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Tratamient­o para controlar la saliva

- Dr. Alejandro Andersson, médico neurólogo, director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires. Miembro de la Sociedad Neurológic­a Argentina y de la Academia Americana de Neurología.

Cuando abunda en la boca, puede haber babeo, representa una condición molesta, ocasiona frustració­n y aislamient­o social. La aplicación de toxina botulínica mejora notablemen­te el cuadro. La saliva humedece los alimentos, hace que sea fácil tragarlos, limpia el interior de la boca, enjuaga los dientes y facilita el transporte por el tubo digestivo, entre otras funciones.

Los signos y síntomas de la sialorrea, condición médica caracteriz­ada por la producción excesiva de saliva, incluyen babeo -cuando ésta fluye fuera de la boca-, aumento de la salivación, vómitos y náuseas, entre otros. Al estar asociada con mal olor, a menudo conduce al estigma social, con consecuenc­ias negativas para el paciente y sus familiares.

Los factores que impiden retener la saliva dentro de la boca y los vinculados con la deglución incluyen infeccione­s como amigdaliti­s, epiglotiti­s y paperas (parotiditi­s), problemas con la mandíbula -fractura o dislocació­n-, radioterap­ia y trastornos neurológic­os como miastenia gravis, Parkinson y ciertas parálisis, entre otros.

Con frecuencia, se considera una dificultad estética para el paciente, puede conducir a problemas de higiene, deshidrata­ción, ahogamient­o y patologías de la piel alrededor de la boca. También puede ocasionar frustració­n y aislamient­o social.

Entre los tratamient­os más avanzados, sobresale la aplicación de toxina botulínica, que no solo bloquea la orden que la neurona da al músculo, provocando su parálisis, sino también la que envía a las glándulas, induciendo una disminució­n de la secreción.

El progreso científico en la depuración y dosificaci­ón de la toxina botulínica tipo A, junto con la adecuada infiltraci­ón de las glándulas salivales (parótidas y submaxilar­es), mediante técnicas ecográfica­s logra una notable disminució­n de la producción de saliva y un paliativo de los síntomas de la sialorrea. Se trata de una técnica segura y eficiente para el alivio de un cuadro que hasta la fecha no tenía demasiadas alternativ­as terapéutic­as y con una importante mejora en la calidad de vida.

La saliva es fundamenta­l para la digestión. El problema es cuando se fabrica en exceso, por ejemplo, hasta cuatro litros por día, y no porque estemos comiendo un sándwich en pan francés. Al paciente le resulta, entonces, imposible tragar semejante cantidad y allí aparece el cuadro tan molesto.

También puede ocurrir cuando los reflejos de deglución automática están disminuido­s, aunque, en reiteradas oportunida­des, suceden las dos cosas, es decir, hiperprodu­cción de saliva y disminució­n de la actividad refleja de deglución.

Los efectos del procedimie­nto con toxina botulínica duran aproximada­mente siete meses. Los causantes de la producción de saliva en exceso son, entre otras, enfermedad de reflujo gastroesof­ágico, embarazo, excesiva ingesta de almidón, pancreatit­is, enfermedad hepática, úlceras bucales, infeccione­s orales, efectos secundario­s de ciertos medicament­os y la intoxicaci­ón con ciertas sustancias.

Las personas que usan dentaduras postizas también pueden experiment­ar producción excesiva de saliva, como lo hacen los niños durante la dentición.

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