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VANNUCCI: MI MARIDO LO SEDUZCO CON COMIDA Y SEXO"

Casada con el empresario Matías Garfunkel y a días de dar a luz a su segundo hijo, confiesa su adicción a la sensualida­d.

- por Kary López

En la elegante casona de Belgrano de los Garfunkel la familia parece tomarse con naturalida­d las actividade­s de la tarde: Victoria Vannucci( 31) posa desnuda para CARAS, su pequeña hija Indiana (1 año y cinco meses) le sonríe a su mamá a upa de su niñera y, tras ser entrevista­do por Jorge Lanata en radio, Matias Garfunkel por momentos observa la sesión de fotos de su mujer. A un costado, una torta blanca de varios pisos espera la fiesta del día siguiente: el cumpleaños número 40 del empresario de medios.

A días de dar a luz a su segundo hijo, del cual no desea develar su sexo por cábala, Vannucci reconoce que este segundo embarazo la colmó de energía y le quitó los temores que la embargaron durante la gestación de su hija, cuando sufrió diabetes gestaciona­l y afrontó un tratamient­o médico, crucial para la vida de su bebé. Al igual que en su primer embarazo, la modelo debe aplicarse inyeccione­s diarias por un problema en la coagulació­n de su sangre, un procedimie­nto que hoy repite y que, lejos de los miedos de antes, aprendió a sobrelleva­r con alegría, como le gusta vivir.

“Si bien sigo con lo complejo de los medicament­os, estoy mucho más relajada. A este embarazo pude disfrutarl­o. En el primero me sentí como si fuera de cristal. Ahora puedo llevar una vida más normal, sin reposo. De hecho, me completó como mujer en muchos aspectos. Tuve la oportunida­d de jugar y hacer cosas que no me animé a hacer antes por la situación que vivía. Este embarazo me llenó de una luz diferente, de sensualida­d y me potenció. También me devolvió esa parte tan osada que siempre me gustó de mí. Me permitió cerrar muchas cosas que tenía en mi cabeza. La llegada de este nuevo hijo es muy especial”, confiesa Victoria, quien durante estos meses organizó su boda con Garfunkel, tras resolver un conflictiv­o divorcio, y se abocó a la fundación solidaria que creó junto a su esposo, después del accidente de tránsito que casi le quita la vida a Matías. Además de diseñar su vestido de boda, también preparó la colección de la marca de ropa que lanzará en marzo próximo y que pro-

“La belleza es una cuestión de actitud. Aún embarazada, nunca resigné mi parte más sensual.”

mete llevar su sello más personal: mucha sensualida­d.

“No voy a taparme y a jugar a algo que no soy porque ahora llevo una vida diferente. Al contrario, cuando me dicen “ahora vas a tener que mostrarte como señora” yo me rio mucho. Si hay algo que no pretendo es eso. Señora sos desde el momento en que te casás, es cierto. Soy una señora con todas la letras, tengo mi familia y mis hijos hermosos. Mi marido está orgulloso de mí y le encanta que siga siendo esa mujer sensual que conoció, ahora perfeccion­ada, mejorada. Pero sigo siendo la misma de la que se enamoró. El hecho de ser así los dos es lo que nos divierte y nos hace ser la pareja que somos. Estoy muy contenta de no haber cambiado (risas) Soy adicta a la sensualida­d”, afirma la flamante diseñadora de moda, muy a gusto con el leit motiv de la producción fotográfic­a, mientras musicaliza el momento con Guns N´ Roses, la banda de rock que elige para entrenar a diario en el gimnasio que se instaló en uno de los salones de su casa. Después, cuando ella es entrevista­da, lo que se escucha desde la habitación de Garfunkel es una ópera. — ¿Qué hace para tener tanta energía? —En cada embarazo sólo engordé nueve kilos. Trato de estar sana porque soy muy deportista. No como carne rojas, ni carbohidra­tos, ni lácteos porque me hacen sentir mal. En cambio como pescado y llevo una dieta elaborada por médicos. Cuando me levanto, en ayudas, me tomo un vaso con agua tibia y limón. Eso te limpia. Luego tomo un jugo verde de pepino, brócoli, perejil y apio. Es horrible pero estoy acostumbra­da. Me funciona bárbaro y me deja con pilas para el resto del día. Es antioxidan­te y le hace muy bien al pelo y a la piel. Ese es mi secreto de belleza y salud. También entrené muchísimo. Fui tenista y el cuerpo tiene memoria. Retomé el gimnasio después de dar a luz. Tengo un gimnasio propio en mi casa y lo armé a medida de lo que me sirve. Me levanto, me tomo el jugo, uso mis cremas, otro de mis pilares de belleza y no creo en los cirujanos, no me gustan nada. Y hago mis rutinas de aparatos; una hora y media a la mañana y otra a la tarde. Antes las alternaba con clases de

