“LO CELEBRO CON ELLOS”
LUCAS POGGI, EN LOS PARALIMPICOS DE TOKIO
La persistencia del deseo, esa fuerza catalizadora que todo lo vence. Algo que bien conoce Lucas Poggi (28), el integrante de la selección argentina de nado adap
tado que cumplirá con su anhelo de representar al país en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. “Es todo lo que soñé de chico, cuando me sentaba a ver los juegos con mi mamá y mi papá. Les decía que de grande quería estar ahí. ¨Lo vas a lograr¨, me respondían ellos. Empecé a nadar cuando tenía 8 años”, cuenta el deportista, dueño de una historia de superación. Y es que, al nacer, Lucas fue diagnosticado con mielomeningocele lumbar 3, un tipo de espina bífida: una vértebra no se terminó de formar y le afectó la médula ósea. No puede caminar, aunque sí tiene el control del tren superior de su cuerpo.
“Pasaron los años y mucho en el medio, como perder a mi mamá cuando tenía 24 años. Un día antes de su partida, el 29 de julio, le prometí que iba a estar en Tokio. Eso me marcó muchísimo y a mi papá y hermana también. Cuando le hice la promesa estábamos los tres frente a mi mamá, que ya estaba en un coma inducido. Me hice carne de esa promesa y la mantuve hasta el día que clasifiqué. Lo deseaba desde chico, pero al final mi mamá fue la que me impulsó a que cumpliera ese sueño”, confiesa con emoción Poggi, quien
tuvo su revancha luego de quedar fuera de los juegos de 2016.
“Cuando uno está con el deseo de cumplir con algo, podés tener días malos y buenos, pero parte de tu espíritu va a estar aferrado a ese objetivo. Yo, además, venía golpeado por la pérdida”, dice el deportista que en 2018 logró meterse entre los mejores 8 primeros del ránking mundial y, en 2019, obtuvo el 4to puesto en los Juegos Parapanamericanos de Lima. Ya en 2020 Lucas debió adaptar su entrenamiento ante la imposibilidad, entre marzo y agosto y debido a la pandemia, de hacerlo en la pileta. “Me las tuve que ingeniar, con la ayuda de mi papá. Mi viejo es muy gamba”, detalla sobre la relación con su padre Mario (64). En su casa, Lucas se preparó por más que implicara hacerlo fuera del agua y a pura creatividad.
“Con papá vivimos juntos y compartimos muchas cosas. Él hizo un gran esfuerzo: me ha visto contento cuando las cosas me salen bien y llorar por no llegar a los juegos, además de por la falta de mi mamá. Tengo una familia maravillosa, porque también está mi hermana Daniela (33) y mis sobrinos Valentino (10) y Brunella (1 y medio). Ellos han seguido todos mis pasos y me dieron muchísima fuerza. Por eso fue un momento muy especial cuando me confirmaron para estos juegos. Cumplí el sueño y lo hice abrazado a mi papá y a mi hermana, que me vieron pelearla”, admite Poggi, quien viajará el 16 de agosto con la delegación argentina para instalarse en la villa paralímpica. Los juegos tendrán lugar del 24 de agosto al 5 de septiembre, pero será el 30 de agosto cuando Poggi dará batalla por llegar a ser uno de los finalistas. Su especialidad es la de 100 metros espalda. “Después quiero ir por todo, por lo más alto que pueda dejar a la Argentina. Creo que soy mejor nadador que hace dos años, porque la pandemia y la adversidad me hicieron más fuerte. De los momentos más difíciles saqué ese plus que todos tenemos, pero siempre gracias al acompañamiento de mi familia y también de mi novia, Milena (24)”, afirma el nadador. Lucas también es modelo profesional y el año pasado hasta despuntó su gusto por la mo
“Perdí a mi mamá hace 4 años. Un día antes que partiera le prometí que llegaría a Tokio. Fue ella la que me impulsó a lograrlo.”
da, al diseñar una colección cápsula. La vida lo llevó a desfilar en “Argentina Fashion Week”, en el “CARAS Glam” y también en “Buenos Aires Moda”, además de hacer diferentes campañas gráficas inclusivas.
Reunido con sus afectos para la producción de CARAS, Poggi ahondó en el vínculo sagrado con los suyos. “¨No sé si vas a ser el mejor del mundo, pero que vas a llegar, vas a llegar¨, me dijo una vez mi viejo. Y eso me quedó grabado para siempre. Él es un padre increíble, tuve esa suerte, al igual que con mi madre, que ya no está conmigo pero que de alguna forma me acompaña”, rememora Lucas, quien no deja de destacar también la excelente relación que tiene con su hermana. “Cuando mamá se enfermó de cáncer fue ella, con solo 11 años, la que actuaba como una nena más grande y me cuidó. Siempre me ayudó y defendió y de eso no me olvido”, reconoce el nadador.
Respecto su otra pasión, la de buscar su lugar en el mundo fashion y la pasarela, Luca aclara que si bien ahora todas sus energías están puestas en lo deportivo, su idea es seguir con esas facetas. “Me encanta la moda y la comunicación y se me empezó a dar la oportunidad de desfilar, algo que también buscaba. Ahora lo dejé de lado para concentrarme en Tokio, pero cuando vuelva voy a retomar. Porque además otro de mis sueños es el desfilar en Europa, en Milán. Cuando era chico miraba los desfiles de Giordano, Ricardo Piñeiro y Pancho Dotto y me prendía a la tele. ¨ ¿Por qué no lo voy a poder hacer? ¨, me decía desde mi discapacidad. Me animé, se me escuchó y con el CARAS Glam, que fue mi segundo desfile, pude empezar a derribar preconceptos y barreras”, concluye Lucas, quien jamás renuncia a soñar en grande.
“Al poder desfilar, algo que también deseaba, pude derribar barreras y preconceptos. ¿Por qué no?, me decía.”