento que fue misión cumplida, quería que Adolfito en lo personal
tuviera una Triple Corona para su club. En la semana lo vi muy bajoneado por lo de Juan Martín, eso lo desequilibró bastante. Pero Adolfito es muy tranquilo y su rutina no cambia, se conecta mucho con nuestros hijos. Tanto física como psíquicamente está impecable, con la convicción de que ha hecho mucho, pero también siempre con nuevas metas”, dijo la ex modelo. Horas antes, cuando el abrasador calor se hizo sentir en la cancha uno de Palermo, la definición del 120 o Abierto argentino fue la fiesta que todos esperaban. Tanto en el campo de juego, con una final que recién definió un ganador en los últimos chukkers, como en las tribunas, donde nadie quiso perderse la previa, el partido en sí, y esa especie de tercer tiempo que se genera después de cada final. Los espacios exclusivos de Chandon (bajo la tribuna oficial), Royal Salute (muy codiciado por los amantes del whisky) y Stella Artois (con
En el local de La Dolfina, jugadores y familiares posaron junto con los tres trofeos del año. Los papás de Adolfito acompañaron los festejos de su heredero.
terraza VIP desde donde ver el partido) fueron el punto de encuentro obligado de las celebrities. La hinchada de Alegría, con muchos familiares de los jugadores en los tablones de Dorrego, le dio colorido y fervor a un partido que por momentos pareció inclinarse para el equipo que se dio el lujo de jugar con su patrón, el millonario canadiense Frederick Mannix. Los rezos de “Loly” López en el palenque, rosario en mano, estuvieron bastante cerca de surtir efecto, hasta que Cambiaso demostró por qué es el que es. Diez goles de hándicap desde que le asignaron esa valoración, en 1994, diez abiertos del torneo más importante del mundo, y dos Triple Corona hablan por sí solo. “Pienso que estoy para seguir, porque tengo un equipo para seguir. Tengo 38 años, y el día que no me sienta útil no seguiré”. Una caricia al oído de quienes quieren seguir disfrutando la función...