“SIEMPRE ME DIJERON QUE ERA IGUAL A EL”
JORGE ROMAN COMO CARLOS MONZON
La comparación era una constante en su vida. Esa frase que siempre le repetían, aún cuando no había decidido ser actor, y esa que finalmente llegó como propuesta en el momento menos esperado. Porque cuando a Jorge Román (57) le avisaron que estaban buscando actores para interpretar al campeón mundial de boxeo, el actor estaba instalado en Corrientes, más enfocado en sus trabajos en cine, doblaje y como maestro de actores, que en la idea de ponerse en la piel del boxeador.
“Siempre me dijeron que era igual a él. Y fueron dos amigos quienes me empezaron a taladrar: ¨Sos vos¨, me decían. ¨Estoy pasado de edad. A mí la televisión no me convoca¨, les contestaba. Es más, la primera entrevista con la producción fue un anti-casting. Recuerdo que lo primero que dije fue que no había tenido tiempo de preparar nada, después que estaba filmando una película en Paraguay , ¨Matar a un Muerto¨, la ópera prima de Hugo Giménez”, dice entre risas el actor nacido en Formosa, que saltó a la popularidad con el filme “El Bonaerense”, de Pablo Trapero, y quien encarna al pugilista tras su retiro profesional en “Monzón”, la serie emitida por Space que narra el ascenso y ocaso del deportista que alcanzó la gloria y luego fue condenado por el homicidio de su segunda esposa, Alicia Muñiz.
“Preparar el papel fue un rally. Pero tuve la bendición de encontrarme con un equipo de profesionales y seres humanos excelentes, al igual que el casting, porque me reuní con actores de un nivel y un compromiso muy alto. Además de todo, venía de operarme
de la vesícula y estaba con un 50 por ciento de energía. Fue todo muy exigente a nivel físico”, detalla el actor que en pleno rodaje también tuvo que entrenar con el expugilista argentino, Martín Coggi.
“Me quedé muy entusiasmado con el boxeo; no sabía que era tan completo. Hasta quedamos con Martín que lo iba a entrenar como actor y él a mí en lo físico”, agrega.
“Para componer a Monzón vi muchos videos suyos tras el retiro y cuando estuvo en la cárcel. Porque de joven yo seguía mucho el deporte, coleccionaba “El Gráfico”, seguía a Vilas y tenía imágenes de la vida boxística de Monzón. Lo llegué a escuchar por radio, recuerdo su pelea con Valdez, pero no tras su retiro. Lo decisivo fueron los guiones: completos, con múltiples visiones y muy bien escritos. Para la serie sólo me tiñeron el pelo y nada más. Monzón tenía ascendencia Mocoví y yo creo que en mis raíces debe haber algo Toba o Wichi, nunca lo llegué a confirmar”, describe Román sobre la producción de Disney Latinoamérica y Pampa Films, dirigida por Jesús Braceras.
“Todo en la vida de Monzón era violencia. La carencia con la que él vivía era violencia, la pobreza que lo lleva a estar mal alimentado; al punto que cuando empieza su carrera deportiva tenía raquitismo. No le van a aguantar los huesos, decían. Un padre alcohólico, 14 hermanos… El trabajo del actor es no juzgar al personaje, sino entender y la verdad es que no me costó comprenderlo. Yo también vengo de una extracción humilde, de carencia en mi niñez. Por ejemplo, a Monzón la que lo fajaba era la madre. Entonces uno imagina, con tantos chicos, ¿Cómo hace esa mujer para criarlos en la pobreza casi absoluta? Monzón fue a la escuela
hasta tercer grado y después tuvo que trabajar. Su mejor amigo era el hermano de Pelusa García (primera mujer de Monzón). Es él quien se la presenta y ese mejor amigo el que se suicida, creo que incluso, según las crónicas, delante de Monzón. Sumergirme en esas líneas no fue para nada agradable. Todo lo que es tan paroxístico en la vida de Monzón tiene su corolario en el asesinato. Fue un trabajo agotador”, afirma Román, quien también tuvo que luchar para formarse como actor, muchas veces con las posibilidades que tenía a su alcance.
“Me había recibido en “Ciencias de la Educación” y los que me conocían pensaban que yo había venido a Buenos Aires para hacer un posgrado. Al principio nunca le dije a nadie, ni a mi familia, que venía para ser actor. Tuve participaciones en televisión y en cine, en la película “Felicidades”, pero no decía nada porque no quería que me presionaran. Cuando me vieron en la tapa de Clarín espectáculos con “El Bonaerense”, mis hermanas lloraban. Pero fue muy duro el comienzo. Yo no tenía contactos y mantenerme en Buenos Aires era complicado”, cuenta Jorge. Para pagarse sus estudios como actor
“Todo en la vida de Monzón era violencia: la pobreza con la que creció; un padre alcohólico… Pero nada justifica un crimen”.
trabajaba como docente y administrativo. Vivió entre pensiones y hoteles, y cuando no tenía dinero para los cursos, empezó a ir a la “Asociación de Actores” en búsqueda de obras en cooperativa para seguir aprendiendo. Siempre se la rebuscó.
“Tengo una admiración profunda por Agustín Alezzo. Una vez, cuando me lo crucé, le dije: ¨¡Maestro, sabe las veces que yo mentí en los castings y dije que estudié con usted! Pero lo hice porque no me alcanzaba la plata. ¨No va a ser el primero que mienta¨, me respondió. (Risas). Y me largó un elogio el maestro que casi me muero de alegría y orgullo. ¨Usted por lo menos es bueno¨, me dijo (más risas).Me acuerdo que hacía la cuenta de cuánto me salía la fotocopia color A4, más el boleto de colectivo de San Telmo a Martínez, para saber si me alcanzaba para la baguette del día. Más adelante, ya cuando yo filmaba, un director me dijo: ¨¡Qué buena estrategia tenías, Román, siempre dejabas la misma foto!¨ ¡Es que no tenía otra! Creo que si no tenés fuego sagrado, no podés avanzar”, asegura con humor el actor.
Sobre la llegada de Monzón a su vida, ese papel para el que parece haber nacido, dice: “Me encontró en un momento en el que estaba más abocado a entrenar actores, sobre todo para cine, con mi faceta docente a sus anchas. También había empezado a escribir lo que podría llegar a ser un libro. Por eso en algún momento quisiera buscar una editorial para publicarlo; una colección de apuntes de actuación en cine. Y me había ido a vivir a Corrientes. No extrañaba el set. Por eso cuando surgió lo de la serie pensaba: ¨Si hace seis meses una bruja me hubiera dicho que iba a estar en la televisión le hubiera dicho que se dedicara a otra cosa”. Si bien venía de hacer películas, como “El Gauchito Gil”, tenía mi energía en otro lado”.
Y en relación a la irrupción de la ficción en medio de un debate histórico sobre la violencia de género, admite: “No hay manera de justificar un crimen. Pero lo que sí le digo a mis amigos y amigas militantes es que aprovechen la serie y no se queden con lo puramente escabroso. Creo que ¨Monzón¨ va a mostrar las múltiples causales, sociales, culturales y económicas de la violencia, porque un hecho no se explica por sólo una causa. No se trata de justificar, sino de comprender las raíces de la violencia”.