Caras

“FRANK SINATRA ME CONSIDERAB­A UN HIJO”

RICARDO FINKEL: EL HEREDERO DE “LA VOZ”

- Por Fabián Cataldo (Producción: Alejandro Luciani)

Como si el Universo le hubiera destinado un VIP en el firmamento de las estrellas más brillantes, siempre se codeó con celebridad­es emblemátic­as. A los 20 años, Ricardo Finkel (71) empezó a trabajar en la compañía RCA, donde su padre, José Finkel, era Director Musical. A lo largo de sus cincuenta años de carrera como productor, conoció en Estados Unidos a Sammy Davis Jr., Bill Cosby, Judy Garland, Dean Martin, Jerry Lewis, Jack Lemmon, Jack Nicholson, Dustin Hoffman, Robert y Jackie Kennedy. Además, trajó a la Argentina a Lalo Schifrin, Tony Bennett, Billy Preston, Joan Baez, Al Di Meola, Jean-Luc Ponty, Stanley Clarke y Joss Stone.

Pero, sin duda, lo que le cambió la vida a Ricardo Finkel fue desear tanto traer a Frank Sinatra a la Argentina, desde que tenía 12 años y estaba en sexto grado. Empezó a escuchar su música y a ver sus películas gracias al padre, y poco a poco se fue transforma­ndo en su ídolo indiscutid­o. La vida quiso que se asociara con Ramón “Palito” Ortega y cumpliera el sueño de que “La Voz” realizara el 5,6, 7 y 8 de agosto de 1981 glamorosas cenas-show en el Salón Libertador del hotel Sheraton, y el 9 y el 10 brindará inolvidabl­es conciertos en el Luna Park. El mítico

cantante tenía 65 años y, desde que conoció a Finkel, firmó el contrato y visitó Buenos Aires, se transformó en un muy buen amigo del productor argentino.“Con él logré lo que muy pocas veces se da en la vida, conocer personalme­nte a alguien que idolatrás, después trabajar con él, y ‘la frutilla del postre’: me convertí en su amigo y hasta me llamaba ‘hijo’, porque me decía: ‘My Son’. Es un sueño realizado—dice a CARAS Ricardo Finkel, mientras posa con un sombrero similar a los que inmortaliz­ó Sinatra, junto a un Cadillac modelo Fleetwood del año 1970, con fondo de la imponente catedral de San Isidro—. Frank no tenía términos medios: si vos le agradabas, era el ser más seductor que había sobre la Tierra. Y si no le interesaba­s, pasaba al lado tuyo, a veinte centímetro­s, y no sabía ni quién eras”, agrega.

Luego se saca fotos junto a Jorgelina (37) y Roberto (36), los hijos que tuvo con su mujer, Susana. Toda su familia se relacionó con Sinatra, viviendo momentos que dejaron huellas indelebles en sus corazones. “Cuando llegó Frank a Buenos Aires, mi hija tenía tres años y mi hijo, uno y medio. La nena lo recibió con un ramo de flores gigante cuando descendió del avión en Ezeiza. Al día siguiente, Sinatra me dijo que Jorgelina lo había ‘puesto nocaut’, porque era divina y le hacía acordar a su nieta Amanda. El le pidió un beso, y mi hija le dio ‘un pico’ como si fuera el abuelo. Después, él agarró las flores y a mi hijita le regaló un oso de peluche”, recuerda.

Finkel asegura que Sinatra hacía sentir su presencia con cariño y afecto. “Era un tipo que transmitía poder, era un ‘distinto’, y con los amigos marcaba la diferencia”, comenta en la previa de la exposición “The Centennial Experience”, con 150 fotos del álbum personal de la familia de Sinatra, pósters de sus películas, tapas de todos sus discos de vinilo, todos los CDs y DVDs, encuentros y charlas sobre él, y un auditorium donde se proyectará­n sus conciertos emblemátic­os e inéditos, muestra que se exhibió en Nueva York durante las celebracio­nes de su centenario en 2015, y que podrá visitarse entre el 1 y el 30 de abril en el Centro Cultural Borges. El productor se emociona recordando a su ídolo y amigo, y comienza a enumerar jugosas anécdotas: “Le llevé a Estados Unidos fotos y los planos del Luna Park, donde actuaría. Me preguntó dónde creía yo que él debía cantar, en que parte ubicar el escenario en el Luna Park, y yo le contesté, sabiendo que estaba frente a Dios, que no era tan importante mi opinión. Sinatra me interrumpi­ó, diciéndome que estaba equivocado, porque yo era el productor y él simplement­e tenía que acordarse de la letra y cantar. Así que yo le dije que lo hiciera en el centro del estadio. ‘Bueno— me dijo—. Entonces ahí voy a cantar’”, afirma.

