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EL FASTUOSO PALACIO DE MAXIMA

SU REMODELACI­ON COSTO CASI 70 MILLONES DE DOLARES

- Por Gaby Balzaretti

Luego de 4 años de reformas la reina de Holanda estrenó su nuevo hogar, en la Haya, de 150 ambientes.

Apesar de poseer cuatro palacios que podrían ser destinados a convertirs­e en su hogar definitivo, los reyes de Holanda, Máxima (48) y Guillermo I (52), prefiriero­n armarse de paciencia y esperar los más de cuatro años que les llevó la completa remodelaci­ón del palacio de “Huis Ten Bosch” —“La casa del Bosque”, según la traducción—. Las reformas arrancaron en 2014 pero se fueron atrasando por los continuos cambios que realizaba la propia reina, que personalme­nte supervisó la obra, y finalizaro­n en 2019, aunque recién ahora terminaron definitiva­mente de decorar los ciento cincuenta ambientes del palacio, incluidos el Spa, la peluquería, la piscina, las canchas de tenis, los establos y el gran lago que rodea la mansión. Y ya toda la Familia Real de Holanda

está instalada en su nuevo hogar. Así los reyes y sus hijas, Amalia (16), Alexia (14) y Ariane (12), se mudaron después de dieciséis años de vivir en el mismo lugar, Villa Eikensorst, en la localidad de Wassenaar, a unos 6 kilómetros de su flamante casa, un edificio del siglo XVII. Su nuevo palacio, ubicado a 5 kilómetros del centro de la Haya, que fue construido por Federico Enrique, acatando la orden de la reina Isabel de Bohemia, en 1645, fue restaurado por completo priorizand­o su incalculab­le valor histórico debido a sus obras de arte. El costo de toda la remodelaci­ón llegó casi a los 70 millones de dólares (63 millones de euros, contra los 35 estimados en el comienzo de la obra) superando la cifra autorizada. Entre los imprevisto­s, debieron hacer frente al descubrimi­ento, por ejemplo de amianto, entre los antiguos materiales de construc

ción que contenían minerales dañinos para la salud. Sólo la restauraci­ón del emblemátic­o tejado del palacio implicó 65 mil kilos de plomo; y en sus ambientes se instalaron 1300 metros cuadrados de alfombras y 22 mil metros de cables para modernizar sus antiguas instalacio­nes eléctricas.

El mayor desafío de los arquitecto­s fue contener la humedad de las estructura­s de madera, cambiar las vetustas cañerías y salvar el papel de paredes como la de la “Habitación

China”, que había sido “atacado” por un insecto que vive del papel, cartón o el moho. La histórica fachada fue “aggiornada” con el llamado domo de Oranjezaal, que puede verse en la parte superior del edificio y que está diseñado con lienzos históricos, paneles y pinturas arqueadas de la Edad de Oro.

El “Vestíbulo”, entrada principal, está dominado por una gigantesca araña con lámparas LED que ilumina los retratos de los antepasa

“El lujo y el brillo del carruaje holandés, tirado por 8 caballos, inspiró a Walt Disney para su fantástico cuento de Cenicienta”.

dos de la Casa Orange que cuelgan de las paredes. Todo diseñado por “Studio Drift”, que crea instalacio­nes y esculturas interactiv­as que exploran la relación entre la naturaleza, la tecnología y la raza humana. Allí, también se encuentra la escultura “Frágil Futuro” de los reyes, que está realizada con el fruto de los dientes de león, cuyos bulbos esponjosos fueron recolectad­os a mano y pegados, semilla por semilla. Y, entre los ambientes principale­s se destacan el “Salón del ADN”, conocido originalme­nte como “Salón Verde” por la seda que recubría las paredes. Pero fue reformado por el holandés Jacob van der Beugel, que hizo colocar en sus paredes un patrón de 60 mil piedritas amarillas que muestran la secuencia del ADN de los reyes Guillermo I y Máxima. Le sigue el “Salón Azul” (“Blauwe Salon”) que fue redecorado por los diseñadore­s Maurice Scheltens y Liesbeth Abbenes y que alberga una especie de museo de los objetos fetiches de los miembros de la Familia Real, como el manto del rey, un par de patines de hielo, un acordeón, una naranja, un águila de la Patagonia Argentina, una bandera de las Naciones Unidas, un trono, una gorra de la Marina Real, cunas y sillitas de niños que pertenecie

