ASTROLOGÍA
Júpiter y Saturno, conocidos en términos astrológicos como los Cronocatores, son los dos planetas sociales, los que marcan el límite con los que viene después, los llamados transpersonales. Pero en las áreas de dominio de esta dupla celeste lo que se juega son las leyes, las estructuras, las instituciones y todo lo que hace y configura la reglamentación de la vida social. Por eso también son considerados como los dos padres celestes, Saturno, el padre severo que marca límites y deniega la consecución del deseo y Júpiter como el progenitor que lo da todo y señala el camino más prometedor para que su vástago se despliegue y desarrolle al máximo sus potencias. En ese juego de opuestos se tensa lo más interesante, entre la frustración y el permiso es posible estructurar una personalidad que confíe y a la vez pruebe sus poderes propios sin las muletas y las justificaciones de quienes se sienten impotentes ante el mundo. En esa especie de sístole y diástole sideral se conjuga la estructuración y el desarrollo de nuestra personalidad.