Entre la diplomacia y la literatura
El argentino Juan Manuel Cortelletti habla sobre los muchos cambios vistos en China
Sus vínculos con China comenzaron en Buenos Aires en 2006, cuando empezó a estudiar el idioma. “En 2008, el año de los Juegos Olímpicos, vine a Beijing a estudiar en la Universidad de Estudios Internacionales. Durante esa experiencia acadé- mica visité Yichang y Wuhan, además de lugares de interés histórico y cultural en Beijing”. Juan Manuel Cortelletti recuerda que tuvo profesores de primer nivel que le ayudaron a descubrir la cultura, la historia y la economía de China. “Luego volví en 2010 a la Expo de Shanghai, y también visité Hong Kong y Macao”. Finalmente, en marzo de 2016, se mudó a Beijing con su familia para trabajar como consejero cultural en la Embajada de Argentina en China. “Desde entonces, he intentado viajar todo lo posible por el territorio chino”.
En sus recuerdos sobre China mantiene viva la impresión del primer encuentro con el país. “Como a casi todos los que visitan China por primera vez, me impactó la modernidad y la convivencia de esta modernidad con la tradición. El país cambió de una forma tan acelerada que es muy difícil que alguien que no lo haya visitado muy recientemente pueda articular una imagen o percepción actualizada”. Cortelletti es licenciado en Ciencias de la Comunicación con una maestría en Estudios Internacionales. Como parte de sus funciones en el Ministerio de Relaciones Exteriores, antes de venir a China trabajó en las embajadas de Argentina en Vietnam y Uruguay. “Cuando uno ve la foto de Pudong en Shanghai en 1990 y la compara con la de 2010, advierte que la aglomeración de rascacielos se produjo en un período demasiado breve, un pestañeo de la historia. Procesos similares ocurrieron en las principales ciudades, lo que explica el impacto que sienten los que visitan China por primera vez y confrontan la realidad con la idea que tenían antes de venir, a veces producto del prejuicio”.
Cortelletti ha conectado especialmente con sus colegas chinos, con los que comparte mucho tiempo de labores preparando y organizando actividades culturales. “Me he encariñado mucho con ellos. Cuando vuelva a mi país los voy a echar de menos”. Sus conocimientos sobre la cultura y las tradiciones de China le ayudan mucho, y después de tantos años en el país valora el aprecio de los chinos por su tierra. “Son cálidos, orgullosos de su país y, sobre todo, muy curiosos, con enorme interés por conocer expresiones culturales extranjeras, lo que facilita la tarea de promoción cultural”.
Intensos vínculos culturales
China le ha dado la oportunidad de vincularse con el otro lado del mundo. “Este país tiene dimensiones continentales, lo que le otorga una diversidad
artística notable. En estos años he podido conocer algunos aspectos de su cultura, pero a medida que avanzo en mis conocimientos advierto la enormidad de lo que me falta por aprender”. Cada actividad que organiza dentro o fuera de la embajada denota su esmero por perfeccionar el más simple detalle. El concurso literario “Argentina: tan lejos, tan cerca”, entre otras muchas actividades, han dejado una profunda huella en el público chino.
“Hace unos meses, un poeta de Sichuan me dijo que muchos escritores de su provincia encontraron su voz literaria, su tono, leyendo a Jorge Luis Borges, el escritor latinoamericano más traducido al chino mandarín”, explica Cortelletti refiriéndose a la diversidad que representa China. “La población de Sichuan es más grande que la de mi país y así cada provincia o región china tiene su propia historia, su cultura, sus tradiciones, sus propios referentes. Conocer esta riqueza es una materia de estudio realmente inabarcable”.
Su faceta como narrador la ha coronado con el libro de cuentos Seres primordiales, que vio la luz gracias a la Editorial Yauguro de Montevideo, Uruguay. Con un lenguaje claro y directo, el autor juega con la filosofía de la vida, se conecta con la historia y los mundos que nos ayudan a advertir cómo somos y de dónde venimos. Coquetea con el realismo fantástico del propio Borges y revela acontecimientos relevantes de Asia en su cuento Las verdades de Nanjing. La historia terrible del dominio japonés en China y la explotación sexual de mujeres durante la Segunda Guerra Mundial aflora de una forma muy original. Un libro que abre caminos y lo sitúa como un autor que trasciende fronteras con fuerza y originalidad. “Sin lugar a dudas, casi todo lo que escribo actualmente tiene relación con la experiencia en China y con el aprendizaje del mandarín”.
Las relaciones actuales entre China y Argentina las resume en una frase: “Hemos pasado de una relación tenue a fines del siglo XX a una asociación estratégica integral con vínculos culturales intensos”. La cultura es esencial para el entendimiento mutuo. “En Argentina podemos mencionar el creciente interés por el estudio del mandarín, la presencia de los institutos Confucio y la próxima apertura de un centro cultural chino en Buenos Aires”. A todo eso se suma una comunidad chino-argentina que se afianza cada vez más. Cortelletti menciona que observa con alegría el desarrollo imparable del tango en China, así como el creciente interés por los escritores argentinos y el surgimiento de ámbitos académicos destinados a estudiar la realidad argentina. “En el campo del diálogo cultural es fundamental advertir que toda expresión que ingresa a China con el tiempo se fusiona con elementos locales. Su cultura es tan intensa y antigua que resulta imposible que algún género de otro país pueda difundirse con toda la pureza de su origen”. Señala que ese proceso está ocurriendo con el tango y con la interpretación de Borges.
Y es que el tango ha renacido con una fuerza inusitada en el país asiático. “Hace 15 años era practicado por un puñado de seguidores que lo habían descubierto en viajes a Argentina, pero actualmente en todas las grandes ciudades chinas se hacen competencias nacionales, maratones de tango y hay escuelas que tienen profesores chinos y argentinos”. La Unesco incluyó en 2009 al tango en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Así lo explica en su sitio web oficial: “La tradición argentina y uruguaya del tango, hoy conocida en el mundo entero, nació en la cuenca del Río de la Plata, entre las clases populares de las ciudades de Buenos Aires y Montevideo. En esta región, donde se mezclan los emigrantes europeos, los descendientes de esclavos africanos y los nativos (criollos), se produjo una amalgama de costumbres, creencias y ritos que se transformó en una identidad cultural específica. Entre las expresiones más características de esa identidad figuran la música, la danza y la poesía del tango que son, a la vez, una encarnación y un vector de la diversidad y del diálogo cultural”.
Cortelletti destaca que las escuelas Carlos Gardel, impulsadas por el embajador argentino Diego Guelar y extendidas por diversas ciudades e instituciones como universidades y centros culturales, han llevado a dicha danza hasta las plazas de China, “una práctica que cuenta con aproximadamente 100 millones de aficionados en el país”. El abrazo que une a las parejas establece un nexo cultural muy amplio. “El baile es una forma de conocer el país. Los tangueros chinos comienzan por la danza, pero luego se interesan por la cultura en general como la historia, las artes plásticas, la gastronomía, la literatura”. A todo esto se une el creciente interés por el idioma que ayuda a aprender los nombres de los pasos y las letras de las canciones. “En fin, el tango es el punto de partida de un viaje integral a la Argentina”, concluye.