ron a Guillermo y hasta un perro negro que fue la mascota más querida de los Orange. Los diseñadore­s tapizaron las paredes con un collage familiar realizado en un textil tridimensi­onal. Más adelante se encuentra el “Despacho del Rey” que está presidido por el retrato de un antepasado pero muestra una decoración más moderna y tecnológic­a. A continuaci­ón está el “Despacho de Máxima”, cuya decoración combina elementos de diseño moderno, como una lámpara de techo o un cuadro sobre la chimenea con otros más tradiciona­les como piezas de cerámica de Delft que descansan sobre una mesa circular y en un añoso armario. Allí se combinan murales grises con sillas tapizadas en azules. Muy cerca le sigue “La Biblioteca” en la que predomina el color azul, con paredes empapelada­s con motivos tropicales en una exótica mezcla de modernidad y glamour. Una araña de diseño vanguardis­ta ilumina la Biblioteca, donde las estantería­s, butacas y alfomfras son azules, un color que se repite en otras salas. También están la “Sala China”, con chimenea de mármol, techos ornamentad­os con escenas clásicas del país que se vuelven a ver en las paredes, la “Sala Japonesa”, un “Comedor Blanco” y el “Sa

lón Witte Eetzaal” para grandes comidas, por supuesto, una gran “Sala de Baile” y una “Sala Orange”, íntegramen­te cubierta por inmensos cuadro clásicos y un techo invalorabl­e que pudieron recuperar de la obra original. Siempre cuidadosos de su privacidad y la de sus hijas, Máxima y Guillermo se encargaron de que el “Palacio Huis ten Bosch” ofreciera una clara diferencia­ción entre la zona de trabajo y la zona privada. El ala destinada a todo lo relacionad­o con el trabajo se utiliza para recibir a invitados de otras familias reales, auto -

ridades holandesas o mantener diferentes reuniones, mientras que la “pate destinada a la familia” sólo está permitida a la parte más íntima de los reyes. Y para dividir ambos espacios existe un amplio hall con dos grandes esculturas. Aseguran quienes bien conocen a la familia de Máxima y Guillermo que las más entusiasma­das con esta gran mudanza son Amalia, Alexia y Ariane, ya que sus centros de estudio están ubicados muy cerca de su nuevo hogar. Y así deberán viajar menos para ir hasta su escuela y hasta podrán realizar más reuniones con algunas compañeras, ya que “Huis Ten Bosch” también tiene una sala especial —que cuenta con la más moderna tecnología— para que las “princesita­s” se relajen, estudien o se diviertan.

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 ??  ?? El rey Guillermo tiene su gran despacho junto al de Máxima, con pinturas de antepasado­s. Luego está el “Salón Witte Eetzaal” para grandes comidas protocolar­es.
El rey Guillermo tiene su gran despacho junto al de Máxima, con pinturas de antepasado­s. Luego está el “Salón Witte Eetzaal” para grandes comidas protocolar­es.
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 ??  ?? La Carroza de Oro, de 1898, renancenti­sta, recubierta con hojuelas de oro y ornamentos, que desde 2015 se encontraba en reparacion­es, ya está lista.
La Carroza de Oro, de 1898, renancenti­sta, recubierta con hojuelas de oro y ornamentos, que desde 2015 se encontraba en reparacion­es, ya está lista.
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 ??  ?? El Salón Azul tiene paredes de collage textil tridimensi­onal con la vida de los reyes. Luego está el Salón de Baile, la Sala China con chimenea y el Salón del ADN o “Groene Salone”
El Salón Azul tiene paredes de collage textil tridimensi­onal con la vida de los reyes. Luego está el Salón de Baile, la Sala China con chimenea y el Salón del ADN o “Groene Salone”
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 ??  ?? La reina Máxima atesora una invalorabl­e colección de fina cristalerí­a y de la clásica cerámica holandesa, azul, de Delft Blauw, de los años 1600 y 1800, que fue pintada íntegramen­te a mano.
La reina Máxima atesora una invalorabl­e colección de fina cristalerí­a y de la clásica cerámica holandesa, azul, de Delft Blauw, de los años 1600 y 1800, que fue pintada íntegramen­te a mano.
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Para la restauraci­ón del techo del nuevo hogar de Máxima y Guillermo se usaron 65 mil kilos de plomo, se instalaron 1300 metros cuadrados de alfombras y 22 mil metros de cables.
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