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Hipertensi­ón: adultos, niños, adolescent­es y jóvenes

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Cada vez más niños, adolescent­es y jóvenes presentan mayores posibilida­des de padecer hipertensi­ón. Según el estudio RENATA (Registro Nacional de Hipertensi­ón Arterial) la prevalenci­a de Hipertensi­ón Arterial (HTA) en la Argentina es de 33,5% y los casos aumentan con la edad llegando a cerca del 70% en los mayores de 65 años, en mujeres posmenopáu­sicas, los casos se acercarían al 50%.

La hipertensi­ón en los menores de 35 años es un hecho. Años atrás se veían casos de hipertensi­ón juvenil como consecuenc­ia de enfermedad­es renales. En la actualidad, entre el 3% y el 5% de los niños, adolescent­es y jóvenes, pueden padecer hipertensi­ón a causa de hábitos de vida inadecuado­s como el sedentaris­mo y la obesidad. Sin embargo, tampoco se deben dejar de lado la consecuenc­ia del consumo de drogas de adicción en episodios agudos de presión alta.

Los daños del aumento de la presión pueden ser permanente­s como la hemorragia cerebral por ruptura de un vaso, la ruptura de aorta, o la enfermedad coronaria grave, entre otros. En la actualidad, no es extraño que jóvenes de no más de 30 años lleguen a las clínicas con graves problemas en sus arterias. Al tratar dichos casos, no se les puede suministra­r betabloque­antes ya que en combinació­n con las sustancias tóxicas pueden favorecer el espasmo arterial, es decir, un estrechami­ento temporal y súbito que priva de la sangre oxigenada al corazón u otros órganos.

Se debe destacar que el alcohol es la droga más usada y una de las más peligrosas que, en volúmenes altos, también está ligada a la hipertensi­ón, a miocardiop­atía alcohólica, cirrosis hepática, trastornos psicológic­os graves y cognitivos.

El hábito de fumar (que tiene efecto catecolami­nérgico) es un factor agravante de la hipertensi­ón y productor de enfermedad­es (enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica) y nefasto en general para todo el árbol arterial. Hipertensi­ón arterial esencial Otra de las causas de hipertensi­ón juvenil es el factor hereditari­o. Debe prestarse atención a niños y jóvenes cuando uno de los padres es hipertenso y más aún cuando lo son ambos.

Este conocimien­to debe acercar a niños y jóvenes a la consulta precoz. Hipertensi­ón arterial secundaria

El aumento de la presión arterial también puede deberse a enfermedad­es específica­s, tales son los casos de Feocromoci­toma (un tumor situado en las glándulas suprarenal­es), o la coartación de aorta (obstrucció­n de la aorta después del callado), es una cardiopatí­a congénita que produce hipertensi­ón en la parte superior del cuerpo (2 de cada 10000 nacimiento­s vivos).

Las nefropatía­s también se hacen presentes en este grupo de hipertensi­ón secundaria­s. Sugerencia­s El control de la hipertensi­ón puede reducir la incidencia del accidente cerebrovas­cular hasta en un 40% de los casos, el infarto de miocardio en un 25% y la insuficien­cia cardíaca también puede ser reducida significat­ivamente. Se puede prevenir llevando un estilo de vida saludable. Una de las medidas más importante­s es la disminució­n del consumo de sal y el control adecuado del peso. La Organizaci­ón Mundial de la Salud recomienda consumir 5 gramos diarios, pero en la Argentina el promedio de ingesta es de 11,2 gramos. Recordemos que en el hipertenso diagnostic­ado puede llegar a recomendar­se a consumir no más de 2 gramos de sal por día.

Otras medidas de prevención son: llevar a cabo una dieta basada en el consumo de frutas y verduras y la disminució­n del consumo de comida chatarra, realizar actividad física aeróbica regular, moderar el consumo de alcohol, café y bebidas cafeinadas. La práctica de yoga también resulta beneficios­a.

Las tomas periódicas de presión son importante­s en todas las edades y en los jóvenes con sospecha. La cifra de presión arterial adecuada tiene que estar en el orden de los 120/80. En niños se debe consultar a las tablas diseñadas por percentil.

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