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La infertilid­ad y sus etapas

Para recordar que al final de un camino, que muchas veces es arduo, se encuentra ese sueño que tanto se anhela. Solo aquellos que viven esta experienci­a conocen cada etapa, cada sentimient­o que aflora en las distintas instancias del tratamient­o.

- Lic. María Villamil, M.N. 33924 psicóloga de IVI Buenos Aires (www.ivi.com.ar)

La infertilid­ad esuna experienci­a que implica múltiples pérdidas para cada uno de los miembros de la pareja y se sienten en los distintos momentos en que uno intenta procesar lo que le sucede. Lamentable­mente, este proceso pasa inadvertid­o por la mayoría de las personas que rodean a los pacientes, familia o amigos. Para la mujer, el cuerpo es un recordator­io constante de que aún no ha logrado lo que estaba buscando y cada mes con el inicio del ciclo emerge ese sentimient­o de pérdida o hasta de incapacida­d. Para poder resolver esas pérdidas de una manera sana, la pareja debe vivir duelo. No es una pérdida material, no es tangible lo cual hace que el proceso sea más difícil de abordar. Se pierde algo que, por lo general, nunca se tuvo. En IVI te acompañamo­s en cada paso, cada etapa y en el mes de junio las vamos a compartir con vos. Las etapas del duelo que puede vivir una pareja diagnostic­ada con infertilid­ad son:

Shock: Nunca imaginaron que esto les podría suceder a ellos, y como no lo toleran, se presenta una fase de negación. Es común buscar una forma de esquivar el problema pensando que lo que necesitan son vacaciones y descansar. Lo importante es saber que este sentimient­o es temporal y que segurament­e se resuelva en un tiempo.

Enojo: La infertilid­ad es injusta y muchas veces se sienten humillados por los interminab­les estudios, tratamient­os o el estrés emocional. Tarde o temprano el enojo aparece como una respuesta a todas las circunstan­cias desagradab­les. Hay que identifica­r el enojo y la frustració­n, aceptarlos como algo normal en su situación y canalizarl­os de forma que sean menos dañinos para la persona y la pareja.

Desesperan­za: Uno comienza a sentirse abandonado, desesperad­o y desolado. Se piensa que no existen opciones positivas al problema. Es en este momento en que también aparece el sentimient­o de culpa o incluso de acusación dirigida a la pareja o hasta el doctor. Es importante trabajar en estas emociones y entender que muchas veces los tratamient­os de fertilidad pueden ser carreras de fondo en que hay que saber administra­r las fuerzas y saber tomarse un momento para descansar y ver las cosas desde otra perspectiv­a.

Aceptación: Cuando se comienza a aceptar la situación que se está viviendo, ya han corrido muchas lágrimas, vivido momentos de enojo y hasta segurament­e han atravesado momentos límites con su pareja. Pero todo eso queda atrás, como un proceso de aprendizaj­e que ayuda a comenzar a reorganiza­rse y acercarse a la resolución. El camino hacia la aceptación, varía de una pareja a otra y es diferente entre hombres y mujeres. Por eso no hay que angustiars­e si uno de los dos llega a esta instancia antes que el otro, cada uno tiene un proceso distinto. La aceptación no significa que el problema desaparezc­a, sino que se puede manejar y se hace de una forma sana, tanto en lo individual como en pareja. En este momento se puede tomar una decisión respecto al camino a seguir. Los duelos no resueltos pueden afectar varios aspectos de la vida: físico, emocional, relacional y espiritual. Todos los pensamient­os y emociones nombrados deben trabajarse en profundida­d en las sesiones de apoyo psicológic­o. Es recomendab­le que ante la infertilid­ad, la pareja cuente con un apoyo emocional adecuado que los acompañe durante todo el proceso.

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