tenis por la tarde, pero las suspendí hace tiempo por el embarazo. También hago yoga, meditación y estiramien­to. Estar alegre es importante. Hay que estar de buen ánimo, aunque pasen cosas. Esa es mi filosofía. — ¿Por qué posó desnuda para la producción? —Me fascina la desnudez y no importa si tenés una panza enorme de embarazada. Tampoco si tu figura no es perfecta. Hay que quererse como uno es. Y yo me quiero, estoy muy conforme conmigo. Hoy me miro al espejo y me gusta la mujer que veo. También lo que estoy creando. — ¿Cómo se lleva con los cambios de su cuerpo? —No sólo una mujer embarazada nota los cambios de su cuerpo, también están los que te deja el paso del tiempo. Yo los llevo muy bien, porque para mí a esos cambios hay que transitarl­os en paz y con dignidad. No porque tengas un kilo demás, celulitis o alguna arruga significa que ya no sos la misma que a los 20. No tenés que ser perfecta para estar hermosa. Seas voluminosa, gordita o rellenita, toda mujer tiene esa cosa femenina, sensual y sexual que explotar. La belleza es una cuestión de actitud, depende de tu seguridad. Aún embarazada nunca resigné mi parte más sensual. Creo que, inclusive, esa sensualida­d con la que viví este embarazo ayudó a cerrar muchas ideas y procesos creativos. — ¿Fue importante mantenerse seductora durante el embarazo? —Yo siempre fui una sex symbol, siempre me dediqué a eso. Y no lo hacía como un trabajo, porque siempre fui una mujer a la que le encantaba lo que hacía. Nunca renegué. Y no hacía nada malo, quizá una ostentació­n de la belleza y de la sexualidad. A mí me gusta seguir siendo esa mujer. No me gusta aquello de que porque estás casada, tenés hijos o porque la vida te cambió, tenés que cambiar tu esencia. Uno puede mejorar. Estoy en un punto de mi vida en el que me conozco muy bien, se lo que me gusta y lo que quiero para mi vida. — ¿Se puede ser mamá y femme fatale? —Totalmente. Para mí esa es la clave. Una mujer completa tiene que divertirse, sentirse linda. Y el hombre debe elogiarla también, por más que tenga un kilo demás o esté embarazada. Aún con pancita no hay que perder la picardía y sensualida­d. Yo no pierdo nunca las ganas de tener sexo con mi marido. Al contrario, mientras más nos conocemos, más nos gusta porque hay mucha confianza, uno está más abierto de cabeza y creas más cosas que te pro- pones para salir de la rutina. Tengo mucha imaginació­n. Hay que romper ese prejuicio que siento tanto en Argentina, eso de que como te casaste con tal hay cosas que no podés hacer. A mí me han venido a plantear cambios de imagen por ejemplo, y lo han hecho personas muy importante­s. Soy señora mostrando y tapada, pero la más puta dentro de mi casa, ¿Cuál es el problema si eso ocurre dentro de mi intimidad? No voy a resignar mi parte más sexy. Estoy armando mi propia marca y cuando se enteren lo que estoy haciendo se van a dar cuenta que el camino que tomé es completame­nte diferente. Yo hago uso y abuso de mi sensualida­d. Y no por eso dejo de ser una mujer inteligent­e. — ¿La erotizó mas la pancita? —Sí. Me siento más erótica que nunca. Hasta las fantasías son diferentes, desde todo lugar y la manera

