EL CASTILLO DE PIERRE CASIRAGHI
EL HIJO DE CAROLINA GASTO CUATRO MILLONES DE EUROS
A los 32, el “principito”, como lo llaman en Mónaco, y Beatrice Borromeo cumplieron su sueño de comprarse una fortaleza de la Edad Media llena de obras de arte.
En Mónaco aman a su princesa Carolina (63) y la ponen como un ejemplo a imitar a la hora de educar a sus hijos que eran pequeños cuando su padre falleció trágicamente. Sin embargo, ahora dicen que la sobreprotectora madre tuvo que darle un “tirón de orejas” a su hijo Pierre Rainier Stéfano Casiraghi (32) quien con su esposa, Beatrice Borromeo (34), acaban de “darse un gusto” de 4 millones de euros. El
“principito”, como lo llaman por su porte aristocrático, se compró un castillo en Mons ( el “Mons Beauregard Chateau”), en el sur de Francia, a sólo 100 kilómetros de Mónaco, en la paradisíaca región de ProvenzaAlpes-Costa Azul. La pareja -que se casó en 2015 y tiene dos hijos, Stéfano (3) y Francesco (1)- cumplió su sueño de vivir en un edificio de la Edad Media, ya que Pierre es un fanático del “behourd”, un deporte del siglo XV, de combate medieval, que se practica vistiendo una armadura y
con una espada con la que enfrenta al equipo rival. El empresario, periodista, accionista mayoritario de Engeco S.A. (negocio inmobiliario de lujo que fundó su padre en 1984), y de la línea aérea Moncair, es licenciado en Economía Internacional y Administración de Empresas y ocupa el octavo puesto en la sucesión al trono de Mónaco. También es famoso por su pasión por los autos de época y entre su colección privada posee un Fiat 600 Bonao del ´58 (del que sólo existe otro en el mundo), un Zagato
750 y un Fiat 1000 TC del ´62. Después de disputarse la compra del impresionante castillo nada menos que con Mick Jagger (76), la pareja se ocupó personalmente de la remodelación de su nueva mansión de 900 metros cuadrados, ubicada al pie de los Alpes, sobre un terreno de 1200 kilómetros. El añoso edificio está flanqueado por cuatro torres que marcan los puntos cardinales y comenzó a construirse en el año 1470. Lo más llamativo es que durante toda su historia, más de quinientos años, sólo fue habitado por una familia, los descendientes del aristócratico Antonie de Villeneuve. Por esa razón dicen que debieron ir vendiendo muebles y libros invalorables para hacer frente a los altos gastos de su mantenimiento. Incluso llegaron a alquilarla para bodas, cacerías o grandes fiestas de millonarios. Un día el techo del invernadero se vino abajo por filtraciones ocasionadas por las lluvias y el conde Patrick de Clarens decidió ponerlo en venta. Pero pasaron varios años hasta que apareció un comprador dispuesto a desembolsar los 4 millones de euros. El castillo está siendo nuevamente remodelado y su fachada rehabilitada respetando al máximo su línea original, que fue construida con piedras que sobraron de la Catedral de Florencia. Dentro de sus majestuosas salas se encuentra la célebre “Galería de los ilustres”, de 26 metros de largo, con un piso de 5500 baldosas de cerámicas de Delf y un techo azul íntegramente realizado en lapislázuli, donde descansan 327
retratos de personajes históricos, que recorren tres siglos de historia francesa y de Europa, desde el XIV al XVII, obras que la convierten en la mayor galería de toda Europa. Además de verdaderas reliquias codiciadas por importantes coleccionistas, como un reloj holandés de 1711, una mandíbula de ballena y varios trofeos de caza del siglo XVII. La gran cocina principal (ya que posee otras tres menores) que debieron reconstruir tiene dos grandes chimeneas y una colección de 80 platos, sartenes y moldes para pasteles de cobre. La gigantesca biblioteca o “Sala de Estudio”, “Studiola”, tiene sus paredes revestidas en madera con un trabajo realizado por el ebanista del rey Enrique 1°. A las más de veinte habitaciones que aún no terminaron de remodelar les agregarán toilettes, salas de estar y grandes vestidores para convertirlas en confortables suites. Además, toda la fortaleza será equipada con el más moderno sistema tecnológico de comunicación y seguridad para que la familia pueda descansar tranquila y contar con la visita de los Grimaldi y de amigos del mundo entero. El gran parque de 40 hectáreas que rodea la verdadera fortaleza también alberga una capilla del siglo XV. El Chateau Mons Beauregard tiene doce jardines al mejor estilo francés y cada uno ofrece un color y una especie diferente de flores. Además, posee un pabellón de caza que supo ser famoso en su época de esplendor pero que Pierre lo encontró totalmente abandonado. Y que, cuentan sus amigos, no dudará en aggiornarlo (aunque no se confiesa muy amante de la caza) él lo utilizará para también poder disfrutar de los maravillosos bosques que rodean su nueva mansión medieval.