Tratamiento para controlar la saliva
Cuando abunda en la boca, puede haber babeo, representa una condición molesta, ocasiona frustración y aislamiento social. La aplicación de toxina botulínica mejora notablemente el cuadro. La saliva humedece los alimentos, hace que sea fácil tragarlos, limpia el interior de la boca, enjuaga los dientes y facilita el transporte por el tubo digestivo, entre otras funciones.
Los signos y síntomas de la sialorrea, condición médica caracterizada por la producción excesiva de saliva, incluyen babeo -cuando ésta fluye fuera de la boca-, aumento de la salivación, vómitos y náuseas, entre otros. Al estar asociada con mal olor, a menudo conduce al estigma social, con consecuencias negativas para el paciente y sus familiares.
Los factores que impiden retener la saliva dentro de la boca y los vinculados con la deglución incluyen infecciones como amigdalitis, epiglotitis y paperas (parotiditis), problemas con la mandíbula -fractura o dislocación-, radioterapia y trastornos neurológicos como miastenia gravis, Parkinson y ciertas parálisis, entre otros.
Con frecuencia, se considera una dificultad estética para el paciente, puede conducir a problemas de higiene, deshidratación, ahogamiento y patologías de la piel alrededor de la boca. También puede ocasionar frustración y aislamiento social.
Entre los tratamientos más avanzados, sobresale la aplicación de toxina botulínica, que no solo bloquea la orden que la neurona da al músculo, provocando su parálisis, sino también la que envía a las glándulas, induciendo una disminución de la secreción.
El progreso científico en la depuración y dosificación de la toxina botulínica tipo A, junto con la adecuada infiltración de las glándulas salivales (parótidas y submaxilares), mediante técnicas ecográficas logra una notable disminución de la producción de saliva y un paliativo de los síntomas de la sialorrea. Se trata de una técnica segura y eficiente para el alivio de un cuadro que hasta la fecha no tenía demasiadas alternativas terapéuticas y con una importante mejora en la calidad de vida.
La saliva es fundamental para la digestión. El problema es cuando se fabrica en exceso, por ejemplo, hasta cuatro litros por día, y no porque estemos comiendo un sándwich en pan francés. Al paciente le resulta, entonces, imposible tragar semejante cantidad y allí aparece el cuadro tan molesto.
También puede ocurrir cuando los reflejos de deglución automática están disminuidos, aunque, en reiteradas oportunidades, suceden las dos cosas, es decir, hiperproducción de saliva y disminución de la actividad refleja de deglución.
Los efectos del procedimiento con toxina botulínica duran aproximadamente siete meses. Los causantes de la producción de saliva en exceso son, entre otras, enfermedad de reflujo gastroesofágico, embarazo, excesiva ingesta de almidón, pancreatitis, enfermedad hepática, úlceras bucales, infecciones orales, efectos secundarios de ciertos medicamentos y la intoxicación con ciertas sustancias.
Las personas que usan dentaduras postizas también pueden experimentar producción excesiva de saliva, como lo hacen los niños durante la dentición.