UNA CENA SERVIDA CON PROVOCACION EN LA ERA DIGITAL

WILLY LEMOS: UN ACTOR EXHUBERANTE CON DIVISMO FEMENINO

La provocación y recorrer el género del absurdo son las plataformas en que su directora, Valeria Ambrosio, mejor sostiene la batuta. Y en “Dinner”, de la escritora británica Moira Buffini, la mesa está servida para atravesar cuatro géneros como si se trataran de cuatro manjares: Naturismo, Melodrama, Suspenso y Tragedia. La puesta tiene un condimento adicional (como una frutilla en el postre) y es el aprovechamiento del recurso digital, las filmaciones en vivo y el video final, como parte integral de una obra que se distingue para capitalizar los recursos actorales y darle una acción cinematográfica a una propuesta teatral. Romper la cuarta pared es otro manjar de esta cena manchada con sangre. La presencia estelar de Willy Lemos –inolvidable su actuación en el filme de Sergio Renán, “Tacos Altos” (1985) y en la obra “Los Invertidos”, dirigido por Alberto Ure (1990), reconocido actor y coach de actores, con varios premios y reconocimientos por su extensa carrera profesional– en el rol de “Paige”, la gran dama de la casa, sostiene sobre su imagen exuberante la responsabilidad de mantener el suspenso y manipular a sus invitados hasta llevarlos a una zona de oscuridad profunda y sin retorno. La locura y la venganza –como símbolos del poder– son presencias que se cocinan a fuego lento. La comicidad –por momentos el absurdo se conjuga con el disparate– se tiñe de rojo –como una salsa espesa y agridulce– y lo trágico se clava en el centro de la escena como un cuchillo de hoja ancha y filosa. El elenco se completa con Nacho Gadano, un actor que tiene oficio, buen look, y pone el cuerpo al servicio de sus caracterizaciones; Victoria Céspedes, la exquisita actriz uruguaya que descolló con Juanita Viale en “La Sangre de los Arboles” (2015), aquí expuesta en el rol de una artista plástica tan bohemia como sexual, Joaquin Berthold, Leonora Balcarse, Juan Manuel Guilera (mención especial por su coraje y credibilidad) y el periodista Alejandro Veroutis en su debut como actor; un mayordomo atento, dispuesto y vil, que detonará el final de la obra, como el último plato de un banquete sorpresivo y desesperanzador. Si la provocación es sinónimo de la innovación y ésta, de un montaje creativo, su directora –como aduje al inicio– es su mejor exponente en tiempos en que lo cibernético atenta contra la magia singular del arte. HECTOR MAUGERI