El sueño de la Ruta de la Seda
Ammar Albaadani, de 39 años de edad, nació en una familia de obreros que vivía en Ibb, en el sur de Yemen. Tiene claros recuerdos de su infancia, cuando un equipo médico chino proporcionaba asistencia médica a la población de su ciudad natal. Cuando cumplió los trece años, su padre sufrió una parálisis facial, pero afortunadamente los médicos chinos fueron capaces de curarlo mediante la acupuntura. Desde entonces, siempre ha tenido una gran admiración por China: “Yo soñaba con estudiar en China y en mi corazón construí una ‘Ruta de la Seda’ hacia el Este”.
De apasionado a experto en China
En virtud de su excelente rendimiento académico en la escuela secundaria, en 1996 se convirtió en uno de los 11 estudiantes elegidos para un programa de estudios patrocinados por el Gobierno de Yemen. Asistió por primera vez a un curso preparatorio del idioma chino en la Universidad de Shandong. Dos años más tarde comenzó su licenciatura y un programa de maestría en la Universidad Médica de Tianjin. En
2008 prosiguió sus estudios con un doctorado en medicina en la Universidad de Zhejiang. Durante sus vacaciones de verano e invierno viajó a través de China. Entre más conocía al país, más lo amaba.
“Veo al idioma chino como una preciosa dama que es fascinante y a la vez complicada. Estoy profundamente enamorado de esta lengua, pero tengo mucho miedo de ser incapaz de convencerla de mi amor”, dice. Con una pasión que consume, Albaadani concibió una forma “loca” para estudiar chi-