EL DIFICIL PRESENTE DE PINKY
SE SUBASTARON EN SU CASA MAS DE 250 OBRAS DE ARTE
Cuadros de Picasso, Berni y Quinquela Martín, esculturas de mármol y vajilla de la más exquisita porcelana. No se trata de un museo ni del comedor principal de una casa aristocrática, todos estos objetos formaron parte de la subasta que organizó Lidia Elsa Satragno (81), conocida por todos como “Pinky”. En diciembre de 1993 recibió a CARAS y abrió las puertas de su casa para compartir con los lectores sus valiosas obras de arte, que formaron parte de la subasta del viernes 31 de marzo.
Sorprendida por el revuelo que tuvo la noticia, la conductora y locutora explicó las razones por las que debía vender parte de sus pertenencias y negó estar atravesando graves problemas financieros. “No es correcto. Tuve que traerme todos los cuadros de Punta del Este porque cerré mi casa de allá. Yo soy una coleccionista de alma y ya no tengo donde poner las cosas”, dijo.
Alejada de los medios, en 2012 sufrió una neumonía que complicó su salud y le produjo una trombosis que la tuvo internada durante dos semanas en el Sanatorio Los Arcos de Palermo. “Estuve bastante fastidiada de salud, pero ahora me siento mucho mejor. De la subasta se ocupó una empresa porque yo no puedo atender a la gente. Estoy mejor de salud pero todavía me falta un poquito”, aseguró.
La puja se realizó en el departamento de “Pinky”, ubicado frente al Jardín Botánico, en el que habita desde hace ya 50 años. Más de 250 piezas fueron presentadas a los coleccionistas y amantes del arte que se acercaron hasta el lugar para conocer de cerca cada uno de los objetos que estaban a la venta. Entre las esculturas y la exquisita vajilla que se ofrecieron, podían encontrarse cuadros de Picasso, Alonso, Quinquela Martín, Petto-
“Tuve que traerme todos los cuadros de Punta del Este porque cerré mi casa de allá. Soy una coleccionista de alma y ya no tengo donde poner las cosas.”
ruti, Supisiche, Berni, Forte y Spilimbergo que “Pinky” atesoraba en las paredes de su hogar.
Tras la subasta, la bella mujer con amplia trayectoria en los medios, opinó sobre la actualidad argentina sin tapujos. “Veo mal al país. A Mauricio Macri, lo conozco desde que era chiquito y sé que es un hombre sereno. Es difícil hacerle perder la paciencia. El sabe muy bien lo que quiere hacer. Vamos a ver si lo dejan...”, sentenció.
Conocida por sus entrevistas con las grandes personalidades de las décadas del ‘60, ‘70, ‘80 y ‘90, “Pinky” también habló sobre la visita de Mirtha Legrand a la Quinta de Olivos y su “mano a mano” con el Presidente de la Nación. “La gente estaba acostumbrada a verla a Mirtha preguntar cosas domésticas. Pero ella dio un vuelco a su carrera; ahora pregunta lo que le parece y todo el mundo se espeluzna. ¿Una mujer de noventa años no puede preguntar lo que pregunta ella? Otras preguntamos lo mismo pero con más cautela...”, explicó.
Además de hablar de política, la conductora y locutora confirmó un rumor que nació en Mar del Plata durante el Festival de Cine de 1957. “Salí con Paul Newman. Era un sol de ojos azules. Esa relación fue como nadar. Duró apenas un ratito. Fue una cosa natural, que se deslizó. Yo tenía 23 años y él 33. Lo tomé como lo que era: una aventura apasionante que tenía un principio y un final”, confesó.
Hoy la emblemática y bella mujer pasa sus días postrada en su departamento de Palermo, rodeada de libros y música. Dice que ve poca televisión porque la “irrita el lenguaje” y que recibe a diario la visita de sus hijos, Leonardo (57) y Gastón (53), fruto de su amor con Raúl Lavié (79), y de sus nietos.
Resulta difícil no pensar en ella y recordar todos los momentos icónicos de los que formó parte, como de la llegada de la televisión a color al país. Decir “Pinky” es hablar de la historia de los medios en la Argentina. Es pensar en esa mujer que con su gran sonrisa cautivaba a los televidentes y a los entrevistados que se rendían a sus pies. Aún frágil, ella hoy se refugia en sus afectos para salir adelante y continuar dejando su marca. La noticia de la subasta puso los ojos de todos sobre ella. Gracias a los 250 objetos que vendió el primer fin de semana de abril, su voz volvió a oírse. Una voz que quiere seguir dejando marca.
“Salí con Paul Newman. Era un sol de ojos azules. Fue como nadar. Yo tenía 23 años y él 33. Lo tomé como una aventura apasionante que tenía un principio y un fin.”