“LA CULTURA HACE FELIZ A LA GENTE”
EL MINISTRO ANGEL MAHLER EN SU DESPACHO OFICIAL
Su despacho, ubicado en el edificio de La Casa de la Cultura, donde funcionaba la antigua sede del diario La Prensa (en Avenida de Mayo al 500), palpita arte, esplendor y proyectos. Al lado de una gran bandera argentina, una frase de Ludwig van Beethoven enuncia:“El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad”. Angel Mahler (57) reconoce que ese pensamiento es la idea rectora de su gestión. Como flamante Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, sabe muy bien que su nueva actividad no difiere demasiado de lo que es su especialidad, dirigir orquestas. Maneja los proyectos con la meticulosidad de quien pretende que cada nota se sume a otras y compongan una melodía afinada y sublime.“Hace once meses que asumí en este puesto y es algo más lindo de lo que pensaba. El trabajo es enorme, titánico, estás con un gran nivel de ansiedad para que las cosas sucedan. Lograr cada proyecto es una gratificación única, ser Ministro de Cultura es un regalo de la vida. La finalidad es llegar a la gente, hacerla feliz. Es un Ministerio donde todo está pensado para el vecino— asegura el compositor de “Drácula, el Musical”, un ícono en la historia del Musical Argentino, ya que desde su estreno en 1991 en el estadio Luna Park, ha sido vista por más de tres millones de personas, y obtuvo los más prestigiosos premios—. La frase de Beethoven está en sintonía con lo que pienso. Como en el teatro, que es tan importante desde el iluminador hasta la primera figura, en el Ministerio pasa exactamente lo mismo con nuestro equipo de trabajo”, agrega.
El desafío de ponerse al frente de un cargo público era enorme. Pero Mahler cuenta que, tanto su mujer, la violinista Dolores Stabilini, como sus hijos Damián (29) y Emanuele (27), lo apoyan muchísimo, aunque al principio tenían algunas dudas.“Cuando me propusieron este cargo y acepté, Damián me dijo: ‘Papá, estás loco. ¡No sabés en qué te metés!’. Y yo le expliqué que, si quería cambiar las cosas, la única manera era involucrándome. Si me quedo sentado en mi casa, criticando lo que no ocurre, no cambio nada. La única manera es tomar posición al respecto y comprometerme. Mi familia ahora está feliz, a pesar de que estoy más ocupado. Disfrutamos con más intensidad de los momentos en que estamos juntos. Con Damián y Emanuele me llevo diez puntos, y junto a mi mujer, me incentivan muchísimo a que me arriesgue, porque conocen mi
carácter emprendedor. Estamos convencidos de que este era un camino que debía transitar”, confiesa.
Angel Mahler está satisfecho y agradecido al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, por la oportunidad que le concedió al ofrecerle este cargo.“Desde un principio hablé de llevar la cultura a los barrios, porque es gente a la que le cuesta más salir, tiene menos posibilidades de ir al centro, de asistir al circuito comercial de teatros, y cuentan con menos acceso a la cultura a nivel general. Y ahora tenemos la oportunidad de hacer un montón de eventos que me llenan de orgullo. Los centros culturales convocan gente porque llevamos propuestas de mucha calidad. Están programadas obras con Graciela Borges, Carolina Papaleo, Virginia Lago, Víctor Laplace y Pepe Soriano, trabajos que la gente agradece muchísimo—afirma el funcionario, antes de seguir con el balance de sus once meses de gestión—. Pensamos en hacer que la gente se vea atraída por las bibliotecas de los barrios; que sean lugares de encuentro, con Wi Fi, para sentarse, tomarse un café, llevarse la computadora o un libro para leer. Empezamos a trabajar con un programa llamado ‘Buenos Aires Te Cuenta un Cuento’, donde participan actrices como Norma Aleandro, Ana María Picchio, Luisa Kuliok, Marilina Ross, junto a la directora teatral Helena Tritek. La familia está convocada a la biblioteca de su barrio, para que estos actores lean un cuento y los hagan volar con la imaginación. Estoy muy feliz porque tenemos un éxito bárbaro. En todas las bibliotecas donde fuimos, después la actividad aumenta más de un cincuenta por ciento”, agrega apasionado y también destaca los ciclos “Las Estrellas en tu Barrio”, “Ciudanza”, “El Polo Circo” (obras de teatro para chicos, a cargo de Marcos “Bicho” Gómez), entre otras propuestas culturales. —¿Qué recursos posee un artista en la función pública, que no tiene un político?
