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ACV: Una enfermedad que afecta cada vez a más personas

El ACV es la primera causa de discapacid­ad y segunda de muerte en nuestro país; cada cuatro minutos una persona es víctima de un ACV. Puede generar severas discapacid­ades físicas, personales y laborales que requieren un complicado proceso de rehabilita­ció

- Asesoró Dra. Laura Grynberg – Médica Cardióloga - MN 99592 – Fundación Cardiológi­ca Argentina.

A pesar de eso, casi un 30%de los pacientes presenta secuelas irreversib­les. En los últimos años se observa un aumento de casos en pacientes más jóvenes. Existen dos tipos de ACV: el isquémico, por obstrucció­n repentina de una arteria cerebral (el más frecuente, 80% de los casos), y el hemorrágic­o, por ruptura vascular. Ambos pueden provocar muerte o daño de las neuronas por falta de oxígeno. Puede manifestar­se como debilidad o adormecimi­ento de la cara, brazo o pierna, usualmente de un lado del cuerpo, dificultad para hablar, comprender, tragar, o ver con uno o ambos ojos; visión doble; pérdida del equilibrio o coordinaci­ón; vértigo; dolor de cabeza súbito y de máxima intensidad, sin causa aparente.

Sólo uno de cada cuatro pacientes que sufre un ACV llega a tiempo al hospital y la misma proporción es la que muere dentro del año posterior al suceso. Reconocer los síntomas rápidament­e es fundamenta­l para intervenir a tiempo. Sólo dentro de las primeras seis horas aproximada­mente de producido un ACV isquémico puede aplicarse el tratamient­o específico para revertir o minimizar los daños. La posibilida­d de tener un ACV aumenta con la cantidad de factores de riesgo presentes en una persona.

La Hipertensi­ón Arterial es el más frecuente y está presen- te en casi el 80% de los pacientes que sufren un ataque cerebral en la Argentina. El control de la diabetes es esencial (el 22% de los pacientes que sufren un ataque es diabético). El riesgo aumenta entre 50 y 70% en fumadores. El colesterol incrementa el riesgo de que se tapen las arterias. El sedentaris­mo, la obesidad y la drogadicci­ón son otros factores de riesgo que pueden ser controlado­s.

Si bien todos estos factores son modificabl­es, existen otras condicione­s que no pueden ser controlada­s: la posibilida­d de sufrir un ACV se duplica a partir de los 55 años; los hombres tienen mayor riesgo respecto a las mujeres; las personas con antecedent­es familiares de enfermedad coronaria o cerebrovas­cular, constituye­n el grupo de mayor riesgo, así como quienes ya sufrieron un ataque cerebral.

Concientiz­ar a la población sobre la importanci­a de adoptar estilos de vida y comportami­entos saludables es fundamenta­l para revertir conductas que pueden resultar nocivas para nuestra salud, y la de nuestras arterias. Por eso, recomendam­os un estricto control de la presión arterial y de la diabetes, abandonar el cigarrillo, mantener una dieta saludable, realizar ejercicio físico bajo supervisió­n médica, y control y tratamient­o de las enfermedad­es del corazón.

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