THIAGO MESSI, EL HEREDERO
PICARO Y SONRIENTE, FIEL COPIA DE SU PADRE
Su nacimiento fue muy esperado, y cuando llegó a este mundo el 2 de noviembre de 2012, todos lo compararon con la llegada de un “mesias”. Y más allá del inevitable juego de palabras, Thiago Messi (1) no dejá de ser un bebé especial. Por ser el hijo del mejor futbolista del mundo, por lo mucho que se parece a “Leo” y por su expresividad, esa que lo convierte en blanco de todas las cámaras cuando sale de paseo con sus padres o asiste al Camp Nou con su bellísima madre, Antonella
Roccuzzo (26). Si hasta muchas amistades de Lionel Messi (26) le advierten que bien podría tratarse de un niño índigo, término con el que se caracteriza a la nueva generación de chicos que tendrían habilidades paranormales, y que re- presentarían un estado evolutivo del ser humano.
Con apenas un año y medio de vida, Thiago empieza a frecuentar las plateas del estadio donde juega su papá, quien se hace un lugar antes de cada partido para levantar al pequeño ante la algarabía del público. Siempre con los ojos bien abiertos, Thiago vive los partidos como un grande. Gesticula, levanta los brazos, pone cara de alegría, refunfuña, y hasta llora cuando algo no le gusta. En brazos de su madre se lo ve con la remera y el short del Barcelona que usa su padre, y hasta luce una réplica de los botines de papá. Todo un personajito, que seguramente en el Mundial de Brasil acaparará tanta atención como la que provoca el futbolista.