—Aporta su sensibilidad, un Ministerio como este lo tiene que dirigir alguien que esté relacionado con el arte. Los artistas entendemos las cosas de forma distinta, y creo que tener la visión de productor, actividad que desarrollé durante mucho tiempo, también ayuda a que todas estas ideas funcionen.
—¿Cuál es el límite entre cultura y éxito comercial? —Acá uno tiene que hacer las cosas muchas veces solo porque tiene sentido hacerlas. No importa si lo estás realizando para 100 o 450 personas, es sólo que tiene sentido y es fundamental que ese evento exista. En ese aspecto estoy muy tranquilo, porque por ejemplo a “Las Estrellas en tu Barrio” asisten más de cincuenta mil personas. En los eventos de las bibliotecas a veces queda gente afuera y se programa una repetición. Me gusta hacer cosas populares, pero que le hagan bien a la gente.
—¿Cómo benefician a su gestión los contactos que siempre
Quien fuera compositor del exitosísimo musical “Drácula”, dice que la ventaja de que sea un artista y productor quien esté al frente del Ministerio de Cultura, es que aporta más sensibilidad y hace que las ideas funcionen.
tuvo con los artistas?
—Entre los artistas nos conocemos muy bien. Nosotros tenemos mucho cuidado con la elección de la gente y en la rotación continua, porque es verdad que somos una usina de generar cosas, pero me gusta que trabajen todos. Y cuando te digo todos, es que mido el talento por sobre todas las cosas. No me importa si algunos han tenido relación más directa con el gobierno anterior. Lo fundamental es que el artista tenga talento y algo para decir sobre el escenario.
—¿Administrar presupuestos para producir una Comedia Musical se parece en algo a manejar el presupuesto de la Cultura Porteña?
—Manejar los fondos públicos es una responsabilidad muy grande. Administro esa plata como si fuera mía, la peleo al máximo para que rinda y tenga la mejor finalidad posible.
—En su cargo el nivel de exposición es muy alto y la crítica política está a la orden del día. ¿Cómo lo sobrelleva?
—Lo mejor que puede pasar es hacer cosas, y en el hacer despejamos las dudas que muchos puedan
tener de nuestra gestión. Amo mi país, adoro Buenos Aires, en once meses recuperamos cinco de los once museos, también las bibliotecas, se está remodelando el Teatro Alvear y se produjo la esperada reapertura del Teatro San Martín... En el hacer está la respuesta. Uno de los ejemplos es Renata Schussheim, con la que hice lo que hago con la mayoría de los que me critican. Los convoco para conversar, es gente que no me conocía, más allá de haberme escuchado en algún Musical. Pero muchos no saben cómo pienso, ni lo que deseo lograr. Una vez que conversamos con Renata, café de por medio, lo que tuve como devolución fue fantástico. Ella hizo la muestra “Iconos Argentinos” en el Centro Cultural Recoleta, fue un gran éxito y va a dar vueltas por todo el país. Fue genial porque ella tenía muchas dudas sobre mí y ahora dice que está sorprendida. Y yo también me quedé muy sorprendido de lo que pasó entre nosotros.
—Usted se propuso terminar con la “grieta” entre los artistas... ¿Lo está logrando?
—Si un proyecto vale la pena, a mí no me importa de dónde venga. En todo lo que hacemos existe ese criterio. Por eso, si te fijás en la programación, trabajan todos los artistas, muchos de ellos asociados con el otro gobierno y otros que no. La palabra “grieta” no la queremos mencionar desde hace muchos meses. He hablado con mis hijos de las grietas en la Humanidad, cuando vemos que la gente en una cancha se mata por ser de un equipo o de otro, las grietas religiosas que enfrentan a la gente por creer en determinadas cosas. El ser humano tiene que tener muchísimo cuidado en cómo se maneja con el poder. La soberbia lo hace cambiar, y ahí sale lo peor que tiene en su interior. Como en “El Señor de los Anillos”, hasta el más bueno, cuando se pone el anillo, que significa el poder, se puede transformar en malo. Para mí el poder es hacer cosas en equipo para que le provoquen una sonrisa a los vecinos de la ciudad. Es como seguir dirigiendo una orquesta, pero en la función pública.
“Si quería cambiar las cosas, debía involucrarme. La cultura ahora llega a los barrios.”