“DESDE QUE NACIO FUE MUY ESPECIAL”
EL DIA DE LA MADRE DE MARTINA DE ESTRADA Y CAMBIASO
Como siempre, la madre del astro dijo presente y lo acompañó en Tortugas. Y evocó el primer partido de Adolfito, a sus 8 años.
Era un día muy especial para ella, como para cualquier madre, pero de ninguna manera alteró una rutina que cumple a rajatabla. Y aunque intente pasar desapercibida, Martina de Estrada es una omnipresente habitué al palenque de La Dolfina cada vez que juega su hijo, ni más ni menos que el mejor polista del mundo, Adolfito Cambiaso (44). Por eso, en este domingo 20 de octubre, Martina se llegó hasta el predio de la Asociacion Argentina de Polo, en Pilar, para acompañar una vez más a su heredero en un día que le perternecía. “A mi hijo y a mis nietos voy a verlos a cualquier lado, si juegan en la Quebrada de Humahuaca agarro el auto y voy. Adolfito me llamó a la mañana para saludarme, lo único que me preocupaba hoy es que no le duelan las costillas. Si él se cuida de esa parte intercostal, que para mi es producto del estrés que vivimos todos los argentinos, hay polo para rato”, dijo con la autoridad que le confiere su rol materno.
Dentro de la cancha, en la primer semifinal del 79° Abierto de Tortugas, Cambiaso hizo lo que siempre hace: impuso su jerarquia y su goleo (hizo diez de los veinte goles) para guiar a La Dolfina a una final más de Triple Corona, que afrontará este miércoles en Tortugas –si el clima lo permite– contra Ellerstina. Su madre lo vivió con intensidad y al final compartió sensaciones del partido con su hijo, ya que ella fue, dice, la que le contagió la pasión por este deporte. “A los nueve años yo jugaba dos horas de polo todos los días con mis hermanos, en el campo no nos sacabas de eso. Adolfito empezó saltando a los siete, pero un día me dijo ‘se acabó, ahora me voy a dedicar al polo’. Así fue que a sus ocho años lo llevé a la Copa Potrillos, ese primer partido lo ganaron 21 a 1 con algunos de los primos y el hijo de la empleada de casa como compañeros”, evocó Martina, quien recuerda que Adolfito nació para “comerse la vida”, pero con mucha paz. “Desde que nació fue un personaje muy especial, a mí me encantaba su creatividad y su capacidad para arreglárselas sólo”, explicó.