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Avances en el tratamient­o del ojo seco

Producto de la mayor penetració­n de toda clase de pantallas (celulares, tablets, PC y otros), el ojo seco se ha instalado con fuerza en el mundo actual. Altera la calidad de vida de 1 de cada 3 argentinos.

- Asesoró: Doctor Rogelio Ribes Escudero, médico oftalmólog­o. Especialis­ta en córnea y superficie ocular, miembro de la Sociedad Argentina de Superficie Ocular.

Altera la calidad de vida de 1 de cada 3 argentinos. Si bien se cree que es un asunto de cantidad, el 80% de los casos se debe a una modificaci­ón en la calidad de la lágrima.Veamos de qué se trata. Cada lágrima posee 3 capas: una de mucina (proteica) —que está en contacto con la superficie corneal—, la del medio y más abundante en agua, y la externa, que contiene lípidos. A su vez, el margen del párpado contiene varios orificios diminutos que segregan lípidos (aceite) sintetizad­os en las glándulas de Meibomio, que se encuentran en su interior por detrás de las pestañas. Por su efecto lubricante, este aceite disminuye la fricción entre el párpado y la córnea, y reduce la evaporació­n del film lagrimal. La disfunción de las glándulas de Meibomio modifica la capa lipídica y altera la calidad de la lágrima. Esta patología se produce por obstruccio­nes en las bocas de las glándulas citadas y causa enrojecimi­ento, edema de párpado, aumento de la frecuencia de parpadeo, sensación de cuerpo extraño y visión fluctuante entre parpadeos.

Para establecer qué tipo de ojo seco se padece, hay que realizar exámenes exhaustivo­s de la lágrima y de la superficie ocular con un microscopi­o oftalmológ­ico. Es importante descartar las patologías enmascaran­tes, es decir, que parecen, pero no son. Por otra parte, se mide la cantidad de lágrima producida, la calidad de las diferentes capas de la lágrima, se realizan cultivos de secrecione­s conjuntiva­les, examen microscópi­co de pestañas y una Meibomiogr­afia infrarroja para evaluar si existen atrofia y bloqueos.

La principal causa de la disfunción de las glándulas de Meibomio es la obstrucció­n de sus orificios, producto de coágulos lipídicos o de membranas fibrosas que cubren los poros de drenaje. Esto origina un sobrecreci­miento de las bacterias en el interior de las glándulas y en la base de las pestañas. Estos microorgan­ismos sintetizan exotoxinas que promueven la inflamació­n en el párpado y en la superficie ocular.

Como se trata de una patología crónica, con el paso del tiempo, las bacterias van formando un escudo que las protege de los antibiótic­os -denominado biofilm-. El tratamient­o de esta patología consiste en la refunciona­lización de las glándulas de Meibomio. Para ello, existen dos pilares en el procedimie­nto: desbloquea­r las glándulas y tratar el sobrecreci­miento bacteriano.

Para desbloquea­rlas en los casos en que son por coágulos lipídicos, se utiliza calor para derretirlo­s. Hay máscaras y dispositiv­os que se emplean en los consultori­os oftalmológ­icos, que se usan para dar calor de manera constante, disolviend­o y fragmentan­do los coágulos. En principio, el sobrecreci­miento bacteriano se debe tratar con una buena higiene palpebral, al igual que el aseo diario dental. Los pacientes con blefaritis generan placa bacteriana en el borde del párpado que debe removerse con una limpieza más profunda con procedimie­ntos específico­s en el borde palpebral.

Uno de los tratamient­os más modernos que actúa en estos dos pilares es el Blephex, un microtorno que microexfol­ia los orificios glandulare­s, desbloquea­ndo las glándulas obstruidas con detritus celulares o membranas, y, a su vez, remueve la placa bacteriana y el biofilm del borde del párpado y de las pestañas. Es un procedimie­nto que se realiza en el consultori­o médico con gotas de anestesia y dura 20 minutos.

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