Caras

“VOLVI A PUERTO POLLENSA CON MI NUEVO AMOR”

MARILINA ROSS Y PATRICIA RINCCI

- Por Fabián Cataldo

Marilina y la mujer con quien se casó en 2013 reciben a CARAS en su casa de Palermo. Posaron con Pompi, su caniche toy, y relataron el viaje que hicieron con Mihanovich al puerto de España que inspiró a Ross a componer la canción que popularizó Sandra al inicio de su carrera.

“Estar con Patricia en el lugar al que tanto le cantamos, fue algo mágico”.

La vida ofrece la posibilida­d de recapitula­r nuestras experienci­as del pasado y resignific­arlas. Quizá ese haya sido el designio que impulsó a Marilina Ross (71) a volver a Puerto Pollensa, ubicado en el extremo norte de la isla de Mallorca, España, 34 años después de haber compuesto la emblemátic­a canción cuya letra relata el momento en que dos personas superan el miedo que les impedía amarse. El tema se convirtió en un himno de amor sin prejuicios y fue grabado por primera vez por Sandra Mihanovich, en 1982. “Yo

“No volvería a inspirarme en Puerto Pollensa, a Patricia le dediqué su propia canción”.

había viajado a Puerto Pollensa a los 37 años para preparar un espectácul­o que acompañara a mis canciones. Sucedió que en aquel momento me enamoré y nació la famosa canción”, dice Marilina, que viene de presentars­e en Mendoza con un gran suceso, junto a Angel Mahler en teclados y como director musical, y Dolly Stabilini, en violín. El 22 de noviembre se presentará en el Auditorio de Belgrano, en Cabildo y Virrey Loreto, con producción de Leo Cifelli, y con Sandra Mihanovich de invitada. Además, el 30 llevará sus canciones a Tucumán.

Marilina Ross recibe a CARAS en su casa de Palermo junto a Patricia Rincci (49), con quien se casó en julio de 2013, después de ocho años de convivenci­a. “‘Puerto Pollensa’ la compuse como un regalo personal a mi pareja de ese entonces, como se saca una fotografía, para tener el recuerdo de lo que pasó. Se la entregué grabadita con mi guitarra en un casete, y la misión la consideré cumplida. Hasta que se me ocurrió cantarla en una reunión en la que estaba Sandra, y cuando la escuchó, se volvió loca, le encantó y me pidió grabarla. Le dije que no, que era algo muy privado, no estaba en mis cálculos hacerla pública, pensaba que nadie iba a entender nada de lo que decía la letra. Pero evidenteme­nte, la canción trascendió y mucha gente se identificó tanto con ella hasta convertirl­a en un himno de amor. Estaba muy equivocada pensando que no tendría llegada a los demás— explica Marilina, que en abril de 2015 fil mará una película dirigida por Marcos Carnevale, junto a Norma Aleandro y Ana María Picchio, en lo que representa su regreso a la actuación—. Hace muchísimos años que no actúo, estoy medio aterrada, pero me da tranquilid­ad saber que voy a trabajar con Norma y Ana María. La historia es hermosa, así que acepté”, agrega.

—¿Encontró muy cambiado a Puerto Pollensa?

Marilina Ross:—Después de tantos años, lo encontré mucho más lindo. La idea de volver surgió porque Sandra no conocía, y de tanto cantar esa canción, ella siempre me decía que yo le debía un viaje al lugar. Coincidió con que ella y su pareja, Marita Novaro, se iban a España, y nosotras nos propusimos acompañarl­as. Pero, sin dudas, lo más i mpor t a nte de regresar a Puer to Pollensa es haber v uelto con mi pareja actual.

Patricia Rincci:—Ir a Puerto Pollensa con María (como llaman a Marilina sus seres queridos) fue muy fuerte. Suavizó todo ir con Sandra y su pareja, porque al principio yo pensaba en la posibilida­d de que Marilina recuerde la historia de amor que vivió en el pasado, en ese mismo lugar. Pero después quedé enamoradís­ima de ese sitio y de la experienci­a. La pasamos muy lindo. Además recorrimos Málaga, Marbella y Gerona.

—Estando allá, habrán cantado el tema “Puerto Pollensa” junto a Sandra...

M.R:—Sí, la cantamos cuando estábamos llegando, a la salida del sol “Los amaneceres de Puerto Pollensa”, como dice la letra, justo llegamos cantando eso. Hasta que pudimos entrar al hotel, las dos parejas esperamos sentadas en la playa. Fue maravillos­o, muy romántico. —Cuando compuso la canción, ¿recuerda cómo convivía con su sensibilid­ad gay y sus miedos?

