“HAY QUE APRENDER A REZAR”
CYNTHIA KERN, CREADORA DE KOSIUKO, Y SU CAMINO DE FE
Tenía sólo doce años cuando comenzó a comprar pinturas para decorar sus jeans y un par más cuando se vestía como Madonna para salir a bailar. Empresaria exitosa, dise- ñadora autodicta y “mujer de fé” desde chica, Cynthia Kern (44), alma máter de Kosiuko, recuerda con humor la anécdota que definió su destino: gracias a unos 500 dólares que ganó un verano en el casino de Punta del Este, Kern comenzó a dar forma, junto a una amiga, a una marca de indumen- taria que se transformó en una de las más importantes de la Argentina. Su por entonces novio, el publicista Federico Bonomi (47), se sumó al proyecto y con los años y diseños transgresores, sus prendas y jean llegaron a los percheros de celebrities internaciones como Sharon Stone y Britney Spears, quien usó uno de sus vestidos en el videoclip “Overprotected”, y el elenco de Los Sopranos.
“No sabía hasta donde iba a llegar. Estudiaba para ser maestra jardinera y quería tener un colegio pero al final, como siempre digo, el jardín de infantes lo puse en mi casa, porque terminé tenien-
do cuatro hijos. En esos años hacía ropa y la vendía en ferias. Así nació esta Cynthia autodidácta. Siempre tuve mucho carácter. Me planto fuerte ante las cosas y me comprometo desde el alma”, asegura la inquieta diseñadora, orgullosa mamá de Luca (17), Mika (14), Fiona (11) y Luigi (9), los hijos que tuvo con Bonomi. “Con Fede tenemos una pareja de 27 años y creo que la clave fue nunca bajar los brazos y confiar, estar siem- pre muy dispuesta. Soy constante y aplicada. Siempre estamos atentos a los detalles y buscamos reinventarnos. Es es una tarea diaria, a pesar que Kosiuko va a cumplir 25 años. Nosotros trabajamos como el primer día y mantenemos la humildad. Nunca hay que creérsela. Hay colecciones que pueden salir mejores o peores, pero la clave es ver siempre en qué podés mejorar”, agrega Cynthia, quien se hace tiempo para todo: desde cui- dar a su familia y tomar decisiones de una empresa con numerosos locales y emprendimientos inmobiliarios en Uruguay y Argentina, como Casa Chic y Herencia Argentina, la línea masculina de Kosiuko, hasta cultivar distintos tipos de rosas con las que decora el altar religioso que montó, al igual que un escritorio de trabajo, en uno de los luminosos ambientes de su casa.
Allí, entre decenas de rosarios, algunos gigantes y realizados con piedras, un collage de vírgenes rodea a una imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa, que prevalece sobre las demás. “Hace años sentí la necesidad de anclarme en un vida de mayor generosidad. Lo empecé como un camino de agradecimiento. Dios ha sido muy generoso conmigo. Empecé a prepararme para ser mejor persona”, cuenta Cyn-
thia, fanática de la red social Instagram (@vestirelalma, @cynthikern ), donde vuelca fotos tanto de sus experiencias personales como las de “Vestir el Alma”su grupo de oración.
—¿En el mundo de la moda hay que lidiar mucho con la frivolidad? —Sí, es muy difícil. También hay que cuidar mucho los valores de la vida. Creo que a través de este camino que voy descubriendo logré una conciencia mucho más grande. No por cultivar tu vida espiritual y ser una persona de fé uno se torna una persona aburrida. Estar lookeada y ser coqueta, me parece maravilloso. Yo necesito esos caminos de mayor paz, más sanos y sabios. No creo que haya una vida completa sin un anclaje en lo espiritual. Por eso formamos esta ONG, Vestir el Alma. —¿Cómo fue que inició este camino espiritual?
—Fue hace 11 años. Empecé a trabajar con grupos de oración y a rezar el rosario con las mamá del colegio. Me iba distinta de esos encuentros, me gustaba. Fui comprándome un librito, una estampita, una imagen y de a poco empecé a armarme el altar en mi casa . Invitaba a amigas y hermanas. Fue creciendo. Nos juntábamos para rezar y nos ayudábamos entre todos. Realicé caminatas a Luján, rezos en casa. Mi compromiso con la Virgen fue el de llevarle más gente.
—¿Y cuánto tiempo dedica a la vida de servicio?
—Además de armar rosarios iluminados en una iglesia y de trabajar con grupos de padres en catequesis, con “Vestir el Alma” nos juntamos todas las semanas y armamos proyectos. So-
mos mujeres que nos dedicamos a sembrar valores en la sociedad, a través de distintas experiencias de amor. Ahora tenemos un proyecto en el que nos está apoyando la Universidad de Palermo, para llevar alegría a los hos- pitales. Hicimos un concurso que se llama “Murales de esperanza” y en junio vamos a comenzar a pintar murales con frases de esperanza en el Hospital Roffo, que es oncológico, y luego seguiremos con el psiquiátrico infantil Tobar García y el Rivadavida. Queremos llevarle alegría y fortaleza a la gente. Hay mucha gente que se acerca y quiere ayudar. Es otra manera de estar en oración y hacer cosas por el otro.
—¿Cree que se puede hacer moda con espiritualidad?
—Sí y hacerlo disfrutable junto con la belleza. La iglesia es súper importante pero también puede llegar a través de otros caminos. Siendo mejores personas estamos rezando. El Papa Francisco nos invita a todos a ser escuchados por el creador. La fé también es mi fuente de inspiración como diseñadora. He hecho remeras con la estampa de la virgen, bolsos y rosarios que a la gente le encanta. Mi vida espiritual también esta en lugares como Casa Chic, donde me gusta decorar con flores y tener a la virgen. No me considero la típica mujer de iglesia. Podemos llevar fe a luga- res cancheros. La fe te da mejor calidad de vida. Hay que aprender a rezar.