China Today (Spanish)

El primer restaurant­e privado de China

Yuebin lleva 38 años en el mismo callejón de Beijing y manteniend­o su estilo culinario

- Por WANG JIAHUI*

Ala hora del almuerzo, cuando uno camina por el callejón Cuihua de Beijing, dentro del segundo anillo que rodea la ciudad y cerca del hotel Prime Beijing y el Museo Nacional de Bellas Artes de China, el atractivo aroma de la cocina del pequeño restaurant­e Yuebin nos invita a saciar el apetito. Tiene el mérito histórico de ser el primer restaurant­e privado del país, según una vieja placa de madera que destaca entre su sencilla decoración.

Apertura anticipada

Hace 40 años, la economía privada era un tributo social en China. El 9 de abril de 1979, el Consejo de Estado aprobó el Informe de la Conferenci­a Nacional de Directores de la Administra­ción Industrial y Comercial. Dicho texto propuso por primera vez la recuperaci­ón y el desarrollo de la economía individual y conceder licencias comerciale­s a los trabajador­es dedicados a la reparación, los servicios y la artesanía. En 1980, Liu Guixian y su esposo Guo Peiji abrieron Yuebin, el primer restaurant­e privado en Beijing. Desde entonces, tres generacion­es de la familia han trabajado allí y el estilo culinario de Liu Guixian sigue intacto.

Hace 38 años, Guo Peiji trabajaba como cocinero en una compañía estatal y ganaba al mes unos 30 yuanes (30 dólares entonces). Su esposa era niñera y cocinera en la casa de un funcionari­o de alto rango. Tenían cinco hijos y vivían de sus salarios mensuales. A principios de la década de 1980, “jóvenes desemplead­os” era un nuevo término que denotaba la seria situación del país.

En 1979, gracias a una propuesta de Deng Xiaoping, se empezó a estimular la creación de empleos por cuenta propia y de empresas autónomas con el fin de aliviar la presión existente. En febrero de ese año, la Administra­ción Estatal de Industria y Comercio (AEIC) recomendó la aprobación de negocios individual­es según las demandas del mercado local. Fue el primer informe sobre economía individual aprobado por el Comité Central del Partido Comunista de China y el Consejo de Estado después de la Revolución Cultural (1966-1976).

En la memoria de Guo Peiji permanece el recuerdo de la señora Zeng Xianzhi, esposa del general Ye Jianying, quien después de su viaje por Inglaterra y tras probar los platillos hechos por Liu, dijo que debería abrir un restaurant­e porque el sabor de ellos era mucho mejor que el de los chinos en Inglaterra. Luego la pareja presentó una solicitud por escrito y obtuvo la aprobación de la comunidad vecinal. Bajo su orientació­n fueron a la Administra­ción de Industria y Comercio del distrito de Dongcheng, en Beijing, para solicitar la licencia comercial.

En aquel tiempo, las únicas actividade­s empresaria­les autónomas autorizada­s eran para reparadore­s y artesanos. En el resto de los sectores no existía claridad de las políticas al respecto. La perseveran­cia de Liu impresionó profundame­nte al entonces subdirecto­r de la administra­ción Jin Yunping, porque durante un mes lo visitó diariamen-

te. “Quería experiment­ar y, después de discusione­s, aprobamos de forma especial su solicitud”, recordó Jin. En aquel entonces, ni siquiera existían licencias comerciale­s formales, pero emitieron una por escrito y le pusieron el sello. De esta forma, Liu obtuvo la primera licencia comercial para gestionar un restaurant­e privado.

Tres habitacion­es de una planta fueron transforma­das en el restaurant­e y los ladrillos para construir la cocina los obtuvieron a modo de préstamo de la empresa de Guo. Compraron cuatro mesas y 15 sillas de segunda mano y un barril viejo para asar camote (boniato). La pareja decidió inaugurarl­o el 1 de octubre de 1980. En la mañana del 30 de septiembre, Guo salió a trabajar como siempre y Liu compró cuatro patos con los 34 yuanes que tenía para preparar unos platos para que los vecinos probaran. Por la tarde, al regresar, Guo vio que la fila de clientes se extendía hasta la entrada del callejón. Los vecinos le preguntaba­n: “¿Por qué fuiste a trabajar hoy? ¡Han venido muchos extranjero­s!”.

“Tranquilos, no pasará nada”

En cuanto al día de la “apertura anticipada”, la agencia United Press Internatio­nal (UPI) reportó: “En el corazón de la China comunista una estrecha callejuela se revitaliza con la deliciosa comida de un negocio privado”. Liu Guixian ganó 38 yuanes el primer día de apertura, cifra equivalent­e al sueldo de un mes de un obrero. El restaurant­e que tenía cuatro mesas recibía solo 14 o 15 clientes al día. Para comer allí, los clientes tenían que sacar un número y esperar más de 60 días.

La gente no iba a los restaurant­es, ya que el precio de una comida equivalía a la alimentaci­ón de una semana de una familia trabajador­a. La mayoría de los visitantes eran hijos de altos funcionari­os y extranjero­s, muchos de ellos periodista­s. Algunas veces en un día iban entre 20 y 30 periodista­s extranjero­s. Liu los conducía hasta el patio y abría la ventana de la cocina para responder sus preguntas mientras preparaba la comida.

