ACV: Una enfermedad que afecta cada vez a más personas
El ACV es la primera causa de discapacidad y segunda de muerte en nuestro país; cada cuatro minutos una persona es víctima de un ACV. Puede generar severas discapacidades físicas, personales y laborales que requieren un complicado proceso de rehabilitació
A pesar de eso, casi un 30%de los pacientes presenta secuelas irreversibles. En los últimos años se observa un aumento de casos en pacientes más jóvenes. Existen dos tipos de ACV: el isquémico, por obstrucción repentina de una arteria cerebral (el más frecuente, 80% de los casos), y el hemorrágico, por ruptura vascular. Ambos pueden provocar muerte o daño de las neuronas por falta de oxígeno. Puede manifestarse como debilidad o adormecimiento de la cara, brazo o pierna, usualmente de un lado del cuerpo, dificultad para hablar, comprender, tragar, o ver con uno o ambos ojos; visión doble; pérdida del equilibrio o coordinación; vértigo; dolor de cabeza súbito y de máxima intensidad, sin causa aparente.
Sólo uno de cada cuatro pacientes que sufre un ACV llega a tiempo al hospital y la misma proporción es la que muere dentro del año posterior al suceso. Reconocer los síntomas rápidamente es fundamental para intervenir a tiempo. Sólo dentro de las primeras seis horas aproximadamente de producido un ACV isquémico puede aplicarse el tratamiento específico para revertir o minimizar los daños. La posibilidad de tener un ACV aumenta con la cantidad de factores de riesgo presentes en una persona.
La Hipertensión Arterial es el más frecuente y está presen- te en casi el 80% de los pacientes que sufren un ataque cerebral en la Argentina. El control de la diabetes es esencial (el 22% de los pacientes que sufren un ataque es diabético). El riesgo aumenta entre 50 y 70% en fumadores. El colesterol incrementa el riesgo de que se tapen las arterias. El sedentarismo, la obesidad y la drogadicción son otros factores de riesgo que pueden ser controlados.
Si bien todos estos factores son modificables, existen otras condiciones que no pueden ser controladas: la posibilidad de sufrir un ACV se duplica a partir de los 55 años; los hombres tienen mayor riesgo respecto a las mujeres; las personas con antecedentes familiares de enfermedad coronaria o cerebrovascular, constituyen el grupo de mayor riesgo, así como quienes ya sufrieron un ataque cerebral.
Concientizar a la población sobre la importancia de adoptar estilos de vida y comportamientos saludables es fundamental para revertir conductas que pueden resultar nocivas para nuestra salud, y la de nuestras arterias. Por eso, recomendamos un estricto control de la presión arterial y de la diabetes, abandonar el cigarrillo, mantener una dieta saludable, realizar ejercicio físico bajo supervisión médica, y control y tratamiento de las enfermedades del corazón.