M.R:—Lo digo en la canción: “Como una semilla que no puede ver la luz, hundió sus raíces mucho más profundo aún”. Y... “el miedo se escapó por la ventana”. Está todo dicho en la letra, todo lo que nos pasaba. Pero felizmente pudimos vivir esa historia, porque cuando viene el amor, arrasa. No pide permiso. Viene, se instala y como no te hagas cargo... No sé, es como que no vale la pena vivir.

—¿Qué tan especial fue regresar a ese lugar con otro amor muy intenso? M.R:—Que tantos años después, me haya vuelto a enamorar e ir a Puerto Pollensa, y mostrarle a mi nuevo amor el sitio al que le hemos cantado durante todo este tiempo, fue algo mágico. Además, fuimos después de habernos casado, que fue el momento en que mi familia le dio a Patricia la bienvenida, y su familia me la dio a mí. La boda fue una ceremonia que CARAS reflejó muy bien en sus páginas. Personalme­nte doy gracias a nuestra presidenta ( Cristina Fernández de Kirchner) y a todos los que hicieron posible que esta Ley del Matrimonio Igualitari­o saliera a la luz, para que se pueda vivir libremente y no haciendo tanto esfuerzo para que no se note el género en una relación.

—¿Volvería a inspirarse en Puerto Pollensa para describir su nueva relación? M.R:—No, ya fue. Esa historia en mi vida terminó hace rato y ahora estoy en otro capítulo. No volvería a recurrir a ese lugar para contar esta nueva etapa, a la que ya le dediqué su propia canción: “¿Quién me iba a decir a mi que a esta altura de la vida, el amor me brindaría una

relación así, donde me siento cuidada, tan a gusto tan mimada, sorprendié­ndome feliz, con un tecito en la cama a las tres de la mañana con aroma de jazmín? Coser no sabe, no tiene idea qué es bordar, pero sí sabe abrir la puerta para ir a jugar... al póker. Y tantas risas, y alguna lágrima también, y estoy segura que Dios sonríe cuando nos ve”. Eso dice la canción que le regalé a Patricia, es la historia que estoy viviendo hoy. Y ella, en Puerto Pollensa me regaló algo a mí... —¿Qué le regaló? M.R:—Una perla de Pollensa, original de Mallorca.

P.R:—Ella la vio en una vitrina y me dijo: “¡Qué linda es!”. Después fui y se la compré para regalársel­a de sorpresa, cuando estábamos frente al mar.

—Patricia, ¿qué significa Marilina para usted?

P.R:—Es mi compañera, mi amiga. A veces hace de madre, otras de hija, creo que tenemos un montón de roles que van cambiando todos los días, dependiend­o de las necesidade­s que posea cadauna. Compartimo­s y jugamos mucho, al scrabble, al póker,andamos en moto. La pas a mo s mu y bien.

—Marilina, ¿cómo describe esta etapa de su vida?

M.R:—Estoy bastante estabiliza­da con mis problemas de salud. A mis 71 años, estar viviendo esta etapa es realmente un regalo del cielo. También agradezco estar junto con esta perrita llamada Pompi (caniche toy) que escuchamos ladrar en este momento, que es como nuestro bebé. Creo que Marilina Ross se está volviendo una “vieja loca”, en el buen sentido. Estoy viviendo intensamen­te.

— ¿Es muy diferente vivir una historia de amor en esta etapa?

M.R:—Un cambio que noto en la relación a esta edad es que la ternura ocupa un lugar mucho más importante. Es algo que a mí me encanta, porque soy muy cariñosa y mimosa. —¿El casamiento cambió algo? M.R:—Cuando decidimos casarnos, con Patricia hacía 14 años que nos conocíamos y 8 que convivía- mos. El casamiento para mí, no cambió nada...

P.R:—¡Para mi sí! La convivenci­a es igual, pero a mí me gusta usar el anillo (risas).

—Patricia, ¿era admiradora de Marilina Ross antes de enamorarse de ella?

P.R:—Me encanta lo que hace, me emociona, pero en realidad sus canciones le gustaban más a mi mamá...

M.R:—Patricia nunca fue fan mía... (risas). ¡Qué desastre! No la dejes hablar más, por favor... (más risas).

—Marilina, ¿se preguntó qué será de aquel “gordito de gafas” al que alude la canción? M.R:—Desconozco qué habrá sido de él, pero a esta altura no se debe sorprender tanto por lo que ve (risas).

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Marilina recorrió con “Pato”, Málaga, Marbella y Gerona, pero Puerto Pollensa fue una parada muy simbólica, ya que allí nació el tema que se convirtió en un himno de amor.
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Como prueba de su amor, Patricia le regaló a Marilina frente al mar una perla de Pollensa, original de Mallorca. Ross brindará un recital el 22 de noviembre en el Auditorio de Belgrano.
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“No se qué habrá sido del 'gordito de gafas', pero no creo que hoy se sorprenda tanto por lo que ve”.
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