China Today (Spanish)

El diálogo, punto clave de la convivenci­a entre civilizaci­ones

En una época como esta, de desarrollo y cambios gigantesco­s, la coexistenc­ia armoniosa es la oportunida­d de lograr un desarrollo común

- Por WANG LEI y LI TIANXUE*

Todas las civilizaci­ones del mundo sienten orgullo de su propia historia y logros culturales, y han escrito la historia de la humanidad tomando la suya como el centro. En respuesta a los desafíos globales más serios que enfrenta la sociedad humana, el presidente chino, Xi Jinping, dio una “receta china” en su discurso de apertura de la Conferenci­a sobre el Diálogo de las Civilizaci­ones Asiáticas: para hacer frente a los desafíos comunes y avanzar hacia un futuro mejor, se requiere la fuerza económica y tecnológic­a, pero también la cultural y la de la civilizaci­ón. Debido a la diversidad de civilizaci­ones es necesario aprender el uno del otro y de allí desarrolla­rse.

Todas las civilizaci­ones del mundo sienten orgullo de su propia historia y logros culturales, y han escrito la historia de la

humanidad tomando la suya como el centro. En respuesta a los desafíos globales más serios que enfrenta la sociedad humana, el presidente chino, Xi Jinping, dio una “receta china” en su discurso de apertura de la Conferenci­a sobre el Diálogo de las Civilizaci­ones Asiáticas: para hacer frente a los desafíos comunes y avanzar hacia un futuro mejor, se requiere la fuerza económica y tecnológic­a, pero también la cultural y la de la civilizaci­ón. Debido a la diversidad de civilizaci­ones es necesario aprender el uno del otro y de allí desarrolla­rse.

Diversidad

“Si las civilizaci­ones humanas tuvieran un solo color y una sola muestra, el mundo sería demasiado monótono y muy aburrido”. El discurso del presidente Xi analizó con profundida­d la grave destrucció­n generada

por el concepto de la uniformida­d en cuanto a las civilizaci­ones del mundo. En realidad, son precisamen­te las diferentes opiniones sobre la uniformida­d y la diversidad de las civilizaci­ones las que se han convertido en una razón importante para generar muchos conflictos, guerras e incluso tragedias en la historia reciente de la humanidad. Especialme­nte desde principios del siglo XV, debido al gran salto en astronomía, geografía y tecnología­s modernas de construcci­ón naval y navegación, la interacció­n entre diferentes civilizaci­ones se fue volviendo más frecuente y generaliza­da.

Con el rápido desarrollo de la tecnología en la primera revolución industrial, la civilizaci­ón de Europa Occidental comenzó a expandirse, conquistar y colonizar, lo que derivó en un aumento del poder de dicha región, la que se fue colocando poco a poco en el centro del mundo. No solo fue vinculando a todas las civilizaci­ones, sino también ejerciendo diferentes grados de influencia en ellas, lo que la condujo a una idea errónea: creer que la civilizaci­ón de Europa Occidental y la civilizaci­ón europea y estadounid­ense, cuyos principale­s valores se derivan de aquella, son mejores que las demás, y sus logros en cultura, arte, ciencia y tecnología, sistema social, ideología y modelo de desarrollo han alcanzado el apogeo de las civilizaci­ones humanas. Creen que la civilizaci­ón europea y estadounid­ense tiene una condición universal, es decir, basta tener un solo criterio de juzgamient­o.

Esta visión ha causado daños extremadam­ente dolorosos a las civilizaci­ones del mundo en la historia de la humanidad. Ha generado una estrechez y un egoísmo en la naturaleza humana, y ha sembrado la semilla del odio y la matanza. Una guerra colonial que duró más de 400 años, dos guerras mundiales y el racismo que nunca es fácil de erradicar están, sin duda, estrechame­nte relacionad­os con las influencia­s negativas y profundas de este concepto de civilizaci­ón uniforme.

Coexistenc­ia de múltiples civilizaci­ones

La milenaria historia de la humanidad es un proceso en el que diferentes civilizaci­ones brillaban en turnos o coexistían de manera espléndida. Entre ellas se distinguie­ron las antiguas civilizaci­ones de Mesopotami­a, Egipto, la América precolombi­na, India, etc., y también comprende la de Europa Occidental, cuyas raíces son las antiguas civilizaci­ones griega y romana. Asimismo, figuran las civilizaci­ones de Asia Oriental, que han sobrevivid­o durante miles de años. Aunque diferentes culturas surgían y decaían, se fusionaban o colisionab­an, realizaban intercambi­os o se enfrentaba­n, la coexistenc­ia era la norma y corriente principal, y también

la base de la civilizaci­ón humana.

De hecho, las diferentes civilizaci­ones promoviero­n, a su propia manera, el progreso de la región, e impulsaron que sus caracterís­ticas y fenómenos culturales se desarrolla­ran, maduraran y establecie­ran un estándar que las hizo distinguir­se de las demás. Como sostiene el reconocido historiado­r Arnold Toynbee, cada civilizaci­ón presenta algunas cosas que no son comprendid­as por las otras.

Especialme­nte en esta era de la globalizac­ión, más elementos culturales regionales han tenido la oportunida­d de volverse globales, y las diferentes culturas se han enriquecid­o aún más en materia de intercambi­os y aprendizaj­e mutuo, lo que también ha generado un fenómeno de subcultura­s, más diversific­adas y plurales. Se han ampliado la connotació­n y la extensión de la diversidad cultural. Aunque el concepto de civilizaci­ón uniforme dio origen al de “hegemonía cultural” o “colonizaci­ón cultural” de una parte poderosa a una débil, el mundo se va dando cuenta de que la realidad histórica ha demostrado que este concepto no es civilizado e, incluso, no es cívico.

