¿Qué trae la reforma y apertura china al mundo?
Después de jubilarse, e invitado como asesor del gobierno local de Yantai, Michel Herbet se ha venido encargando de facilitar las inversiones chinas y francesas por más de 20 años. En su recientemente publicado libro Impresiones sobre Asia, Herbet describe la boda de una pareja china, en la que conoce a las tres generaciones de la familia: los abuelos agricultores de rostros envejecidos, los padres con la piel quemada por el sol y la joven pareja de esposos de rostros felices y urbanos. “Ellos muestran la fisonomía de distintas épocas en China”, señala Herbet, en lo que es también el reflejo de los profundos cambios traídos por la política de reforma y apertura.
De 1978 a 2017, según cálculos a precios constantes, el PIB chino se incrementó unas 33,5 veces, a un crecimiento anual del 9,5 %; es decir, se duplicó cada ocho años, un incremento mucho más alto que el crecimiento promedio de la economía mundial en el mismo periodo (2,9 %), lo que llevó a China a convertirse en la segunda mayor economía del mundo. El porcentaje de la economía china en la mundial se ha elevado al 15,3 % y su tasa de contribución ha alcanzado el 34 %.
Mediante la profundización de la reforma, China no solo ha logrado un elevado crecimiento económico, sino también cambios en su estructura y modalidad. En 2017, el porcentaje de los sectores primario, secundario y terciario en la economía china fue del 7,9, 40,5 y 51,6 %, respectivamente. Por lo tanto, el sector terciario, o sector servicios, ha sido la fuerza principal de este crecimiento económico, cuya modalidad ha pasado de ser de tipo extensivo a uno ecológico y sostenible. Según el reporte sobre políticas y acciones de China contra el cambio climático, en los últimos diez años, a la par de promover un rápido crecimiento económico, se han disminuido las emisiones de dióxido de carbono en 4100 millones de toneladas.
Durante el proceso de cambio de modalidad y actualización, se ha formado en China un gran mercado de consumo. En estos 40 años, más de 700 millones de personas se han liberado de la pobreza. Sectores como los de transporte, telecomunicaciones, ciencia y educación, cultura, salud e infraestructura han recibido grandes inversiones, lo cual ha elevado la calidad de vida de la población. El mercado chino se ha vuelto una fuerza importante en cuanto al crecimiento del consumo en el mundo. En abril de este año, la Organización Mundial del Comercio (OMC) publicó su informe “Datos y perspectivas del comercio mundial”, en el que se indica que la reforma china, en su estructura económica, ha ejercido una activa influencia en el crecimiento del comercio global. La OMC considera que el cambio de modalidad ha permitido que la economía pase de depender de la inversión a contribuir a un crecimiento más sostenible en China, lo cual ha favorecido asimismo el crecimiento mundial. Como ha expresado Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, mediante la reforma y el cambio de modalidad, la economía china se volverá más segura y sostenible, lo que va a beneficiar al mundo. Según la Administración General de Aduanas, el volumen total de importaciones y exportaciones de China en 2017 alcanzó los 27,79 billones de yuanes, 782,82 veces más que el de 1978.
A la primera Exposición Internacional de Importaciones de China acudieron más de 400.000 compradores nacionales y extranjeros. Las intenciones de transacciones alcanzaron los 57.830 millones de dólares. Como el presidente chino, Xi Jinping, dijo en su discurso inaugural, la apertura se ha convertido ya en una clara señal de la China contemporánea. China va ampliando la reforma y apertura, consolidando su desarrollo y beneficiando a todo el mundo. Las puertas de la reforma china no se cerrarán, sino que se abrirán más.
Los éxitos de la reforma y apertura china residen, por un lado, en el cambio de sistema para elevar la eficacia económica y combinar orgánicamente la mercantilización, industrialización e internacionalización. Por el otro, también responden al oportuno cambio de modalidad, la enorme demanda interna y externa, el acelerado desarrollo tecnológico, el eficaz traslado de mano de obra y, sobre todo, a la elaboración y aplicación de políticas.
Los logros conseguidos en los pasados 40 años testifican que China está explorando un camino correcto. Esto no solo quiere decir que ha encontrado una ruta completa de desarrollo, sino también que China debe resolver en el futuro contradicciones y problemas estructurales en su desarrollo social y económico, a fin de contribuir más a una economía mundial sostenible.