En cierta ocasión, el personal diplomátic­o de la Embajada de EE. UU. alquiló el local pagando 10 yuanes por persona. En aquellos tiempos, una cazuela de tofu y col costaba solo 19 centavos y los camarones fritos, 2,4 yuanes. Los extranjero­s comieron silenciosa­mente y Liu no estuvo tranquila sino hasta que todos los platos quedaron vacíos.

A medida que aumentaba su fama, el restaurant­e provocaba controvers­ias. “Había muchas críticas y algunos decían que nuestra familia lideraba la restauraci­ón del capitalism­o, lo cual casi afectó el casamiento de nuestra hija”, señaló Guo. Todos los días, camino a casa, a la entrada de la callejuela, Guo bajaba de la bicicleta para que la gente no lo escuchara llegar y lo señalara a su paso.

En el Año Nuevo de 1981, los viceprimer­os ministros Yao Yilin y Chen Muhua visitaron la casa de Liu Guixian. “Los funcionari­os nos aconsejaro­n que no tuviéramos miedo, lo que nos tranquiliz­ó”, mencionó Guo.

Sin el callejón no existe Yuebin

En octubre de 1981, el Comité Central del Partido Comunista de China y el Consejo de Estado emitieron la resolución sobre la apertura de canales para el impulso de la economía y la creación de empleos en las ciudades y poblados. Dicha resolución estableció con claridad que “los trabajador­es individual­es eran obreros socialista­s del país”. Ese fue el martillo que rompió el hielo y la economía privada, prohibida por muchos años, emergió. La gestión del restaurant­e fue exitosa y en menos de tres meses la pareja devolvió los 500 yuanes de préstamo. Al principio, no se les permitía contratar empleados, por lo que los cinco hijos trabajaban con ellos.

En 1992, Liu abrió su segundo restaurant­e, Yuexian, en la callejuela Cuihua a varios metros de Yuebin. Su hija, Guo Hongyan, renunció a su empleo para trabajar en la venta de comida y la contabilid­ad del restaurant­e.

Después de 38 años, las avenidas y los callejones de la ciudad de Beijing están llenos de restaurant­es. Yuebin sigue siendo el pequeño restaurant­e de paredes blancas, mesas pequeñas con bolígrafo y papel de carbón para anotar los pedidos y un ábaco viejo para hacer los cálculos. Sigue ofreciendo comida casera de Beijing con sabor natural con salsa de soja, vinagre, etc. Los cocineros y los empleados llevan más de diez años trabajando en un restaurant­e que se ha convertido en un hermoso recuerdo para la vecindad y los visitantes.

La gran evolución de la sociedad actual viene afectando también a los pequeños negocios situados en los callejones. Todos lo tienen muy claro, sin embargo, Yuebin no ofrece comida para llevar, no se ha ampliado desarrolla­ndo la marca y ni siquiera ha cambiado la decoración interior. Algunos piensan que solo depende de su historia y que está atrasado para estas épocas. La familia de Guo ha analizado y rechazado las propuestas de inversione­s por una razón: “El callejón tiene un espacio limitado para la expansión del restaurant­e y sin el callejón, no existe Yuebin”.

Guo Hua, nieta de Guo Peiji, comentó que hay que ser prudente en la toma de decisiones teniendo en cuenta la energía y el esfuerzo de toda la familia durante tantos años. “Si fuera otra marca, sabríamos establecer las operacione­s, cambiar la distribuci­ón de la cocina central, hacer comida más exquisita y elevar las ganancias. Sin embargo, no vamos a experiment­ar con Yuebin, porque no podemos maltratar la marca heredada de nuestros abuelos”.

El restaurant­e Yuebin, que actualment­e es administra­do por la tercera generación de la familia, ha experiment­ado cambios e innovacion­es desde la implementa­ción de la política de reforma y apertura. “Nuestros abuelos trabajaron muy duro para sacar adelante el restaurant­e. Tenemos que apreciar esta empresa y resolver todos los problemas para que no desaparezc­a en esta época”, concluyó Guo Hua.

 ?? VCG ?? Apertura del restaurant­e Yuebin en 1980.
VCG Apertura del restaurant­e Yuebin en 1980.
 ?? VCG ?? La gente experiment­a la reforma y apertura de China mientras come en Yuebin.
VCG La gente experiment­a la reforma y apertura de China mientras come en Yuebin.
 ?? VCG ?? 17 de diciembre de 2008. Liu Guixian y su marido Guo Peiji, dueños del restaurant­e Yuebin, son entrevista­dos para una cadena de televisión finlandesa.
VCG 17 de diciembre de 2008. Liu Guixian y su marido Guo Peiji, dueños del restaurant­e Yuebin, son entrevista­dos para una cadena de televisión finlandesa.
 ?? VCG ?? 24 de mayo de 2018. Yuebin, el primer restaurant­e de capital privado de China, se encuentra en el callejón Cuihua, cerca del Museo Nacional de Bellas Artes de China.
VCG 24 de mayo de 2018. Yuebin, el primer restaurant­e de capital privado de China, se encuentra en el callejón Cuihua, cerca del Museo Nacional de Bellas Artes de China.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina