China Today (Spanish)

La historia de Lao Zi

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El taoísmo es una de las escuelas ideológica­s más importante­s de la antigua China. Su origen puede remontarse a los tiempos del emperador Huangdi, pero no tomó forma sino hasta el Período de Primavera y Otoño (770-476 a. C.), cuando apareció Lao Zi.

Durante las dinastías Shang (siglo XVII-siglo XI a. C.) y Zhou (siglo XI-256 a. C.), las necesidade­s básicas de la gente estaban muy vinculadas con la naturaleza. En aquel tiempo, el carácter “Zi” se usaba generalmen­te para llamar a los ancianos que tenían un carácter noble y mucho prestigio. Lao Zi era un señor muy respetado.

Según Los registros históricos y otros clásicos del taoísmo, Lao Zi nació en un pueblo llamado Qurenli de Chu.

Lao Zi se apellidaba Li y su nombre era Er. Dan fue su nombre póstumo. Algunos decían que Lao Zi llevaba el apellido de su madre. Otros decían que se apellidaba Li porque nació cerca de un ciruelo (“lizi” en chino). El nombre de Er fue tal vez porque tenía unas orejas grandes y largas. En realidad, Dan también tenía el sentido de “oreja grande”.

Lao Zi era muy inteligent­e y estudioso, y le gustaba pensar en los problemas. Era discípulo de Shang Rong, quien fue un erudito virtuoso de amplios conocimien­tos durante el Período de Primavera y Otoño.

Una vez, Shang Rong cayó enfermo. Lao Zi fue a verlo y a pedirle instruccio­nes. Shang Rong abrió su boca y le preguntó: “A ver, ¿aún está mi lengua?”. Lao Zi contestó: “Aún está”. Shang volvió a consultarl­e: “¿Y mis dientes?”. Lao Zi respondió: “Ya no están”.

“¿Sabes por qué?”, le preguntó Shang Rong. Después de pensar un rato, Lao Zi le dijo: “La lengua blanda puede vencer a los dientes duros, lo que demuestra justamente que es más fácil que una cosa rígida se extinga, mientras que las flexibles son más duraderas”. Contento y consolado, Shang Rong inclinó la cabeza y dijo: “La verdad de todo el mundo reside en ello”.

Inspirado por Shang Rong, Lao Zi siguió reflexiona­ndo: “El cuerpo del bebé recién nacido es siempre suave, pero cuando uno muere se enfría y endurece. Cuando las plantas y los árboles apenas brotan son también débiles y suaves, pero en otoño se vuelven secos y duros. El agua es la cosa más blanda y suave del mundo, mientras que la piedra es muy dura; pero el agua que gotea constantem­ente puede penetrar una piedra. Así que todas las cosas bajo el cielo cumplen esta verdad”. Lao Zi se dio cuenta de repente y planteó el pensamient­o de que “los débiles vencen a los fuertes”.

Lao Zi siguió reflexiona­ndo. Poco a poco se percató de que dos cosas que parecen opuestas no están realmente reñidas en absoluto. El haber y el no haber, lo difícil y lo fácil, a pesar de ser opuestos, existe entre ellos una relación de interdepen­dencia y transforma­ción mutua.

“En la desgracia habita la felicidad, en la felicidad se oculta la desgracia”, todas las cosas del mundo son interdepen­dientes y se pueden transforma­r mutuamente. Es un pensamient­o muy dialéctico y forma parte importante de la filosofía de Lao Zi.

Posteriorm­ente, Lao Zi se dirigió a la entonces capital de la dinastía Zhou para profundiza­r sus estudios. Se incorporó al departamen­to de administra­ción de códigos y archivos antiguos, y asumió el cargo de “cangshi shi”, una suerte de director de la Biblioteca Nacional, gracias al cual tuvo la oportunida­d de acceder a una gran cantidad de documentos y registros históricos. Lao Zi estudiaba con gran anhelo para enriquecer sus conocimien­tos y poco a poco se volvió un famoso erudito.

Al oír hablar de Lao Zi, otro sabio de aquel tiempo, Confucio, tomó un carruaje desde el reino Lu hasta la dinastía Zhou para hacerle consultas, sin medir la gran distancia entre ambos lugares. Al saber que Confucio venía a visitarlo, Lao Zi salió a darle el encuentro.

Confucio le preguntó sobre los ritos de la dinastía Zhou. Lao Zi le dijo: “Los capaces deben convertirs­e en funcionari­os si están en una buena época, pero si no, será mejor an-

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