“NO QUERIA MORIR SIN ABRAZARLO”
EL ENCUENTRO DE CARLOTTO Y SU NIETO
Pasaron 36 años, pero ella, con esa fuerza admirable que siempre la distinguió, nunca claudicó en su búsqueda y jamás perdió las esperanzas de encontrarlo. El martes 5 de agosto, Estela de Carlotto recibió ese llamado que había estado esperando durante las últimas tres décadas y media. Del otro lado del teléfono escuchó la voz de la jueza María Romilda Servini de Cubría, quien tuvo la dicha y la responsabilidad de trasmitirle a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo que finalmente su nieto había aparecido. “Cuando le dijimos que era Guido, se emocionó de una forma que nos quebramos todos”, comentó la magistrada. Lo que siguió a partir de ahí fue un tsunami de emociones para ella. “Ya lo he podido ver, es hermoso, es un artista. Él me buscó”, expresó ante un enjambre de cámaras, grabadores y micrófonos que querían oír su testimonio. “No quería morirme sin poder abrazarlo, y ahora voy a poder hacerlo”, agregó con lágrimas en los ojos, al tiempo que reconoció que uno de los primeros llamados que recibió fue el de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Me llamó Cristina llorando, lloramos juntas”, confesó.
Dos días después, llegó el momento tan esperado por todos. Nuevamente ante el auditorio de la sede de Abuelas de Plaza de Mayo repleto, abuela y nieto compartieron su emoción ante
todos. “Es maravilloso y mágico lo que estoy viviendo, son muchas emociones las que estoy sintiendo”, arrancó Ignacio Hurban, o Guido Montoya Carlotto, tal su verdadera identidad. “Me siento más cómodo y estoy acostumbrado a mi nombre, Ignacio, y lo quiero seguir conservando, pero entiendo que hay una familia que hace mucho que me llama Guido, y para ellos, soy Guido”, explicó, para luego referirse a cómo fue su vida hasta ahora. “Fui criado por una pareja extraordinaria, con el mayor de los amores, tuve una vida feliz y extraordinaria, y ahora se le suma esta maravilla de ser parte de esta historia y de saber que, queriéndolo o no, voy a entrar en los libros”, resaltó en relación a su historia familiar junto a Clemente y Juana Hurban, los dos peones de campo con quienes se crió en la localidad de Colonia San Miguel.
Con respecto a cómo fue para él el proceso de búsqueda de su identidad, dijo que “el miedo que tenía era no encontrar nunca quiénes habían sido mis padres”, para luego agregar que “el miedo que hay en este camino de buscar la identidad tiene que ver con no encontrar. Pero hay que hacerlo, no solamente para recuperar la identidad individual de cada uno, sino para reconstruir un poco la memoria colectiva de la Argentina”. Y, tras resaltar el rol de Abuelas como “loable como pocos”, confesó que su pasión por la música era “uno de los ruidos” que tenía en su cabeza, y que lo llevaron a buscar la verdad. “Hay una memoria genética, una energía que traspasa todo. Hay cosas que no las sabés, pero las sabés, y a partir de ahí arrancás con la búsqueda”, concluyó “Pacho”, como llaman sus amigos a este músico hincha de River, que vive en Olavarría jun-
to a su mujer, Celeste Madueña, y que recién se enteró que era adoptado hace dos meses, el día de su cumpleaños. “Recibo el llamado de un número que no conocía. Estaba tocando el piano tranquilo, mate, bizcochitos. Era un día que se anunciaba normal. Y entonces me dicen que había salido positivo”, relató sobre el momento en que le confirmaron la noticia que sacudió al país.
Esa noche, el hijo de Laura Carlotto y Oscar “Puño” Montoya, el nieto recuperado número 114, el que le fue arrebatado a su madre apenas cinco horas después de nacer en un centro clandestino
“Me siento más cómodo y estoy acostumbrado a mi nombre, Ignacio, pero entiendo que hay una familia que hace mucho que me llama Guido, y para ellos, soy Guido.”
de detención, fue recibido junto a su familia de sangre por la presidenta Cristina Kirchner, a la que describió como “una persona muy comprometida con esta causa”, y a la que le agradeció “el gesto y la voluntad para que esto suceda” porque “hay que apoyar esta búsqueda desde lugares políticos”. En su cuenta de Twitter, la mandataria compartió sus sensaciones luego del encuentro. “A las 20.50 la flia Carlotto-Montoya llega a Olivos. Estela, Ignacio, Celeste, su compañera, Remo, Kibo y su compañera... La verdad, parecemos un batallón. Pero ojo, no vamos a la guerra. Queremos ver de cerca el triunfo del amor y la cara que tiene la felicidad. Estela entra primero. Camina con una agilidad nueva. La cara resplandece. Ha rejuvenecido de repente... pero conserva el genio de siempre. Lo primero que me dice: ´Dijiste que el papá era santacruceño como Néstor...pero te olvidaste de decir que Laura era platense, como vos´. Estela en estado puro”, escribió en la red social de los 140 caracteres, acaso toda una definición de ese encuentro histórico. Tan memorable como ese “chau, abu” que, a modo de despedida, Guido o Ignacio, como él todavía prefiere que lo llamen, le lanzó a una Estela de Carlotto que irradiaba felicidad por tener, como ella misma dijo, “por fin a todos mis nietos juntos”.