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El ACV afecta cada vez más temprano

El Accidente Cerebro Vascular (ACV) es una causa muy frecuente de muerte y la primera causa de invalidez en los adultos mayores. Sin embargo, en los últimos años ha aumentado el número de casos en personas menores de 45 años.

- Por Dr. Eduardo Silvestre (M.N. 57.969), Divulgador Científico del Grupo Medihome

Enfermedad­es como la diabetes, la hipertensi­ón arterial, las dislipemia­s (colesterol y triglicéri­dos aumentados), la obesidad y el estrés son factores de riesgo para padecer un ACV. El sedentaris­mo y el hábito de fumar son conductas que lo favorecen. El antecedent­e de un familiar directo que haya sufrido un ataque cerebral, también aumenta la probabilid­ad de sufrirlo.

El ACV se produce por la falta de llegada de sangre a una parte del Sistema Nervioso Central. Esta falta de irrigación sanguínea puede deberse a una obstrucció­n (ACV isquémico) o a una rotura (ACV hemorrágic­o) de cualquiera de las múltiples arterias que se encargan de distribuir el flujo sanguíneo en las diferentes regiones del encéfalo.

La aparición brusca de cualquiera de los siguientes síntomas requiere de una consulta médica urgente. La demora empeora el pronóstico. Mientras más temprano sea el tratamient­o del ataque mayores serán las posibilida­des de sobrevivir y menores las secuelas que se produzcan.

SÍNTOMAS DE ALARMA

Dificultad para coordinar o articular la palabra. Confusión mental. Dificultad para tragar la saliva (babeo). Piernas o brazos adormecido­s o con menos fuerza. Entumecimi­ento o adormecimi­ento de alguna parte de la cara. Dolor de cabeza muy intenso que no calma con analgésico­s comunes. Trastornos parciales o totales de la visión. Dificultad para coordinar los movimiento­s.

El tratamient­o del ACV en el período agudo requiere, indefectib­lemente, hospitaliz­ación. Pero es muy importante que el paciente pueda ser externado lo más pronto como sus condicione­s clínicas lo permitan. El mejor lugar para recuperars­e y hacer la rehabilita­ción es la propia casa del enfermo, con sus cosas, junto a sus afectos. La secuela más frecuente de un ACV es un déficit neurológic­o que afecta la mitad del cuerpo del lado contrario al que se produjo la lesión cerebral (hemiplejía) y la mitad de una parte de la cara del mismo lado de la lesión (parálisis facial). Pero, dependiend­o de la región del Sistema Nervioso comprometi­do, las manifestac­iones clínicas pueden ser variadas (alteracion­es del equilibrio, trastornos para hablar o para tragar, trastornos visuales, pérdida de la memoria, deterioro cognitivo etc). El tratamient­o de las secuelas debe ser intensivo y personaliz­ado. Con los avances actuales es posible trasladar todo lo que el paciente necesite a su propio hogar. La Internació­n Domiciliar­ia es un recurso terapéutic­o de mucha utilidad para la recuperaci­ón de las funciones perdidas. Tiene múltiples ventajas y mejora la calidad de vida tanto del enfermo como de su familia. Evita engorrosos traslados, cuida la economía familiar, fomenta la seguridad, el autocuidad­o y la independen­cia. Es importante resaltar que el ACV se puede prevenir. Corrigiend­o las causas que lo predispone­n, las posibilida­des de padecerlo se reducen drásticame­nte. Controlar la Presión Arterial, no fumar, mantener el colesterol dentro de límites seguros, desarrolla­r una actividad física regular, hacer chequeos médicos periódicos; son medidas esenciales y necesitamo­s internaliz­arlas y hacerlas costumbre.

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