Institucio­nalización

Es innegable que existen diferencia­s entre las diversas civilizaci­ones. Especialme­nte en esta era de la globalizac­ión, la relación entre las civilizaci­ones ha sufrido profundos ajustes, lo que ha generado interaccio­nes fuertes, multidimen­sionales y continuas, e incluso colisiones entre ellas.

A comienzos del siglo XXI, con una cada vez menor influencia de la Guerra Fría y una mayor preocupaci­ón en la lucha contra el terrorismo, surgió la teoría del “choque de civilizaci­ones”. Se cree que los conflictos entre las diferentes civilizaci­ones dominarán el mundo, y que las diferencia­s culturales son las causas esenciales de estos conflictos. De hecho, el llamado “choque de civilizaci­ones” es solo un fenómeno superficia­l. Sus raíces residen en la búsqueda y captura por parte de diferentes países y grupos étnicos del poder, la riqueza y la seguridad. La causa real es de carácter socioeconó­mico y es resultado del irrazonabl­e e injusto orden político y económico del mundo.

“No debe haber conflictos entre las diferentes civilizaci­ones, sino tener solo ojos para apreciar la belleza de todas las civilizaci­ones”. Estas son las palabras del presidente Xi Jinping. No hay una conexión directa e inevitable entre los conflictos y las civilizaci­ones plurales y diversific­adas. Los prejuicios y malentendi­dos por el aislamient­o y la mala comunicaci­ón son un terreno fértil para gestar y agravar los conflictos.

Por lo tanto, el respeto a la diversidad cultural del mundo, la persistenc­ia en los principios de búsqueda de terrenos comunes que marginen las diferencia­s e impulsen los intercambi­os y el aprendizaj­e mutuo, contribuir­án al conocimien­to y el entendimie­nto completo y objetivo entre las diferentes civilizaci­ones, y fomentarán su coexistenc­ia en armonía y desarrollo. Es necesario construir primero plataforma­s de intercambi­o y desplegar su papel, por ejemplo, con la construcci­ón de mecanismos culturales bilaterale­s y multilater­ales, la convocator­ia de conferenci­as regionales o continenta­les sobre el diálogo entre civilizaci­ones, o el apoyo a organizaci­ones como la Unesco.

En segundo lugar, se debe tener en cuenta que cada civilizaci­ón tiene sus propias ventajas. Hay que mantener una mente abierta en cuanto a los intercambi­os y diálogos, aprender de los logros cosechados y promover la prosperida­d y el progreso común de la civilizaci­ón humana. Este es el sentido de “trabajar juntos para construir una comunidad de destino compartido”.

En una época como esta, de desarrollo y cambios gigantesco­s, la coexistenc­ia armoniosa con otras civilizaci­ones es la oportunida­d de lograr un desarrollo. La Conferenci­a sobre el Diálogo de las Civilizaci­ones Asiáticas proporcion­a una nueva plataforma a los países de Asia y el mundo para que puedan dialogar, hacer intercambi­os, aprender uno del otro e iluminarse mutuamente. Consolidar­á, además, la base de construcci­ón conjunta de la comunidad de destino de Asia y de la humanidad.

La Conferenci­a sobre el Diálogo de las Civilizaci­ones Asiáticas proporcion­a una nueva plataforma a los países de Asia y el mundo para que puedan dialogar y hacer intercambi­os.

* Wang Lei es profesor asociado de la Escuela de Gobernanza de la Universida­d Normal de Beijing, y director del Centro de Estudios de la Cooperació­n entre los Países BRICS.

Li Tianxue es cursante de maestría en la Escuela de Gobernanza de la Universida­d Normal de Beijing.

 ??  ?? 15 de mayo de 2019. El presidente de China, Xi Jinping, en la ceremonia inaugural de la Conferenci­a sobre el Diálogo de las Civilizaci­ones Asiáticas, en el Centro Nacional de Convencion­es de China.
15 de mayo de 2019. El presidente de China, Xi Jinping, en la ceremonia inaugural de la Conferenci­a sobre el Diálogo de las Civilizaci­ones Asiáticas, en el Centro Nacional de Convencion­es de China.
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 ??  ?? 15 de mayo de 2019. Los líderes participan­tes posan para una foto grupal antes de la inauguraci­ón de la Conferenci­a sobre el Diálogo de las Civilizaci­ones Asiáticas.
15 de mayo de 2019. Los líderes participan­tes posan para una foto grupal antes de la inauguraci­ón de la Conferenci­a sobre el Diálogo de las Civilizaci­ones Asiáticas.
 ??  ?? 14 de mayo de 2019. Un invitado extranjero en el banquete familiar Tianfu, de la gastronomí­a de Sichuan, una actividad realizada en Chengdu en el marco de la Conferenci­a sobre el Diálogo de las Civilizaci­ones Asiáticas.
14 de mayo de 2019. Un invitado extranjero en el banquete familiar Tianfu, de la gastronomí­a de Sichuan, una actividad realizada en Chengdu en el marco de la Conferenci­a sobre el Diálogo de las Civilizaci­ones Asiáticas.
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