EL “ORGULLO” DE LOS REYES
LEONOR CUMPLIO 13 AÑOS
El 31 de octubre, mientras las niñas del mundo celebraban Haloween, ella, en lugar de elegir un temeroso disfraz, lució un aniñado vestido y vivió uno de los momentos con más nervios de su vida. La princesita Leonor cumplió 13 años pero lejos de divertidos festejos, como marca la ley de la realeza, debió dar su primer discurso oficial, recitando el artículo 1º de la Constitución Española. Parada sobre un escalón disimulado con tela colorada para así poder alcanzar el atril, la hija de los reyes Felipe VI (53) y Letizia (45) dio su paso inicial en el largo camino de heredera a la corona. Como un orgulloso rey, su padre le acarició la espalda mientras su madre secaba alguna lágrima y su hermana, Sofía (11), movía su pie en clara muestra de los nervios que tenía. En la Zarzuela todos afirman que Leonor es una niña tímida, bondadosa, tranquila y responsable. “Le inculcaron que debe estudiar igual que sus compañeros pero que, además, tiene la responsabilidad de ser mejor que todos”, aseguran. Hasta el año pasado Leonor celebraba su cumpleaños como el resto de sus compañeritas de colegio con una fiesta en el palacio después de la cual sus amiguitas más íntimas se quedaban a dormir luego de comer la torta que Letizia personalmente le preparaba, “sin azúcar y con harina integral”. La princesita tiene una personalidad fuerte que la hace mostrarse segura ante las cámaras. En contraposición con su hermana, Sofía, que es extrovertida y muy sociable. “Muy parlanchina”, bromea su padre. A Leonor le gusta el cine del director japonés Akiro Kurosawa y por eso estudia chino, además de hablar perfectamente inglés.
Y como si no fueran demasiadas presiones, la princesa de Asturias además enfrentó la ausencia de su abuelo, Juan Carlos (80) que se fue a navegar con una de sus hijas, y los fuertes comentarios sobre el look de su madre. Letizia fue muy criticada por un retoque que se habría realizado en la nariz y por las canas que lucía en su lacia cabellera. Quienes no la quieren aseguran que la monarca es capaz de cualquier cosa para llamar la atención y distraer las miradas sobre sus hijas, hasta de “olvidar” teñirse.