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“HEREDO MI AMOR POR EL ESCENARIO”

VALERIA ARCHIMO Y SU HIJA AMBAR

- Por Kary López (producción: Alicia Blanco)

De la misma manera que presenta a su hija como su gran compañera, Valeria Archimó (47) se divierte al describir la inquieta personalid­ad de Ambar (4), la pequeña que tuvo con el empresario y productor teatral Guillermo Marín (52), de quien se separó en julio pasado.

“Ella ya se elige los looks. Entramos a un local hace poco, fue a su sector y eligió una remera, una mochila y una campera ¡con una seguridad! Tiene un conjunto que le encanta y se lo pone cada vez que salimos”, confiesa entre risas la coreógrafa y bailarina sobre la pequeña.

“Ambar tiene una personalid­ad fuerte y es difícil de persuadir. Al mismo tiempo que juega con los bebés puede disfrazars­e de Spiderman como los varones y hasta tiene sus Transforme­rs. También se compra autos o camiones de bomberos. Ella tiene esa libertad; va a la juguetería y no tiene problemas en ir al sector de niños y elegirse un autito mientras que otro día se lleva el unicornio ¡Hubo un época que eran todos autitos!”, admite Valeria, quien desde que su hija era una bebé comenzó a llevarla a su trabajo.

“Ella está mucho conmigo y también dormimos juntas. La pasamos bomba. Viene conmigo al teatro, se queda en el camarín y se porta muy bien. Se entretiene con el teléfono o viene a ver la función y es una más. Me acuerdo que un fin de semana de gira no la llevé y todos me preguntaba­n ¿Dónde está Ambarita?”, asegura con emoción. “En mi último espectácul­o (la revista “Siempre Juntos”, con Carmen Barbieri y Fede Bal) hasta participó de un cuadro musical. Le ensañamos una coreo muy simple, unos movimiento­s de brazos y se los aprendió sin problemas. Era muy tierno… La veías en el costado del escenario, esperando y lista para entrar en cuadro”, agrega Archimó, también mamá de Teo (15), que tuvo con otra pareja.

Con tanto histrionis­mo a sus cuatro años, la coreógrafa no duda que su niña ya demuestra condicione­s para el arte. “Me encanta cómo es arriba del escenario. No sé

si va a suceder, pero creo que ella sí podría seguir mis pasos, si es lo que quisiera. Pero mi otro hijo, Teo, no, cero…No le interesa y nunca le gustó. De chiquito venía conmigo y estaba con el grupo pero siempre se mantuvo como observador. Ambar no, cuando estamos todos quiere bailar y que la miren; le gusta ser el centro. Le veo el histrionis­mo mío, la veta artística. Hay que calcular que desde que nació está conmigo en el teatro o en las clases de baile, entonces todo es muy natural para ella. Por ejemplo, en mi última obra quería tener un vestido igual al mío para el saludo final, cosas así ¡Ya pide cartel! ”, cuenta con humor Valeria.

Como madre de un adolescent­e y de una niña de 4, la experienci­a fue distinta en cada ocasión. “Y lo viví brutal porque no me tuve que dividir entre los dos. Cuando nació Ambar, Teo tenía 10 y jamás sitió celos, al contrario. Estuve a full, dándole todos los gustos a mi hijo en su momento y bueno, ahora a ella. A mí me encanta la maternidad. Yo soy muy de disfrutar ese rol; de estar con ellos. Soy una mamá muy presente, me gusta acompañarl­os. Delego sólo porque tengo que trabajar”, dice. Sobre si hoy es más flexible a la hora de poner límites a su hija, admite: “Sí, totalmente (ríe).

Ambar es mucho más malcriada que su hermano. Por ejemplo, Teo no dormía conmigo. Ella me agarró más permisiva, también porque sabe que no va a venir otro. Por supuesto que los caprichos no me gustan, pero sí todo lo que tiene que ver con darle un poco más de amor, me lo permito”.

Separada desde hace tres meses de Guillermo, el padre de Ambar, con quien estuvo 8 años en pareja, Valeria también se refirió a cómo transita este momento especial.

“Estoy bien, acomodándo­me a esta nueva situación. Nosotros seguimos siendo familia para Ambar, que es chiquita y le gusta vernos de a tres. Guillermo viene a cenar a casa, así estamos en familia, o vamos a su casa y están todos los chicos, los suyos y los míos, juntos. Eso me encanta. Pero lo vamos llevando con tranquilid­ad por ella. Y con Guillermo seguimos trabajando juntos, ahora en un musical que veníamos gestando y vamos a estrenar en el Teatro Broadway”, afirma.

Sobre la posibilida­d de una reconcilia­ción, reconoce: “Si llegamos a tomar esta decisión es porque lo tenemos muy elaborado. No fue una cosa impulsiva, apresurada, y menos con una nena chica. Hoy siento que es una decisión tomada. Yo a Guille lo requiero y lo voy a querer toda la vida, pero a veces las cosas no funcionan”. Enfocada en su nuevo desafío teatral, Archimó adelantó cómo será el show que la tendrá como una de las protagonis­tas en la porteña calle Corrientes junto a la presentaci­ón estelar de Sandra Mihanovich: “Es algo nuevo, distinto, con todas mujeres. Vamos a estar con Anita Martínez como directoras de un espectácul­o que va a tener humor, texto y que habla de la mujer y del amor. Entre las bailarinas, que tendremos monólogos, están Cecilia Figaredo y Lourdes Sánchez y la voz impagable de Sandra. Estrenamos el 20 de diciembre en el teatro Broadway y vamos a estar todo el verano, con la idea de seguir. Estoy feliz con este proyecto”, concluye.

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Look rockers e inseparabl­es. La bailarina y coreógrafa se divirtió posando con la niña de 4 años que tuvo con Guillermo Marín, de quien se separó hace tres meses.
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 ??  ?? Valeria lleva a su hija desde muy chica al teatro. La nena hasta participó en un cuadro musical de su última obra. Ambar ama los disfraces y jugar con muñecas y autitos. Ambas posaron con Pacheco, el Pomerania de la familia.
Valeria lleva a su hija desde muy chica al teatro. La nena hasta participó en un cuadro musical de su última obra. Ambar ama los disfraces y jugar con muñecas y autitos. Ambas posaron con Pacheco, el Pomerania de la familia.
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Feliz y orgullosa, la coreógrafa confiesa que Ambar tiene su histrionis­mo y que podría ser una artista si así lo quisiera. Dice que con su ex y papá de la nena tiene buena relación y que siguen trabajando juntos. En noviembre Archimó estrena un musical en el Broadway.

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