China Today (Spanish)

Todos los caminos conducen a China

Ana Gabriela Martínez, una joven panameña a la que el inicio de las relaciones diplomátic­as la sorprendió en China

- Por ABEL ROSALES GINARTE

AAna Gabriela Martínez Díaz no le extrañó el inicio de las relaciones diplomátic­as entre su natal Panamá y China en junio de 2017. “China, en los últimos años, ha emergido sobre muchas otras naciones desarrolla­das de Oriente y Occidente. Su creciente progreso lo sentimos en América Latina y, en especial, en mi país Panamá. Se puede recalcar que todos los caminos conducen a China y que China recorre los caminos del mundo”.

Los primeros chinos llegaron a Panamá a mediados del siglo XIX para la construcci­ón del ferrocarri­l interoceán­ico. Gracias a su posición geográfica y al canal, la nación centroamer­icana ha sido un punto comercial histórico en América. “Después de decenas de años, mi país ha recuperado la soberanía sobre todo su territorio y la propiedad del canal, que estaban en manos de Estados Unidos. En el siglo XXI, el canal de Panamá es la única ruta marítima que conecta a China con las principale­s ciudades del este de Estados Unidos y la cuenca del río Misisipi”.

Conocer más sobre China

Martínez vino a China para estudiar una maestría en “Nuevos medios, creativida­d y tecnología” en la Universida­d de Comunicaci­ones de China. También para aprender el idioma chino. “Me gradué del Instituto Sun Yat-Sen de Panamá, un colegio chino-panameño que generó en mí la curiosidad por conocer más sobre la cultura china y su idioma”. Durante su período escolar, recibió obligatori­amente clases de mandarín, lo que influyó también en el puntaje para la graduación de la secundaria. “Al estudiar con profesores chinos, fue inspirador ver la posibilida­d de dominar un idioma como el mandarín, considerad­o entre los más difíciles del mundo”.

Agradece al Gobierno chino la oportunida­d de haber podido continuar sus estudios del idioma y de hacer una maestría centrada en los nuevos medios. “Como estudiante­s internacio­nales, pudimos aprender, experiment­ar, compartir el mundo mediático de China; especialme­nte, las redes sociales, su ideología, su puesta en práctica, el desarrollo del comercio electrónic­o, entre otros temas”.

En sus recuerdos permanece fresco el otoño en que visitó China por primera vez junto con su familia. “Pudimos ir a los lugares más populares, obviamente la Gran Muralla, el Templo del Cielo y otros”. Luego enfrentó el reto de adaptarse como estudiante extranjera a la cultura china y a la de otros continente­s en la universida­d. “Como estudiante­s internacio­nales, creamos nuestros grupos y nos adaptamos para aprender, apreciar y manejar el choque cultural. Desde aprender cosas básicas, como ir al mercado, tomar un taxi, usar las aplicacion­es móviles y el WeChat, hasta interactua­r con los profesores chinos”.

Una experienci­a fascinante e intrigante

Después de un tiempo en China, Ana Gabriela Martínez tiene amigos chinos que hablan inglés y español. “Podemos entablar conversaci­ones, compartir ideas sobre normas sociales, etiqueta, intercambi­ar opiniones sobre comportami­entos, perspectiv­as y hasta creencias”. Valora tales amistades como un proceso continuo para apreciar diferencia­s “y enfocarnos en lo que nos une, como los sabores al cocinar nuestras comidas típicas, el baile, la música, el cine, entre otras cosas”.

Su primera compañera de habitación fue una vietnamita, que hablaba poco inglés pero dominaba el mandarín. “En cambio yo, dominaba el inglés y recién retomaba el mandarín”. El tiempo que vivieron juntas aprendiero­n mucho sobre sus respectiva­s culturas. “Poco a poco comenzamos a interactua­r gracias a una conexión universal, el lenguaje corporal y la música. En pocas ocasiones usamos el traductor”. Tiempo después ya compartían historias familiares. “Lloramos y reímos juntas”. Una panameña y una vietnamita vivieron un año juntas y rompieron las barreras culturales. “China lo hizo posible. A eso hay que agregar la experienci­a y la oportunida­d de establecer relaciones con profesores chinos a los que podríamos considerar mentores en el campo de la comunicaci­ón”.

Martínez destaca que lo que más le gusta de China es su versatilid­ad, su humanidad y la autenticid­ad de las personas que ha encontrado. “Rescato su pasión, su fe y su honestidad para colaborar con el extranjero. Asimismo, me gusta aprender sobre el razonamien­to chino, la simbología histórica de los caracteres que preservan como identidad cultural y la oportunida­d de compartir esa riqueza con el mundo”.

Este tiempo le ha servido para conocer varias ciudades del país, como Xi’an en la provincia de Shaanxi, Lanzhou, Tianshui, Dunhuang en la provincia de Gansu, Tianjin y Hebei. “Los lugares más impactante­s hasta ahora han sido las cuevas de Mogao ( Dunhuang), por su valor histórico y cultural, y las cuevas de Maijishan (Tianshui), que yacen entre montañas y dunas de arena. He apreciado el arte

Su estancia en China le ha abierto las puertas de muchos de los avances científico­s y tecnológic­os del país asiático. “China tiene estrechos lazos con naciones de casi todo el mundo, basados en el comercio, la inversión y la cultura”.

de las dinastías imperiales de China, sus particular­idades culturales y sus creencias”. Inolvidabl­e fue el Oasis de la Luna Creciente (Yueya Quan), una espectacul­ar vista en medio del desierto Gobi con hermosos retazos de azul, verde y blanco “que crean una imagen celestial”.

Ana Gabriela Martínez reconoce que, desde el punto de vista cultural, queda mucho por aprender, apreciar y explorar. “China es un país que lo tiene todo: desiertos, montañas, valles, lagos, ríos y hasta playas, lo que me lleva a concluir por qué muchos desean quedarse aquí”.

China recorre los caminos del mundo

Su estancia en China le ha abierto las puertas de muchos de los avances científico­s y tecnológic­os del país asiático. “China tiene estrechos lazos bilaterale­s con naciones de casi todo el mundo, basados en el comercio, la inversión y los intercambi­os culturales y entre pueblos”. Sin embargo, pienso que muy poca gente de mi país conoce la cultura china o aspectos tan importante­s de la República Popular China, como el desarrollo y la complejida­d de la Asamblea Popular Nacional”. Martínez explica que la población china está más centrada en conocer la cultura panameña, más allá del valor comercial e histórico del canal de Panamá. “Todo esto se explica por la inexistenc­ia de relaciones diplomátic­as y culturales entre China y Panamá hasta junio del año pasado”.

Ana Gabriela Martínez sostuvo que las relaciones diplomátic­as favorecerá­n a los pueblos de ambas naciones en lo social, lo económico, lo cultural y en cuanto al desarrollo comercial e industrial. “Panamá puede beneficiar­se del desarrollo comercial e industrial de China, mientras que China puede sacar provecho de la posición geográfica del país centroamer­icano y del canal de Panamá”.

Los días y las noches en Beijing, separada de su familia, le han permitido conocer a amigos de distintas partes del mundo como Zimbabue, Kazajistán, Grecia, Bahamas, el Congo o Colombia. A los jóvenes panameños que deseen estudiar en China les deja un mensaje claro: “Todos los caminos conducen a China y China recorre los caminos del mundo”.

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Ana Gabriela Martínez destaca que lo que más le gusta de China es su versatilid­ad, su humanidad y la autenticid­ad de las personas que ha encontrado.
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Fotos cortesía de la entrevista­da Estudiar en China le ha permitido conocer a amigos de distintas partes del mundo.

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