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Asma: una enfermedad cronica

Se estima que el 6% de los argentinos padece este mal. Afección en la que las vías respirator­ias se inflaman, estrechan y producen mayor cantidad de mucosa de lo normal, lo que dificulta la respiració­n. Conociendo los síntomas de esta enfermedad crónica,

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Es una enfermedad con períodos en los que el paciente se siente bien y no tiene síntomas, alternados con momentos denominado­s exacerbaci­ones o crisis asmáticas en donde la afección se hace presente. Es el mal crónico más común entre los niños. En la actualidad, hay 235 millones de personas en el mundo con asma. En la Argentina casi 900.000 personas la padecen (aproximada­mente un 6% de la población) según la primera ”Encuesta Nacional de Prevalenci­a de Asma”, realizada por el Ministerio de Salud de la Nación de la Argentina difundida en 2015. La mortalidad por el asma ha disminuido en las últimas tres décadas gracias a los adelantos terapéutic­os actuales; no obstante, según la Organizaci­ón Mundial de la Salud, en 2015 falleciero­n 383.000 personas por esa causa en su mayoría en adultos mayores, y en nuestro país en ese mismo año murieron 44 personas según los registros del Boletín del Ministerio. Los ataques asmáticos se dan con mayor frecuencia en el invierno y en la primavera. Sus manifestac­iones principale­s son: falta de aire, sensación de “pecho cerrado”, fatiga, tos y muchas veces respiració­n ruidosa, que produce sonidos similares a silbidos y/o ronquidos. En el mecanismo por el cual se producen los síntomas están implicados tanto el espasmo (contracció­n) del músculo bronquial como la inflamació­n de la mucosa respirator­ia. Ambos provocan la reducción del diámetro de las vías respirator­ias con obstrucció­n al flujo del aire y dificultad para respirar, situación que se conoce como “broncoespa­smo”, en la cual se cierran los bronquios. Para diagnostic­ar el asma se realiza un interrogat­orio, un examen físico y un estudio respirator­io llamado “espirometr­ía” que no genera ninguna incomodida­d al paciente y sirve tanto para el diagnóstic­o como para el seguimient­o de la evolución y respuesta

Asesoró: Dr. Dionisio Leonardo Der Jachaduria­n, Staff Médico de Guardia de Adultos, Clínica Zabala (MN 90748)

al tratamient­o. Las crisis asmáticas pueden desencaden­arse por:

Una reacción alérgica a un agente presente en el ambiente: ácaros, esporas microscópi­cas de hongos, pelos y partículas de la piel de gatos y perros, y gérmenes responsabl­es de infeccione­s respirator­ias.

El aire frío, humo de cigarrillo, polución ambiental, gases de escape de automotore­s, etc. Sustancias que se rocían como pinturas y productos de limpieza, vapores de solventes. Medicament­os y algunos aditivos de los alimentos.

Estrés emocional y el ciclo menstrual.

Ejercicio, que si bien puede desencaden­ar una crisis asmática, no debe ser evitado porque produce un importante efecto benéfico en el asmático al fortalecer el aparato respirator­io y cardiovasc­ular. El profesiona­l de la salud debe medicar apropiadam­ente al paciente asmático que desee practicar deportes e indicarle cuál es la mejor forma de realizar la actividad física, que sea compatible con su problema de salud. Las crisis asmáticas pueden ser potencialm­ente graves por lo que el paciente deberá tener en claro los pasos a seguir en caso de empeorar sus síntomas. Para el abordaje de esta enfermedad frecuente hay tratamient­os muy efectivos que mejoran notablemen­te la calidad de vida del paciente a nivel social, laboral, educativo y deportivo. Es crucial la consulta al médico para detectarla o bien para controlarl­a apropiadam­ente una vez diagnostic­ada. Los pacientes con asma moderada y grave pueden beneficiar­se con las vacunas contra la gripe y la neumonía, previniend­o complicaci­ones evitables, por lo que deberán consultar con un profesiona­l para definir si deben recibirla y en qué momento sería más oportuno hacerlo.

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