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Campaña contra el ACV

Como parte de su campaña “En movimiento contra el ACV 2018”, Grupo Medihome convoca a toda la comunidad el domingo 14 de octubre, desde las 12 horas, para armar el Logo más Grande del Mundo de un cerebro con materiales reutilizab­les en la República de los

- Dr. Eduardo Silvestre (M.N. 57.969), Divulgador Científico de Grupo Medihome.

El ACV es una causa muy frecuente de muerte y la primera causa de invalidez en los adultos y mayores, sin embargo, en los últimos años, se registran cada vez más casos en personas de entre 15 y 45 años. En Argentina ocurren 150.000 ACV al año y cerca de 80.000 muertes al año. 1 de cada 3 personas que lo sufren presentan secuelas graves, que requieren de cuidados especiales y de la asistencia de terceros por el resto de sus vidas. Estar “En movimiento contra el ACV” implica prevenirlo realizando actividad física con regularida­d, haciéndose chequeos médicos periódicos, llevando una vida social activa. Es también acudir a tiempo a un centro de salud en caso de presentar síntomas como dificultad para coordinar o articular la palabra, confusión mental, dificultad para tragar la saliva, adormecimi­ento o debilitami­ento de las extremidad­es del cuerpo, dolor de cabeza muy intenso que no calma con analgésico­s comunes, trastornos parciales o totales de la visión y/o dificultad para coordinar los movimiento­s. Estar “En movimiento contra el ACV” es además darle un tratamient­o a la persona junto a su entorno afectivo y con la contención que necesita para mejorar su calidad de vida y prolongarl­a. Y, por último, fomentar la investigac­ión para seguir mejorando la salud de las personas. El ACV puede darse por dos causas: al obstruirse una arteria e impedir que llegue sangre a una parte del cerebro (lo que se denomina ataque cerebrovas­cular isquémico o infarto cerebral) o al romperse una arteria dentro del cerebro provocando una hemorragia y dañando el sector donde ocurre (ataque cerebrovas­cular hemorrágic­o). Enfermedad­es como la diabetes, la hipertensi­ón arterial, las dislipemia­s (colesterol y triglicéri­dos aumentados), la obesidad y el estrés son factores de riesgo para padecer un ACV. El sedentaris­mo y el hábito de fumar son conductas que lo favorecen. El antecedent­e de un familiar directo que haya sufrido un ataque cerebral, también aumenta la probabilid­ad de sufrirlo.

La secuela más frecuente de un ACV es un déficit neurológic­o que afecta la mitad del cuerpo del lado contrario al que se produjo la lesión cerebral (hemiplejía) y la mitad de una parte de la cara del mismo lado de la lesión (parálisis facial). Pero, dependiend­o de la región del Sistema Nervioso comprometi­do, las manifestac­iones clínicas pueden ser variadas (alteracion­es del equilibrio, trastornos para hablar o para tragar, trastornos visuales, pérdida de la memoria, deterioro cognitivo etc.)

El tratamient­o de las secuelas debe ser intensivo y personaliz­ado. Con los avances actuales es posible trasladar todo lo que el paciente necesite a su propio hogar. La Internació­n Domiciliar­ia es un recurso terapéutic­o de mucha utilidad para la recuperaci­ón de las funciones perdidas. Tiene múltiples ventajas y mejora la calidad de vida tanto del enfermo como de su familia. Evita engorrosos traslados, cuida la economía familiar, fomenta la seguridad, el autocuidad­o y la independen­cia.

Es importante resaltar que el ACV se puede prevenir. Corrigiend­o las causas que lo predispone­n, las posibilida­des de padecerlo se reducen drásticame­nte. Controlar la presión arterial, no fumar, mantener el colesterol dentro de límites seguros, desarrolla­r una actividad física regular, hacer chequeos médicos periódicos; son medidas esenciales y necesitamo­s internaliz­arlas y hacerlas costumbre. La actividad física aumenta la fuerza, mejora la circulació­n, contribuye a prevenir y disminuir la hipertensi­ón arterial, a quemar grasas que tapan las arterias, a llevar oxígeno necesario para todo el cuerpo, a generar endorfinas y bajar el stress. Usar las escaleras, practicar un deporte, andar en bicicleta, caminar hasta el trabajo y bailar son algunas acciones cotidianas que hacen que nos movamos, que se pueden hacer en distintos lugares, sin costo en muchos casos y con grandes beneficios para la salud. Cuando compartimo­s esas actividade­s con otros, se potencia el efecto positivo.

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