Un avance conjunto entre civilizaciones
La Conferencia sobre el Diálogo de las Civilizaciones Asiáticas ( CDAC, por sus siglas en inglés), celebrada a mediados de mayo en Beijing, expuso los espléndidos logros alcanzados por los países de Asia y otras regiones. El evento proporcionó una plataforma para que los participantes se conocieran mejor y, sobre la base de eso, fortalecer la autoconfianza cultural, promover la colaboración y desarrollar la creatividad. Con la construcción de la comunidad de destino de la humanidad como el centro del trabajo, procuraron encontrar un nuevo camino hacia el desarrollo común.
En un mundo económicamente globalizado, las crisis que enfrentan diferentes civilizaciones también tienden a globalizarse rápidamente, representadas por diversas crisis políticas y culturales y actividades terroristas. Las razones residen en la falta de respeto mutuo, las barreras y los malentendidos entre los países.
Asia es el continente más extenso del mundo y la cuna de diversas civilizaciones humanas. En la ceremonia de inauguración de la CDAC, el presidente chino, Xi Jinping, enfatizó la destacada contribución que las civilizaciones asiáticas han hecho al mundo en religión, filosofía, moralidad, derecho, literatura, pintura, teatro y música. La etiqueta y costumbres sociales que influyen en las zonas urbanas y rurales, las obras clásicas que han perdurado durante milenios, su fino y exquisito arte y los diversos sistemas de Asia son una gran riqueza para el mundo.
Si echamos un vistazo a la historia humana, nos sorprenderemos por el hecho de que tres de las cuatro grandes civilizaciones se originaron en Asia. Asimismo, la población asiática ocupa el 60 % de la mundial. Los grandes pensamientos hoy influyentes en todo el mundo, como la preocupación última, el humanismo, el código de conducta moral y la justicia social, también tienen sus raíces profundas aquí. Las cinco religiones principales, el cristianis
mo, el islamismo, el hinduismo, el budismo y el taoísmo, nacieron en Asia. Hasta antes de 1800, Asia había contribuido a más del 70 % de la economía integral.
Pero la revolución industrial en Europa lo cambió todo. El centro del mundo se trasladó de Asia a Europa, y el continente quedó relegado por su carácter cerrado. No fue sino hasta el siglo XX cuando la gran mayoría de países asiáticos instauraron la república y fueron llegando poco a poco a un rejuvenecimiento. Emergieron los cuatro dragones asiáticos ( Hong Kong, Taiwan, Singapur y Corea del Sur) y los cuatro tigres asiáticos ( Tailandia, Malasia, Filipinas e Indonesia), y posteriormente fueron gravemente afectados por la crisis financiera de 1997. Sin embargo, diez años después, China entró en la etapa del renacimiento de su civilización y la economía de la India también se desarrolló con rapidez. Una vez más, Asia ha adquirido una vitalidad.
El presidente Xi expresó su esperanza de una mejor Asia en su discurso: “Nosotros, los asiáticos, esperamos que todos los países desechen la autoexclusión, adopten la integración, defiendan la apertura y trabajen para promover la coordinación de políticas, la conectividad de infraestructuras, el comercio sin obstáculos, la integración financiera y los lazos entre personas. De esta manera, podemos fomentar conjuntamente una comunidad de destino de la humanidad”.
Los intercambios y el aprendizaje mutuo son una necesidad intrínseca para el desarrollo de una civilización. Xi dijo en la CDAC que una civilización puede florecer solo a través del intercambio y el aprendizaje mutuo con otras civilizaciones. Dichos intercambios y aprendizaje mutuo deben ser recíprocos, equitativos, diversificados y multidireccionales. Necesitamos tener una mentalidad amplia y esforzarnos por eliminar todas las barreras en los intercambios culturales. Debemos ser inclusivos hacia otras civilizaciones, a fin de promover el desarrollo común.