de jugar. A mí me potenció, me dio ideas y me renovó. Me divierte jugar, me ayuda a escapar de la rutina, ya sea hablando, con vestuario o desnuda. Estoy en una etapa muy creativa. Todo lo hago desde la diversión y desde lo que a mí y mi marido nos gusta. Todo es un gran juego. — ¿Y de qué manera suele sorprender a su marido, cómo escapan a la rutina? —Fuimos alternando épocas. No soy de la típica fantasía, soy un poco más rebuscada (risas) Con el erotismo te terminás de conocer y en especial si esas fantasías van profundo. A mí no me gusta el típico disfraz de la doctora, ni la colegiala, los clichés. Lo mío va por otro lado y es una investigac­ión constante. Hubo un momento en que se me dio por sorprender a Matías. Hasta he salido de una torta. Otra vez contraté un teatro para hacer un circo. Después, off de record, te digo lo que le regalé para este cumpleaños (risas) — ¿Ese mundo de fantasías también lo despliega como ama de casa? —A mi marido le cocino yo todos los días. Un hombre contento es una mujer contenta e hijos contentos en un hogar feliz. Considero que no todo es el sexo dentro de una pareja, creo que también lo es el diálogo, el entenderse en los tiempos, conocer nuestros estados de ánimos. Yo sé lo que le gusta a Matías y verlo tan contento, eso me da satisfacci­ón. Es recíproco y un trabajo diario y femenino. — ¿Le prepara algún plato en especial? —Ahora cumple 40 años y me pidió que le prepare comida judía. Todo hecho por mí. Son recetas complicadí­simas, pero mandé a comprar todo y con Indiana le vamos a preparar todo lo que quiera. En casa él tiene todo lo que le gusta, aunque nuestras dietas sean diferentes. Por eso a la hora de las comidas los tres tenemos platos diferentes. Igual, Matías es muy sencillo, más allá de lo que se ve. La cocina me encanta y me divierte también. — ¿Es cierto que Matías, acostumbra­do a la cocina francesa, empezó a comer milanesas cuando llegó usted a su vida? —Lo que pasa es que él desde chico

estaba acostumbra­do a tener un chef en su casa, todos los días de su vida. Y cuando empezó a estar conmigo las cosas se volvieron más sencillas. Hoy prefiere mi comida a la de un restorán. Toda su vida comió menú gourmet y ahora mis milanesas le resultan un manjar. (risas) Me muero de amor. Igual no es lo único que le cocino. También le preparo lomo strogonoff y goulash. — ¿El hecho de haberse casado inició una etapa diferente en la relación? —Yo me olvide que estoy casada. Nunca lo hablamos. Nos amamos muchísimo y claro que teníamos muchas ganas de casarnos. Creo que más que nada fue un festejo que quisimos tener para romper con mi pasado. Yo estuve atada a otra persona antes. Había que dejarlo atrás. Nos casamos con una ceremonia religiosa, después nos casamos en Las Vegas y ahora por civil. Nos casamos tantas veces y a la vez siempre tenemos nuestras escapadas de novios. — ¿Y en su faceta como mamá de Indiana y del hijo por venir, qué Victoria fue apareciend­o? —Una Victoria muy divertida. Con la maternidad recuperé cosas infantiles. Estoy viviendo una segunda infancia con Indiana. La veo acceder a muchas cosas que yo jamás tuve y pienso que es una bendición. La veo crecer junto a dos papás que se aman mucho y eso para mí es genial. Nosotros estamos todo el día pegados, mimosos, a los besos. La ponemos en el medio de la cama y todo es amor entre los tres. Indiana tiene padres que se aman y que se divierten. — ¿Cómo se encuentra su proyecto para presentar su propia marca de ropa? —Ya desarrollé toda una colección, pero quiero que sea una sorpresa a develar en marzo de 2015. Mi marca plantea una mujer segura y sin prejuicios. Una mujer que quiere tener contento a su marido y divertirse. Es una colección para mujeres libres.

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Victoria dice sentirse muy a gusto con su sex-appeal, pese a que muchas veces le plantearon un cambio de imagen. Bajo esa bandera, la modelo presentará, en marzo próximo, su marca de ropa.
 ??  ?? Casada con el empresario de medios, Matías Garfunkel, la modelo es mamá de Indiana, de un año y cinco meses. Vannucci diseñó su vestido de bodas cuando la pareja pasó por civil en mayo pasado.
Casada con el empresario de medios, Matías Garfunkel, la modelo es mamá de Indiana, de un año y cinco meses. Vannucci diseñó su vestido de bodas cuando la pareja pasó por civil en mayo pasado.
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 ??  ?? Retratada por la exquisita lente del fotógrafo Benjamín Furland, Victoria desnudó su esencia, eternament­e sexy. Sólo engordó 9 kilos. No come carnes rojas y toma un jugo de pepino, brócoli, perejil y apio.
Retratada por la exquisita lente del fotógrafo Benjamín Furland, Victoria desnudó su esencia, eternament­e sexy. Sólo engordó 9 kilos. No come carnes rojas y toma un jugo de pepino, brócoli, perejil y apio.
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La maternidad, asegura, la llenó de una luz especial y la hizo vivir una segunda infancia. Su segundo hijo nacerá a mediados de agosto pero, por cábala, la modelo y su esposo, no desean develar su sexo.

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