“NO PUEDO CARGAR MAS MI CORONA”
ISABEL II NO SOPORTA EL PESO DE 2 KILOS SOBRE SU CABEZA
Los 93 años comienzan a “pesar” sobre el pequeño físico de la reina Isabel II de Inglaterra. Aunque su vida no estuvo sometida a duros trabajos ni esfuerzos mayores, la monarca confesó ya estar algo cansada de cumplir con todos los compromisos de la Casa Real Inglesa y de no poder, de una vez por todas, terminar de delegar todas sus funciones en algunos de sus herederos. Según habría manifestado en la intimidad, no confía ciegamente en ninguno de ellos. Su hijo mayor, el príncipe Carlos (70) y su esposa Camilla, duquesa de Cornualles (72), la secundan en algunos actos oficiales pero ella no duda, con su fuerte carácter, en marcarle permanentemente los errores a su heredero mayor. Mientras su esposo, Felipe de Edimburgo, se retiró de las funciones públicas ya en 2017.
Por eso dicen que Isabel II se siente sola y cansada. Y así quedó evidenciado durante la reciente apertura del Parlamento
Inglés a donde, como es tradición, llega en su fastuoso carruaje de cristal desde el Palacio de Westminster. Para sorpresa de sus súbditos, la octogenaria monarca en esta oportunidad rompió el protocolo, que tan estrictamente manda cumplir, y no llevó su tradicional Corona Imperial. La que reemplazó por su diadema, más liviana, de George IV, que fue realizada en 1821. La tiara tiene cuatro cruces que se alternan con ramos de flores, rosas, tréboles, que representan las diferentes partes del Reino Unido. Está adornada con 1.333 diamantes, aunque la reina Alexandra la redujo en 1902, al quitarle 11 diamantes para adaptarla a su cabeza, que era más pequeña. La corona original, realizada en oro y platino para la coronación de la reina Victoria en 1838, en cambio tiene 2.868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas y 5 rubíes, una altura de 31,50 centímetros y un peso de casi dos kilos. Es la joya más importante que conserva la Casa Real Inglesa y un objeto de gran
valor histórico que se ha llegado a tasar en alrededor de 300 millones de dólares. Aseguran en el Palacio que Isabel II la lució por primera vez cuando saludó desde el balcón de Buckingham, el 2 de junio de 1953, cuando sólo tenía 25 años. Y que hoy está triste precisamente porque después de llevarla sobre su cabeza por 68 años, sintió que, literalmente, ya no más podía soportar su peso. “¡Ya no puedo cargar más mi corona!”, habría repetido en la intimidad. Esta drástica medida se suma a otras que debió tomar la reina por su avanzada edad. Como en el pasado mes de abril, cuando la obligaron a renunciar a una de sus diversiones preferidas que era conducir su poderoso auto.
“Hoy, mi prioridad es la obligación que tengo para con mi pueblo”, repitió Isabel II con la mitad de las energías que supieron distinguirla.
“¡Por más que el día de mi muerte ya esté todo planificado, les aclaro que todavía estoy viva!”, dicen que suele “bromear” ante su familia. Quien, fuera de todos sus chistes, tiene todo organizado, por protocolo real, para su fallecimiento y todos los acontecimientos que la sucedan. A pesar de que se vistió de gala con su vestido de seda blanco y plateado, combinado con zapatos y cartera en el mismo tono, aros y collar de diamantes y lució sus condecoraciones y túnica de terciopelo, la Corona Imperial viajó en otro carruaje desde la Torre de Londres (fuertemente custodiada) y, durante toda la ceremonia oficial del Parlamento, descansó sobre un terciopelo colorado en una mesita especialmente colocada al costado izquierdo de la reina.
Los propios médicos que atienden a la reina son quienes le habrían aconsejado que no cargue más sobre su cabeza esos dos kilos de la corona ya que de hacerlo podrían llegar “¡A romperle el cuello literalmente!”. A lo que Isabel II, con su conocido sarcástico humor, respondió: " ¡Ahora entienden que las coronas tienen sus desventajas! ¡Aunque a pesar de eso son cosas muy importantes!"