“TENGO 6 SEMANAS DE RAYOS”
FEDE BAL COMENZO SU LUCHA CONTRA EL CANCER
El 9 de marzo la vida de Federico Bal (39) cambió repentinamente. Un diagnóstico inesperado, duro, le traspasó el corazón. Pero el cáncer instestinal no le daba tiempo para deprimirse. Por eso respiró hondo, se puso en manos de los profesionales y se instaló en la casa que su madre, Carmen Barbieri, le regaló en Ingeniero Maschwitz. Acompañado por su novia, Sofía Aldrey, la semana pasada comenzó con el tratamiento de rayos en el Instituto Alexander Fleming. Coincidentemente con la cuarentena impuesta por el Coronavirus, se subió a su auto e hizo una pasada por la puerta de la casa de su mamá y se tiraron besos al aire.
“El mensaje que quiero transmitir y resaltar es que estoy confiado. Esa es la palabra justa que describe cómo me siento…”, dijo en Instagram bajo las fotos que lo mostraban en su primera sesión. “Día 1. La máquina de rayos. Fernando, el técnico, un copado que me da mucha confianza y tranquilidad…”, puso con el coraje que enfrenta esta batalla.
Y luego contó detalles de su día a día. “Empecé con las sesiones y esta enfermedad me hizo abrir puertas a lo desconocido, como la religión, ya que soy ateo. Siento que pude abrir los ojos y ayudar a mucha gente. Estoy con cuidados extremos por mi condición de riesgo… Pero por primera vez también siento que estamos haciendo las cosas bien como país y estamos aprendiendo... ¡Por favor, respetá la cuarentena, no es un chiste!”, se animó sumándose a una realidad que tampoco le es ajena. Mientras dicen que Fede también habría recurrido a terapias alternativas y visitado al Padre Ignacio, en Santa Fe, él mismo
quiso contar su nuevas rutinas en la que cambió su alimentación y comenzó reiki.
“Logré entender que es tan importante lo que consumimos, lo que metemos en nuestro organismo que siento que viví 30 años haciendo las cosas mal. Por eso dejé de comer carnes rojas, blanca y pescado. Dejé el azúcar en todas sus formas (gaseosa, chocolates…). También el alcohol y verduras y frutas que no sean orgánicas. No consumo alimentos procesados y con agrotóxicos. También dejé la leche y los lácteos. No quiero decir que hagan lo que yo hago. Sólo consulten…” confió.
Y como lo expresó, sólo quiere que su testimonio le sirva a las personas que están atravesando por similar situación. “¡Quiero contarles que no duele nada! Son diez minutos donde la máquina gira y es como una tomografía computada… Mientras me aplicaban los rayos me enseñaron a visualizar como un ejército de soldados que entran por esos rayos invisibles con el objetivo de eliminar el tumor. Yo les puse rangos, caras y los vi con un uniforme celeste y blanco y no pude evitar ver a mi viejo, desde algún lugar elevado, como dirigiendo ese escuadrón…”, confesó con una admirable fortaleza. “Quiero aclarar que estoy muy bien. ¡Fuerte de ánimo! Sólo salgo un poco cansado del tratamiento. Así es que cuando vuelvo a casa aprovecho para descansar. Almuerzo y me meto en la cama un rato. Son seis semanas de tratamiento y recién empecé…”, concluyó un Fede Bal guerrero, dispuesto a pelear y a ganar su batalla más dura. Y con la compañía de lo que hoy se convirtió en su gran sostén, el amor incondicional de la bella y rubia Sofía.