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ALBERTO Y CHARLENE SIN CONEXION

EL PRINCIPE DE MONACO VIAJO A VISITARLA A SUDAFRICA

- Por Gaby Balzaretti

Luego de las duras declaracio­nes de la prima de Grace Kelly, Christa Mayrhofer-Dukot, asegurando que el matrimonio de 10 años del príncipe Alberto (63) y Charlene Lynette Wittstock (43) había llegado a su fin y que se estaba arreglando el divorcio, una imagen intentó desmentir todos los rumores. Mientras la sudafrican­a aún se encuentra en su tierra natal luchando contra una grave enfermedad que la llevó al quirófano por segunda vez el 13 de agosto, el príncipe de Mónaco voló, con sus hijos Jacques y Gabriella (6), los 12 mil kilómetros que separan el principado de Sudáfrica, para visitarla.

“Ha sido un reto para mí. Echo mucho de menos a mi marido y a mis hijos… Ha sido extremadam­ente difícil todo para mí desde que el equipo médico me dijo que no podía volver a mi hogar. Alberto es el principal pilar de mi vida y mi fuerza, sin su amor y apoyo no habría podido superar este momento tan doloroso”, escribió la bella y triste princesa hace unas semanas. Y, mientras en el principado la separación entre ellos se baraja como un hecho que pronto se oficializa­rá, para calmar el escándalo Alberto y los mellizos abordaron el vuelo privado que los llevó a Sudáfrica. Los traviesos Jacques y Gabriella corrieron a los brazos de su madre aunque no así su padre. “¡Estoy muy emocionada de tener a mi familia de regreso conmigo!”, escribió Charlene en sus redes bajo una foto que intentaba mostrar la alegría de todos. Aunque, rápidament­e, los expertos aseguraron que las imágenes “no manifiesta­n ningún signo de conexión entre ellos” y que la princesa tiene una expresión “enfadada y molesta”. Jacques abrazó y besó a su madre con la espontanei­dad que lo caracteriz­a mientras su hermana, más tímida, manifestó su estado de ánimo con un rebelde y nuevo corte de flequillo. “¡Gabriela decidió que le

cortara el pelo!”, agregó Charlene apoyando la decisión de su hija.

Mientras Jacques se trepaba a los árboles y reía a viva voz, con jean, remera blanca y parka camuflada, Gabriella con su vestido con flores bordadas en la parte superior intentaba entablar una íntima charla con su madre a quien, desde mayo, sólo ve en sus encuentros por Zoom. La fría estampa familiar no bastó para acallar los rumores del inminente divorcio de la pareja. Y el esperado encuentro entre madre e hijos apenas duró un par de días. El príncipe Alberto argumentó que los mellizos deben comenzar las clases en su colegio la segunda semana de septiembre y que no podían cansarse con más aventuras por Sudáfrica. Por eso fueron obligados a despedirse de su madre y volar de regreso a Mónaco. Charlene, con sus ojos llenos de lágrimas, les prometió que para octubre ya regresará a su hogar, aunque no así a su matrimonio.

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Para calmar los rumores de divorcio, Alberto de Mónaco voló junto a sus hijos Jacques y Gabriella para que la familia se reencontra­ra en la tierra natal de ella. Pero aseguran que la frialdad entre el matrimonio fue aún mayor.
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