Shanghai: un cóctel de China y Occidente
SHANGHAI, una metrópolis internacional moderna y a la vez tradicional, ha sido durante más de cien años un centro de convergencia comercial y de riqueza gracias a que se sitúa en el centro de la larga línea costera de China. La ciudad también ha sido uno de los primeros puertos comerciales del país abiertos al mundo, por lo que goza de la fama de ser el enlace de China con los demás países.
En Xi’an, capital de la provincia de Shaanxi, se puede aprender sobre la historia de China durante más de 2000 años, mientras que Beijing es un museo de lo que pasó en los últimos mil. Sin embargo, para conocer la historia más reciente de China, hay que ir a Shanghai. Desde su apertura al mundo como un puerto comercial a mediados del siglo XIX, Shanghai ha sido un espejo de la historia moderna de China. Personajes como el precursor de la revolución democrática de China, Sun Yat-sen, y su esposa, Soong Ching- Ling, el ex premier Zhou Enlai, y el preeminente escritor Lu Xun, entre otros, vivieron allí y sus antiguas residencias están bien conservadas. Shanghai es, además, el lugar de nacimiento del Partido Comunista de China (PCCh). Su primer congreso se llevó a cabo de manera clandestina el 23 de julio de 1921, en el número 374 de la calle Huangponanlu.
Shanghai es un destino turístico popular debido a sus ricos antecedentes culturales y numerosos sitios de inte- rés histórico, además de las escenas de prosperidad y moda, por lo que es conocido como un segundo paraíso de compras en China, solo después de Hong Kong. La Exposición Universal de Shanghai se celebró con éxito en 2010 y el complejo de diversiones Disney, que se abrirá en junio de este año, será una nueva tarjeta de presentación de la metrópolis.
Conocida en tiempos anteriores como la “París del Este”, Shanghai es en la actualidad sinónimo de prosperidad y modernidad. Esta metrópolis de moda, con su apertura y su influencia en el mundo, atrae la atención de todo el planeta.
Historia
Shanghai tiene una larga historia, aunque cobró protagonismo hace varios cientos de años. La investigación arqueológica revela que la vida humana en este delta en el curso inferior del río Yangtsé comenzó hace 5000 años.
Durante el Período de Primavera y Otoño (770-476 a.n.e), el área era parte del territorio del reino Wu. La historia de la venganza del rey Fuchai de Wu contra el rey Goujian del reino Yue es conocida en toda China. Cuando Fuchai derrotó a Yue para vengar a su padre, Goujian se rindió y presentó a la bella Xishi como un tributa a Fuchai. Después de sobrevivir a tres años de servidumbre, Goujian se esforzó y trabajó duro y, finalmente, logró vencer al reino Wu.
El nombre original de Shanghai es “Hudu”, el cual tiene su origen en una herramienta de pesca común. Hoy, “hu” todavía se usa como abreviatura de Shanghai. No fue hasta el siglo X que surgió la palabra Shanghai para referirse a esta ciudad. En el siglo XIII, el Departamento Gubernamental encargado del comercio exterior marítimo se estableció en Shanghai. En el siglo XIV, Shanghai se había convertido en el centro de la industria textil de China con una economía comercial próspera. En 1685, el gobierno de la di-
nastía Qing (1644-1911) estableció allí su oficina de aduanas. Gradualmente se convirtió en un importante puerto comercial y centro del transporte de granos.
Después de la Primera Guerra del Opio, Shanghai fue designado en 1843 como un puerto abierto al comercio exterior. Situado en el centro de la costa norte- sur de China y en la desembocadura del río Yangtsé, el río más largo del país, Shanghai también era adyacente a las ciudades de Suzhou, Hangzhou y Nanjing, zonas prósperas en economía y cultura. También se encontraba a una distancia razonable de otros países de Asia oriental y del sudeste asiático. Gracias a su ubicación geográfica ventajosa, Shanghai recibió gran afluencia de mercancías extranjeras y de capital extranjero. Comerciantes de todo el mundo acudían a la ciudad para abrir negocios que iban desde bancos hasta gestión de muelles. De hecho, sustituyó a Guangzhou como centro de comercio exterior del país y se convirtió en la metrópolis número uno del Lejano Oriente.
El Reino Unido fue el primero en delimitar su concesión en Shanghai en 1845, y EE. UU. hizo lo mismo poco después, seguido por Francia que lo hizo en 1849. En 1863, cuando las concesiones de Reino Unido y de EE. UU. se fusionaron, la ciudad fue dividida en tres partes: la sección china, los establecimientos internacionales y la concesión francesa. Al ser un puerto donde los colonialistas extranjeros practicaban el dumping de sus productos básicos y obtenían materias primas y la riqueza de China, Shanghai fue considerado como un paraíso para los aventureros.
Las concesiones fueron recuperadas por el Gobierno chino después de la Segunda Guerra Mundial. Tras la fundación de la República Popular China en 1949, Shanghai fue ratificado como uno de los primeros municipios bajo la jurisdicción central del país.
La cultura de Shanghai
La cultura de esta metrópolis del Este es una mezcla de la cultura tradicional que prevalece en las regiones al sur del río Yangtsé y la civilización industrial moderna occidental. Shanghai y Beijing representan polos opuestos de la cultura china. En comparación con la conservadora Beijing, Shanghai es una fusión de China y Occidente, y es, por lo tanto, más moderna, comercial y diversa.
Antes de que el puerto se abriera al comercio exterior, Shanghai estaba afiliado, en gran parte, a la cultura delicada y sensible de las regiones al sur del río Yangtsé. Cuando la ciudad se abrió al resto del mundo, los migrantes de Zhejiang y Jiangsu inyectaron en la cultura local un espíritu pionero que nace de la aventura y el emprendimiento.
La cultura occidental también influyó, en gran medida, en Shanghai. Su ambiente original tomó forma pasando de ser una ciudad pequeña a convertirse en un centro económico y comercial del país; por tanto, la cultura de Shanghai combina la elegancia clásica de la cultura china con la modernidad y el estilo internacional. Esta ciudad siempre ha estado abierta a otras culturas, pero ha permanecido fiel a las tradiciones chinas. La cultura de Shanghai se caracteriza por su inclusión, apertura, innovación y diversidad.