Ricardo Finkel llegó a tener tanta confianza e intimidad con Sinatra, que pudo transitar experienci­as inéditas con el artista que grabó más de 1300 canciones y participó en más de cincuenta películas, que recibió multitud de premios y homenajes, entre los que se cuentan diez Grammy, y la Medalla de la Libertad del gobierno estadounid­ense. “Con Sinatra compartí cosas muy especiales, como reuniones privadas junto a mi mujer donde nos recibía sin el peluquín que usaba, que es algo que no hacía con cualquiera—recuerda el productor, y acto seguido, cuenta una historia “bien loca” que hasta ahora no se conocía—. Después de su primer show en el Luna Park, se organizó una fiesta en el Sheraton. Frank me pidió un favor: quería que le consiga unas pizzas para cortarlas y servirlas como entremés antes de cenar. Yo mandé a un amigo de la infancia con un integrante de la custodia de Sinatra en Buenos Aires, a la célebre pizzería ‘Angelín’, en la avenida Córdoba al 5200, cuyo dueño, Oscar, era mi amigo. Compramos quince grandes de muzarella y dos de fugazetta, y recién al cargarlas, dijimos en la pizzería que eran para Sinatra. Así que el dueño le sumó una torta de ricotta con durazno, que le mandaba especialme­nte a Frank. Subieron todo al auto, pusieron la luz de la sirena en el techo, y fueron a toda velocidad por Juan B. Justo hasta llegar al Sheraton, para que no se enfríe la comida. Después le pregunté a Sinatra qué le pareció la pizza, y me contestó: ‘¡The Best Ever!’ (‘¡La Mejor de Todas!’)”, afirma.

Aunque Frank Sinatra falleció en 1998, Ricardo Finkel lo mantiene vivo en su alma. “Con él mantuve alrededor de sesenta encuentros, entre trabajo y amistad, en Buenos Aires, San Pablo, Río de Janeiro, New York, Las Vegas, Miami, Beverly Hills, y en tantas otras ciudades. Lo que le tenía que decir, lo hice una vez que lo abracé y lo besé, y él me pidió que sean dos veces, un beso en cada mejilla. En esa oportunida­d, le dije: ‘Usted ha hecho realidad todos mis sueños’. Y después, lo miré a los ojos y le aseguré que él continuaba siendo el primero y el único”, concluye.

“Cuando llegó Frank a Ezeiza, mi hija tenía tres años y mi hijo, uno y medio. La nena le dio 'un pico' como si fuera su abuelo.”

 ??  ?? Finkel y Sinatra en 1981, durante la firma del contrato que lo traería a la Argentina.
Finkel y Sinatra en 1981, durante la firma del contrato que lo traería a la Argentina.
 ??  ?? El productor cuando el cantante le escribió una cariñosa dedicatori­a en Miami. Finkel en diferentes momentos que vivió con Sinatra. Logró una intimidad tan grande con Frank, que terminaron siendo grandes amigos. En su corazón atesora anécdotas muy...
El productor cuando el cantante le escribió una cariñosa dedicatori­a en Miami. Finkel en diferentes momentos que vivió con Sinatra. Logró una intimidad tan grande con Frank, que terminaron siendo grandes amigos. En su corazón atesora anécdotas muy...
 ??  ?? Agosto de 1981, en Buenos Aires: Ricardo, su mujer Susana, sus hijos Jorgelina y Roberto, Sinatra y su esposa, Bárbara Marx.
Agosto de 1981, en Buenos Aires: Ricardo, su mujer Susana, sus hijos Jorgelina y Roberto, Sinatra y su esposa, Bárbara Marx.
 ??  ??
 ??  ?? Finkel, con sus hijos Jorgelina y Roberto.
Finkel, con sus hijos Jorgelina y Roberto.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina