“CREO EN EL DIALOGO Y EN LA FORMACION”
HECTOR GRIFFINI, POLITICO SUB-40, EN LUJAN
Desde su Luján natal, el joven concejal por Cambiemos, Héctor Griffini, proyecta su futuro político y el de la Argentina. Imagina un país iluminado por la Virgen de Luján y el ansiado milagro del final de la Grieta. A sus 36 años, el dirigente lleva casi dos décadas en la política. Dio sus primeros pasos de la mano de su abuelo “Toto”, un reconocido político de esa localidad. Hizo de todo: sacó fotocopias, fue chofer y también viajó por el mundo para perfeccionarse en lo que considera su gran vocación. España y China fueron dos de sus destinos preferidos, hasta que se afincó en su tierra natal para armarse políticamente con el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, como uno de sus principales aliados. Historia de un joven de 36 años amante de la fotografía y la gastronomía que confía en trabajar por un país unido.
—¿Qué historia lo une a Luján? —La historia familiar, haber nacido acá, haber ido a la escuela acá, mis padres, mis abuelos, es una combinación de raíces y de historia que nos hacen ser parte de un lugar y que también a uno lo coloca en un lugar de prioridad. Si bien tuve la oportunidad de vivir y trabajar en el exterior, elijo Luján para vivir y para poder colaborar en cambiar su realidad, en mejorar sus servicios, en hacerla más inclusiva, más abierta, con mayor oferta turística, con mejor salud, educación y trabajo. Creo que algo que marca una diferencia en las personas es siempre recordar y valorar desde dónde viene.
—Es un lugar muy significativo para los argentinos, ¿Qué piensa al respecto?
—En Luján tenemos la casa de la Madre de todos los Argentinos, nuestra virgencita de Luján en la Basílica de Luján que es uno de los templos religiosos más importantes del mundo donde recibimos millones de peregrinos por año. Aquí se cruzan los caminos de la Fe y la Historia, ya que esta ciudad fue parte fundamental de la misma; miro para atrás y pienso en el primer Cabildo de la provincia, declarado como monumento histórico nacional, el hito cero de la argentinidad que es nuestra Plaza Belgrano, ubicada frente a la Basílica, donde desde allí salió un grupo de gauchos armados y llevando una cinta celeste como protección que medía 38 centímetros que es, justamente, la medida de la Virgen, es que estos gauchos salieron hacia el combate de Perdriel durante las invasiones inglesas. Hoy, Luján busca esa transformación que le devuelva todo el brillo que supo tener con más integración pero sin perder su identidad.
—¿Es creyente?
—Sí claro, soy devoto de la Virgen de Luján y de Santa Elena, patrona del barrio donde nací apodado “La República de El Quinto”, donde tenemos una capilla hermosa, y donde pude enseñar catequesis y ayudar en misa.
—¿En qué momento decide emprender el camino de la política? —Siento a la política en mi casa, en mi familia desde que tengo uso de razón, pero… ¿Sabés que mi abuelo “Toto” fue un gran referente político en Luján? Lamentablemente, en el año 1999 quedó ciego y yo me convertí en su lazarillo. Allí empecé a ver un poco lo que pasaba en la política desde adentro, le sentí el gusto, y me terminé dando cuenta de que realmente esa era mi vocación. Ya en el 2002 luego de terminar la secundaria, le pedí al Intendente de esa época, el Dr. Miguel Prince, que me incorpore en la municipalidad de forma Ad-Honorem, lo hizo rápidamente y comencé allí. Tuve maestros de primera en esa instancia inicial. Gabriel Miranda fue uno de ellos, que me ayudó a marcar el camino; imagínate que yo tenía 18 años recién cumplidos, hoy es maravilloso mirar hacia atrás y ver que en todos lados donde estuve. Son 19 años de experiencia trabajando en el Estado, quedaron amigos, referentes y grandes consejeros. Lo más importante en este largo camino es ser confiable y coherente, lo demás llega solo a su
tiempo.
—Se formó en distintos lugares del mundo, ¿Qué ideas le faltan a la Argentina para mejorar?
—Es verdad, estudié en Estados Unidos, Europa y China, en todos los países observé lo mismo: Planificación, Largo Plazo, Reglas Claras, innovación política y dirigentes sólidos, formados, profundos, que generan puentes y no grietas, exactamente todo lo que le falta a nuestro país. Lamentablemente lo que mueve el timón cada dos años son las elecciones que no hacen más que mostrar que los dirigentes tienen cada vez peor imagen, que la representatividad se evapora, que la Democracia por sí sola, sin partidos políticos firmes donde renovamos la política, no va a ser eficiente. Me preocupa el mediano plazo, vivimos con la mirada en lo inmediato, desde una perspectiva reducida y es por eso que tenemos que aprender de los mejores países del mundo, necesitamos mirar a nuestro país desde otra perspectiva, al menos, desde lo que tienen éxito.
—¿Cuáles son sus aspiraciones policías en el corto y largo plazo?
—Hoy me toca representar a los vecinos de Lujan en el Honorable Concejo Deliberante, una tarea apasionante porque tenemos la responsabilidad de haber sido elegidos por nuestros propios vecinos, en nuestro caso por casi el 42% de ellos. Es un gran desafío político y territorial, de mucho aprendizaje, no hay Universidad que te enseñe lo que es estar en la trinchera del Estado (como le llamamos a las Municipalidades) donde atendemos todo tipo de cuestiones, tan diversas como urgentes e importantes.
—¿Cuál es su principal característica como dirigente?
—Es difícil hablar de uno mismo. Lo primero es resaltar que vengo desde muy abajo, comencé sacando fotocopias, fui chofer, secretario, entre otras funciones. Puedo decirte lo que escucho de personas que tienen mucho más recorrido, que se asombran por encontrarse con un dirigente joven de 36 años, con una combinación de experiencia y formación, haciendo referencia a los 19 años de trabajo en distintos espacios del Estado y a la trayectoria académica, el hecho de tener una carrera de grado, de ser Licenciado en Gestión de Políticas Públicas, y de contar con seis posgrados básicamente ligados a la formación en políticas públicas. Creo que una virtud es saber escuchar, alguien dijo una vez: “Inteligencia no es quien más lee sino quien sabe escuchar”. Tengo un incansable intento por entender la realidad de quien está del otro lado, intentando también analizar la realidad desde otras perspectivas.
—¿Qué relación lo une a Diego Santilli y a Horacio Rodríguez Larreta?
—Ingresé al equipo de Ciudad en el año 2016, a un área técnica sobre política metropolitana, allí conocí a muchos amigos de la vida, con los que sigo aprendiendo a diario. Al poder conocer la ciudad desde su administración, rápidamente me sentí identificado, para con los valores del trabajo en equipo, en el trabajo ordenado, planificado, controlado, por objetivos y metódicos fueron, sin lugar a dudas, una explosion en mi cabeza, y fue ahí donde dije “yo quiero ser parte de esto”. Es que, cuando ves el inmenso trabajo en los barrios vulnerables, no hay gobierno, en la historia argentina, que haya hecho el trabajo de inclusión y sin pensarlo desde la óptica electoral, evaluando el largo plazo y mejorando la calidad de vida de cientos de vecinos, un trabajo de gestión que es valorado a nivel mundial, es ahí donde los caminos conducen a la verdadera política de largo plazo y es ahí, valga la redundancia, donde debemos apuntar. Te cuento algo. El otro día el propio Diego Santilli me contaba que los índices de homínidos en la ciudad son menores a los últimos años, posicionado a la ciudad como la mejor de América, índices que ni EEUU puede mostrar, la ciudad cuenta con un sistema de seguridad integrado, completamente tecnológico, con seguimiento satelital, con todos los servicios de seguridad conectados a la más alta tecnología, eso es gestión, ahí podemos decir que los resultados llegan a los vecinos, ya que están ahí, lo podemos ver y lo podemos medir. Es momento de dejar de lado la ideología y aprender de quienes saben gestionar y demuestran vocación y responsabilidad para resolver los problemas de los vecinos, que en definitiva es lo más importante.
—¿Qué evaluación hace de la gestión de la pandemia de parte del gobierno nacional y puntualmente de parte de la intendencia de Luján cuyo concejo deliberante usted integra?
—Es un momento para acompañar, de estar cerca del vecino y de dejar de lado el rol o el espacio que uno representa. Yo quiero agradecer infinitamente a todo el personal de salud de Luján, tanto público como privado, el esfuerzo que están ha
“Tengo hobbies como la fotografía o gastronomía, como así también el sillón, la tablet y Netflix, que son un gran plan.”
ciendo desde el inicio de la pandemia es enorme y merecen mi máximo respeto y apoyo. Creo que lo que nos pasa es un espejo de los errores que repetimos, y acá tenemos que ser responsables todos los actores. El Estado no puede no planificar, no evaluar y controlar poco, no mide, no es metódico, entonces llegan situaciones extremas y no quedan alternativas que tomar decisiones extremas. Me duele ver los hospitales casi colapsados, los médicos y enfermeros con un nivel de estrés sobrenatural; me duele ver a la política peleando por tener protagonismo en un año electoral; me duele ver a cientos de vecinos que perdieron a sus seres queridos y que no pudieron ni despedirlos, como así también me duele la falta de insumos, ergo la improvisación, y que tengamos a la mitad del país bajo la línea de la pobreza. Nos duele Argentina y tenemos que hacer todo lo que tengamos a nuestro alcance, sin pensar en los años electorales ni en personalísimos para resolver los problemas de fondo. “Nadie se salva solo”, dice Francisco; y los primeros que tenemos que aprender esa frase somos los dirigentes políticos.
—¿En qué ocupa su tiempo libre? —En lo más hermoso que tenemos, que es el amor de nuestra familia y amigos, en compartir una mesa y anécdotas, en encontrarme con mis amigos del Jardin de Infantes, imagínate lo que nos conocemos con tantos años de amistad, y con amigos y hermanos del alma, que con una mirada nos decimos todo. También tengo algún que otro hobby como la fotografia o la gastronomía, como así también el sillón, la tablet y Netflix son un gran plan con una manta y un té negro. —¿Qué pasiones lo movilizan? —Acá se cruzan la vocación y mi carrera, entender a la política como una herramienta verdaderamente transformadora, social e individual, de cambio, de innovación y eficiencia. Los que amamos esta profesión y la ejercemos, creemos que todos los días podemos aportar a un cambio, que podemos generar una transformación que pueda cambiarle la vida a las personas. Me moviliza hacer bien nuestro trabajo y poder dar respuestas, escuchar y aprender. Viajar es una opción inigualable, porque nos entregamos a lo nuevo y a lo distinto, es otro aprendizaje permanente, cuando pude combinar un viaje con fines académicos fueron experiencias superadoras. Por ejemplo en China, imagínate una cultura milenaria, y el aprendizaje como país desarrollado y potencia mundial, aprendí muchos valores y el respeto a su historia y su cultura.
—Si no hubiese sido político, ¿A qué se dedicaría?
—Que buena pregunta porque la verdad que creo haber identificado esta vocación desde muy chico, por lo general decía que como hobbies iba a estudiar gastronomía y fotografía, ya hice el curso de Profesional Gastronómico, quizás me hubiese dedicado a eso y a la hotelería, porque son servicios que me gustan disfrutar y me gustaría poder ofrecer esos servicios desde mi impronta personal, quizás en algún momento lo puedo hacer, ojalá, porque de algo tenemos que aprender es que no podemos permanecer en la política sin límites, hay que aprender a retirarse, a dar un paso al costado, y poder darle el espacio a otras generaciones.
—¿Qué mundo pospandemia imagina?
—Si hay algo que todos extrañamos son los abrazos, los apretones de mano, compartir un encuentro con amigos y con la familia, visitar a los abuelos sin preocupaciones. La pospandemia nos va a permitir valorar cosas que antes nos parecían sencillas, o habituales, es tanto lo que lo extrañamos que vamos a disfrutarlo más y a sentirlo más. Uno termina por darle mucho más valor al tiempo y a lo simple, quizás sea eso , que lo perfecto siempre radica en lo simple. Espero también que esto sea un aprendizaje, a entender que todo tiene un sentido colectivo, que nuestras acciones siempre generan impacto, que el cuidado y el respeto por la naturaleza es cada vez más importantes. Imagino y deseo un mundo más humano y sensible, menos material y más abocado a nuestras pasiones y sentimientos, más sensible y responsable, es mi deseo y ojalá que pronto termine esta pandemia para volver a ser lo que éramos, pero con más conciencia.