“SENTI TERNURA Y BRONCA AL INTERPRETAR A MONZON”
MAURICIO PANIAGUA, DE LA SERIE “MONZON”
Fue el tercero en probarse para el papel y también el último en enterarse que había sido elegido para interpretar a Carlos Monzón, el boxeador argentino cuya trágica historia llegará a la pantalla chica con una serie que, dicen, no ahorrá en épica, violencia, ni impacto visual. Y es que Mauricio Panigua (28)—el actor oriundo de Puerto Iguazú, Misiones, que lo interpreta en su juventud y gloria deportiva—fue ganándose su lugar mientras la producción seguía haciendo castings entre 300 aspirantes.
Con espíritu de biopic, pero centrada en la investigación policial, la serie “Monzón” narrará en paralelo las distintas etapas de la vida del campeón mundial: mientras Paniagua lo interpreta en su época triunfal en el ring y de ascenso mediático, el actor Jorge Román lo hace en sus años finales, cuando fuera juzgado y enviado a la cárcel tras haber matado a Alicia Muñiz, su última pareja y madre de su hijo menor. Todo a través de los hechos claves en el devenir de quien fuera un ídolo popular que pese a haber transitado todo tipo de privaciones—sufría de raquitismo por la desnutrición que vivió de chico— llegó a la cima y pasó de la pobreza a ser figura del jet-set internacional y a enamorar a Susana Giménez, la actriz del momento.
Sin experiencia previa, pero con un increíble parecido físico con el pugilista y una formación actoral que inició hace años en la escuela de actores de Agustín Alezzo y en la Universidad Nacional de las Artes, Mauricio o “Pikio”, el apodo que le puso su hermana mas chica, se sometió a un intenso entrenamiento físico y actoral para ponerse en la piel del afamado pugilista.
Al casting de la serie producida por Disney y Pampa Films—que estrenará Space—llegó después de que su representante y hasta sus compañeros de estudios enviaran su material como actor:
“En abril me mandaron un pedacito de guión para que lo estudie y me presentara el martes siguiente. ‘Venite lo más parecido a Monzón’, me dijeron. Tenía el pelo largo y me lo tuve que cortar. Un amigo peluquero me ayudó para lograr ese casquito que tenia Carlos y otro me dio unos guantes de boxeo. Con todo eso y una camisa que llevé abierta, jean y zapatillas de época, me la jugué. Ni bien entré me crucé con el chico que había hecho el casting antes:’ Sos parecido, eh’, me dijo. Algo que siempre me dijeron”, cuenta Mauricio, quien antes de comenzar a estudiar teatro se formó como técnico en sonido y trabajada en una empresa audiovisual.
“Yo no quería pasar nervios, sino disfrutar. Creo que eso me ayudó a entrar confiado al casting. Soy una persona muy relajada. En especial después del 10 de enero de 2016, cuando casi pierdo la vida en un accidente en la ruta 282 de Brasil. Viajaba con dos amigos periodistas, pisamos un bache de agua y empezamos a hacer trompos. Después de estar inconsciente, salí del auto, me sequé la frente de sangre (de heridas cuyas cicatrices, dice, también lo ayudaron para el psique du rol de Monzón), y del baúl agarré una reposera y un pandeiro, el instrumento que me acompaña a todos lado. En ese momento me senté y me puse a tocar música y a llorar. Me acababa de salvar. A partir de ese día tomo las cosas con calma”, dice el actor. Dos años después de aquella experiencia, otro momento bisagra llegaría; su debut profesional como actor.
“La selección fue un proceso súper prolongado. Era difícil cerrar siendo el tercero, me tenían ahí .... me llamaban y entonces venía otro casting, otro pedacito de guión. Yo que venía de hacer teatro tenía que bajar todos los registros. Pero no me decían que era yo, así pasaron meses...”, asegura el actor, quien de abril a noviembre se sometió a una exigente rutina física y practicó los golpes y las coreografías de las cuatro peleas que se verán en una serie, a cargo del director Jesús Braceras. “Me pusieron un coach de boxeo y uno de actuación (Desirée Salgueiro) para ir entrenando. Y tuve que seguir una dieta sin nada de harinas, ni gas porque tenía que estar fibroso. Me gustó cambiar el cuerpo
“Tuvimos escenas muy lindas con Celeste, ella es un genia. Me hizo reir un montón.”
