“VENIR A IBIZA FUE ACERTADISIMO”
JIMENA BUTTIGLIENGO Y SU FAMILIA, LEJOS DE LA PANDEMIA
Si casi todas sus experiencias de vida que registra en su hábitat parisiense se codean con la felicidad, Jimena Buttigliengo (35) no quiso opacar ese valioso arcón de recuerdos. Y cuando comenzó a percibir que en la capital francesa se veía venir “algo raro”, no lo dudó un instante: aprovechando que su marido, el empresario francés Willy Rizzo (35), debía viajar a Ibiza para formalizar una transacción, la modelo cordobesa lo incitó a que directamente se mudaran con sus hijos a territorio balear. Era el viernes 13 de marzo, tres días antes de que el presidente galo Emmanuel Macron (42) decretara la cuarentena obligatoria en Francia, y “Jime” se dejó llevar por su instinto en busca de una reclusión no tan asfixiante.
Y leyendo “el diario del lunes”, los hechos la avalaron: “Todos los restaurantes cerraban, leía las noticias y me dije internamente ‘esto va a ser para largo’. Necesitábamos un lugar de paz, sobre todo por nuestros hijos, mo quería que ellos vivieran la paranoía y el estrés que se comenzaba a palpar en Paris. El destino nos trajo para Ibiza y hoy, dos meses después, la considero una decisión acertadísima. Acá nos sentimos libres”, le confesó a CARAS desde la isla española.
Ni bien llegaron al paraíso de los veranos y las fiestas, la pareja se instaló en el campo de una familia amiga con sus mellizos, Lynda (2) y Willy (2). Después se mudaron a otra casa de amigos pegada al mar, donde la Naturaleza y el aire libre los contuvo del confinamiento. “En Ibiza la cuarentena también fue estricta, muy parecida a un toque de queda en una dictadura. No podíamos salir, pero la casa tiene un gran parque y pudimos recrearnos con muchas actividades. De hecho yo aproveché para dar clases de yoga desde mi Instagram y me entrené virtualmete con mi personal trainer de la Argentina, con quien volví a conectar después de años. Más allá de lo terrible de la pandemia, que en Ibiza por suerte no lo fue tanto, todo lo que pasó hizo resurgir a la humanidad de otra manera. Nos obligó a conectar de otra foma, a calmarnos un poco y a mirar para adentro. Gracias a Dios los chicos pasaron una reclusión sana y divina”, explicó a la distancia.
A la espera ahora de cómo evolucione la situación en Europa, y organizar con su familia el regreso a Paris o a Londres, Butti disfrutó el lunes 11 del primer día de “libertad” en tierras ibizencas. Ese día se flexibilizó la cuarentena y pudo salir a tomar un café y pisar la ansiada playa. Sin dejar de sorprenderse por la creatividad de su hijo Willy, quien le dibujó un coronavirus gigante con piecitos y todo: “Por más que sean chicos, creo que entendieron lo que pasó. Y además para ellos fue un momento súper lindo, porque como nunca antes pudieron estar las 24 horas del día con sus padres”, admitió.
“La pandemia nos obligó a calmarnos un poco, a conectar de otra forma y a mirar para adentro”.