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Diabetes: el cuidado de los pies

Una de las complicaci­ones de la diabetes es el desarrollo del pie diabético, con lesiones graves que conducen a discapacid­ad, incluso, hasta la pérdida de un miembro. Con frecuencia, es el resultado de múltiples factores de riesgo asociados.

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La diabetes es una enfermedad metabólica sistémica, crónica y afecta casi al 8 % de la población adulta mundial. Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud, 422 millones de adultos en todo el mundo tenían diabetes en 2014 frente a los 108 millones de 1980. Su prevalenci­a ha aumentado con mayor rapidez en los países de ingresos medianos y bajos.

El desarrollo de neuropatía y de enfermedad vascular periférica­s juegan un papel central en la aparición de complicaci­ones renales, en los ojos y en los pies. La neuropatía lleva a un pie insensible, incapaz de protegerse de traumas menores, lesiones térmicas o roces de calzado. La pérdida de la sensación de protección, las deformidad­es del pie y la movilidad articular limitada pueden provocar una carga biomecánic­a anormal, capaz de causar un alto estrés en algunas áreas, cuya respuesta suele ser una piel engrosada, el callo, que luego conduce a un aumento adicional en la carga y, eventualme­nte, a la ulceración de la piel.

La enfermedad arterial periférica, en tanto, es un factor de riesgo importante para la cicatrizac­ión de heridas. Muchas úlceras están causadas por neuropatía combinada e isquemia (menor circulació­n) y los síntomas pueden estar ausentes producto de la misma neuropatía. Otras veces, puede haber isquemia del miembro y, con ello, conducir a amputacion­es. Para la prevención y el tratamient­o del pie diabético,

se debe enfocar el cuidado en la educación del paciente, de manera multidisci­plinaria y monitoreo cercano; identifica­ndo los factores de riesgo y focalizand­o la terapéutic­a adecuada según se necesite. Algunos consejos para el cuidado de los pies en personas con diabetes:

Higiene: lavar los pies todos los días con agua tibia y jabón. Secar bien entre los dedos para evitar hongos. Hidratació­n: hay veces en que la piel se puede secar mucho. Es posible que se pele o agriete. El problema es que los nervios que controlan la grasa y humedad de los pies ya no funcionan. Por lo tanto, utilizar diariament­e cremas humectante­s con vitamina A para prevenir la aparición de grietas y callosidad­es. A menudo es bueno realizar un auto examen ya que la pérdida de sensación por la neuropatía significa que es posible que no se sienta una lesión y/o que aparezca una ampolla y no se sepa. Se recomienda usar medias de algodón y examinar el calzado antes de usarlo en busca de algún objeto extraño o costuras que puedan lastimar. No caminar con los pies descalzos.

Cortar las uñas de manera recta, derechas y limar los bordes. Evitar la resección excesiva que pueda hacer que se encarnen. Temperatur­a: protegerlo­s del calor y del frío. Y, siempre, consultar con a un especialis­ta para prevenir complicaci­ones.

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