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MADRE CORAJE: UN GRITO DE TALENTO

CLAUDIA LAPACO SACUDE EMOCIONES EN EL UNIVERSO MUSCARI

- Por Hector Maugeri

Cuando una de las piezas fundamenta­les del teatro épico de Bertolt Brecht se conjuga con una adaptación popular y su director, José Maria Muscari, quien sabe bucear entre pantanos y aguas cristalina­s, logra acaparar la atención del público y la crítica, a través de la puesta y su protagonis­ta principal, estamos frente a un acontecimi­ento artístico que merece la pena desarrolla­r y aplaudir de pié. El reconocido autor alemán escribió los textos originales en sólo cinco semanas, cuando huyó de la Alemania Nazi en 1933, durante su exilio en la isla de Lindingo en Suecia, en 1939, previo a escaparse a Finlandia y EEUU via Rusia. “Madre Coraje y sus Hijos” se estrenó en Zurich en 1941 y ambientada en la Guerra de los Treinta Años en el siglo XVII, se extendió por el mundo a través de los años: tuvo notorias repercusio­nes en Londres, New York, Paris y Viena, y en Buenos Aires, la interpretó Alejandra Boero en 1954 y China Zorrilla cuatro años más tarde. Judi Dench, Liv Ullmann y Maryl Streep, fueron otras de las “madres” que subieron al escenario para desangrar dolores y miserias. La presencia única y exclusiva de Claudia Lapacó, sacude emocionalm­ente con un trabajo escénico salvaje y voraz. Los matices de su voz, sus gestos, y su mirada, que paraliza y conmueve, dejan sin aliento a una platea que se arrastra como si se tratara del carromato que carga esta vendedora ambulante, sacándole partido a la guerra y al desconsuel­o. Con un texto complejo, crudo, y por momentos, con ciertos guiños que involucran a nuestra coyuntura política y social, la obra explora cierta atemporali­dad y remasteriz­aciones lenguístic­as. El universo Muscari vuelve a sorprender con la acertada selección musical de Guillermo Salvador, el cálido diseño de luces de Paola Luttini y José Luis Calvo y el diseño y realizació­n de escenograf­ía de Didac Estudio. El vestuario, de Magda Banach, creativo y kitsch, ubican y realzan los textos traducidos por Miguel Sáenz Sagaseta. El elenco – con pequeños desniveles– sostiene con precisión las exigencias de cada uno de sus roles. Ante todo, es preciso destacar el excepciona­l trabajo de la actriz Iride Mockert, quien interpreta a la hija muda, exponiendo desmesurad­as cualidades que expresa con golpes sensibles y catastrófi­cos. Osvaldo Santoro, Héctor Diaz, Silvina Bosco, Martín Slipak, Esteban Perez, Moro Anghileri y Emilio Bardi, forman parte de la matriz de esta madre que es arrebatada por la indecencia, la corrupción y el poder. La vehemencia que se pronuncia en esta versión tiene la carnalidad de un nivel de entrega inagotable. “Cuando el arte es bueno nunca es aburrido”, definió la Lapacó, una actriz que sabe desdoblars­e, desplegars­e y dejar el alma sin escatimar límites. Porque para ella, y comprobado está, su único límite es el infinito: el cielo o el infierno.

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