Sol, vitamina D y coronavirus
La vitamina D es fundamental para la salud ósea en todas las etapas de la vida. La fuente natural para el ser humano es su síntesis en la piel por exposición a la radiación ultravioleta (UV) del sol, ya que muy pocos alimentos la contienen, o puede indica
Para alcanzar buenos niveles en la población general, la exposición solar en época estival debe ser corta, entre 15 y 20 minutos, fuera de los horarios de máxima radiación solar; en otoño e invierno, deben ser en horas de mediodía. La exposición al sol debe ser directa (no a través de ventanas) ya que los rayos UV no atraviesan los vidrios. El riesgo de deficiencia de vitamina D aumenta cuando hay poca o nula exposición a la radiación UV, altas latitudes, climas rigurosos, en otoño e invierno, en las ciudades con contaminación ambiental y, por supuesto, en los recluidos en los hogares como puede ocurrir en esta cuarentena.
Además, un grupo de riesgo especial son los adultos mayores, cuya capacidad de síntesis es 60-70 % menor que una persona joven y, además, son los más estrictamente sujetos a este confinamiento. Existen suplementos de vitamina D para ingerir en gotas en forma diaria o semanal, y dosis mayores (en cápsulas o en solución líquida), que se indican una vez por mes, bimestral o trimestralmente. También, en multivitamínicos y asociadas al calcio. La forma y dosis de VD es importante/fundamental que la indique el profesional médico ya que puede causar intoxicación si se ingiere en dosis excesiva. La vitamina D posee propiedades antivirales, antiinflamatorias y de protección pulmonar. Su falta en el organismo se asocia con mayor prevalencia de las enfermedades que son de riesgo para COVID-19: diabetes, hipertensión, patologías cardiovasculares, y presenta alta incidencia en el grupo de riesgo de adultos mayores. Mientras la vacuna contra el coronavirus está en estudio, la administración de vitamina D en dosis indicadas por el profesional para alcanzar niveles mayores a 40-50 ng/ml podrían constituir una medida coadyuvante y/o preventiva en la pandemia del coronavirus. En la Argentina, las personas mayores de 65 años, ambulatorias de ambos sexos que no recibían vitamina D, presentaron deficiencia en un 52 %, 64 % y 87 % en el norte, centro y sur del país, respectivamente. Los porcentajes son aún mayores en la población institucionalizada en geriátricos.
La infección por COVID19 se asocia con un mayor número de complicaciones, internación y mortalidad, principalmente, en pacientes añosos, sujetos con enfermedades previas cardiorrespiratorias, hipertensos y diabéticos. Es interesante destacar que estas patologías de riesgo presentan mayor prevalencia en sujetos con deficiencia de vitamina D. Niveles adecuados de esta vitamina se han asociado con disminución de la incidencia y severidad de varios virus como herpes zoster, hepatitis, Epstein-Barr, Ébola, HIV y dengue. Se ha demostrado que su deficiencia es un factor independiente asociado al aumento del riesgo de enfermedades virales respiratorias agudas en la mayoría de los estudios observacionales.
Asesoró: Doctora Beatriz Oliveri, médica especialista en osteoporosis, directora asociada de Mautalen Salud e Investigación.