ASTROLOGÍA
La simbología del último signo del Zodíaco muestra a dos peces que nadas en sentidos contrapuestos y están unidos por un cordón. La idea de las dos direcciones posibles, en la circularidad del mandala, y la unión eterna representada en el cordón que los ata es, de por sí, una imagen netamente pisciana: totalidad y conexión profunda. Piscis es también el último integrante de la tríada de Agua, lo anteceden Cáncery Escorpio, y en él se diluyen todas las manifestaciones zodiacales anteriores, en esta gran piscina oceánica están, sin forma, todas las experiencias por las que la energía atravesó en su paso por la rueda de los doce signos. Así como de las aguas primordiales brota la vida en el planeta, en el último signo está absolutamente todo en forma potencial, de manera latente. En el cuerpo rige a los pies, al sistema linfático y a las glándulas y sus zonas corporales más propensas a tensionarse son la espalda, la columna y los hombros. Son de las personalidades más amorosas y compasivas del Zodíaco y tienen una maleabilidad emocional sorprendente: pareciera que ninguna experiencia humana, por más lejana que sea de la propia.