“Es una serie con momentos fuertes. Monzón se crió en una casa con piso de barro, en un ámbito de violencia, hambre y sintiéndose nadie.”
y sentirme mejor”, afirma “Pikio”, un baterista, como lo fueron su abuelo y tío, y percusionista amante de la música brasileña que antes de probar con el arte dramático tuvo, desde los 12 y hasta los 18, una banda de música tropical con la que recorrió su provincia y Corrientes.
Al igual que el actor Jorge Román, quien encarna al Monzón adulto—el que está en la cárcel, el “caído”, a través de un relato que va del presente al pasado para entener los motivos del asesinato de Muñiz—Mauricio dice que la idea de la ficción no es la de juzgar: “Eso a mí como actor no me sirve. Es una serie con momentos fuertes. A mí me toca la parte del inicio, cuando Monzón sale de Santa Fé, en San Javier, siendo una persona muy humilde. Una que se crió en una casa con piso de barro, siendo nadie, viviendo en el hambre y criado en un ámbito de violencia. Y cuando leí eso, vi cosas análogas con mi vida. Yo también me crié en un barrio humilde y con violencia familiar. Porque en mi casa y por la educación que recibieron mi padres, criarnos a los golpes era algo normal. Pero hoy ellos son conscientes de todo eso y se retractan. Creo que pude usar eso para componer a Monzón. Su historia me causó mucha ternura y bronca a la vez. También creo que ser del interior y no tener el acento porteño me jugó a favor”, detalla.
Pero a la par de los de gran violencia, la serie de Monzón también tiene, según Panigua, momentos de registro opuesto como el nacimiento de Alicia, la hija del boxeador: “Algo hermoso de ver, como su amor con Pelusa, su primera mujer, una relación genuina, de la que se cuentan muchas cosas que la gente no sabe. También me sorprendió saber que era alguien muy solidario. El decía ¨Yo soy un negro de mierda y si tengo la suerte de estar acá y quiero ayudar, lo voy a hacer”. Y no sé cuántos podrían hacer algo así. También me impactó su humildad. Él no tenía ningún problema en ir a comer adonde sea, por más sen-
cillo que fuera. Monzón también tenía su costado muy tierno, pícaro, de humor; era muy carismático ”, confiesa el actor.
Además de la pelea con Nino Benvenuti en el Palazzo dello Sport de Roma, Italia, en la que Monzón obtiene su título mundial de peso mediano, la producción también recreó las escenas de alto voltaje que el boxeador realizó con Giménez, encarnada por Celeste Cid, en “La Mary”, película en la que comenzaron su tórrido romance.
“Tuvimos escenas muy lindas con Celeste, ella es un genia. Nos llevamos súper bien y me hizo reir un montón y eso fue muy importante porque a la hora de trabajar el reirse te aleja de estar pensando tanto. Para las escenas de sexo estaba muy concentrado y atento en que todo saliera bien. Yo soy muy cuidadoso. El grupo técnico también ayudó mucho, tuvimos mucha suerte. Y más yo que es mi primer trabajo... ¡No sé que voy a hacer después!”, reconoce Mauricio, quien cada día de filmación se sometía a una intensa preparación de maquillaje en el que le ensanchaban la nariz y batían el pelo para simular la característica melena del pugilista que muriera en 1995 en un accidente en la ruta.
“También tuve la suerte de poder reunirme con su hija, Silvia Monzón, y su hijo Agustín (17), nieto de Carlos, que participó en la serie y también hizo el casting. Agustín tiene el físico, pero es muy chico. De todos modos estuvo en la serie y estaba muy contento. Ellos vinieron para los últimos días de rodaje. Silvia es divina, hablamos un montón porque compartíamos el auto de regreso después de cada rodaje. Yo le dije que a Monzón lo construimos con mucho respeto y entre todos. Recuerdo que nos abrazamos y fue muy especial”, concluye el actor cuyo talento y carisma sorprendieron en el set.
Agradecimientos: Jeans No End. Maquilló y peinó @popi.makeup con productos Maybelline. Pampa Films y equipo técnico. Vestuario de “Monzón, la serie”: Marcela Vilariño y equipo.
“Me sorprendió saber que Carlos era muy solidario. También tenía un costado pícaro.”