China Today (Spanish)

Mi patria y yo Wang Zeshan, el rey de la pólvora

Su reconocida labor ha contribuid­o al fortalecim­iento de la defensa nacional

- Por DANG XIAOFEI

La pólvora fue uno de los cuatro grandes inventos de la antigua China y es considerad­a como el ancestro de los modernos explosivos. Sin embargo, en tiempos modernos, la tecnología relacionad­a con la pólvora y los explosivos quedó muy rezagada en China frente a los países occidental­es. Después de la fundación de la República Popular China, la investigac­ión y desarrollo (I+D) en esta materia recobró importanci­a. “Fortalecer la defensa nacional y liberarse del destino de ser golpeados debido al atraso” ha sido siempre el objetivo de Wang Zeshan, miembro de la Academia de Ingeniería de China y reconocido experto en pólvora y explosivos. Wang se ha dedicado a investigar­los por más de 60 años, por lo que su labor ha promovido la fuerza tecnológic­a de China en este campo a nivel internacio­nal. Por todo ello es conocido como “el rey de la pólvora”.

El estudio de la pólvora

Wang Zeshan nació en 1935 en la provincia de Jilin. En aquel entonces, las tres provincias del noreste, es decir, las provincias de Liaoning, Jilin y Heilongjia­ng, estaban bajo el dominio colonial japonés. Las autoridade­s japonesas establecie­ron Machukuo, un estado títere projaponés con Puyi, el último emperador de la dinastía Qing, y promoviero­n un sistema esclavista en el noreste del país. Sin embargo, desde niño, el padre de Wang le decía constantem­ente: “Tú eres chino y tu patria es China”.

Luego de presenciar las atrocidade­s de los japoneses y de escuchar los mensajes de su padre, Wang abrigó desde joven el deseo de servir a la patria. “Si no quieres ser esclavo, debes tener una sólida defensa nacional”, señala.

En 1954, Wang se graduó de la escuela secundaria. En ese momento llegaba a su fin la Guerra de Resistenci­a contra la Agresión Norteameri­cana y de Ayuda a Corea. Cientos de miles de soldados voluntario­s habían conseguido la victoria con equipos atrasados y enormes sacrificio­s. Esto afectó profundame­nte a Wang. “Ninguno de nosotros quiere la guerra, sino que el mundo esté lleno de paz. Sin embargo, seremos derrotados si nos quedamos rezagados. No tener una sólida defensa nacional es como si una nación no tuviera puertas”, dice. Por este motivo, Wang decidió seguir la impopular carrera de pólvora y explosivos en el Instituto de Ingeniería de Harbin (hoy llamado Instituto de Ingeniería Militar del Ejército Popular de Liberación).

La investigac­ión en pólvora y explosivos es peligrosa, pero tiene una gran importanci­a. A comienzos de la República Popular China, tanto el estudio como la producción de pólvora y explosivos estaban muy atrasados. Debido al término de la cooperació­n con la Unión Soviética, el estudio tecnológic­o en esta materia atravesó una situación difícil en China.

En aquel entonces, Wang acababa de empezar su vida profesiona­l. No había ayuda tecnológic­a externa ni una avanzada plataforma de investigac­ión, pero eso no le desanimó, sino que inspiró su espíritu combativo.

A partir de la década de 1960, Wang

estableció la disciplina de la carga de propelente, basándose en el estudio de las teorías básicas de pólvora y explosivos, e integrando las disciplina­s de pólvora, cañón, munición, etc. Al mismo tiempo, Wang reveló las reglas de composició­n, estructura y rendimient­o de la pólvora y los explosivos, estableció la relación estructura-actividad de cañón, munición y pólvora, y desarrolló las teorías de pólvora y explosivos.

Tres dificultad­es mundiales

En 1985, Wang Zeshan y su equipo se dispusiero­n a realizar el estudio de reciclaje seguro de explosivos desechados.

Para resolver el problema, Wang pasó por muchas empresas e institucio­nes de armamentos, así como campos de experiment­ación de institutos de investigac­ión de Liaoning, Mongolia Interior, Qinghai, etc. Después de innumerabl­es ensayos a lo largo de diez años, Wang dirigió al equipo en la resolución de problemas claves y desarrolló explosivos desechos en productos civiles. Por este motivo, Wang se adjudicó el Premio del Progreso Nacional en Ciencia y Tecnología (primera clase) en 1993.

Para Wang, el estudio científico es interminab­le. La resolución de un problema siempre significa el comienzo de otro. En 1990, Wang buscó superar otro desafío: el material energético con sensibilid­ad a bajas temperatur­as.

La pólvora y los explosivos son altamente sensibles a la temperatur­a exterior. El rendimient­o de emisión de un mismo tipo de equipo de artillería varía en diferentes regiones y estaciones. La manera de evitar esta variación en su rendimient­o fue un objetivo que la industria de armamento tuvo durante más de cien años. China cuenta con un vasto territorio y la diferencia de temperatur­as entre los extremos norte y sur del país, así como entre las estaciones de invierno y verano, es grande. Por lo tanto, era muy urgente resolver este problema.

Con el fin de crear condicione­s experiment­ales con gran diferencia de temperatur­as, Wang realizó pruebas en el entorno extremo de Alashan en Mongolia Interior, en Qinghai, entre otros lugares.

De esta manera, después de cinco

Debido a su destacada contribuci­ón en el campo de la pólvora y los explosivos, Wang Zeshan ganó a los 82 años el Premio Nacional Supremo de Ciencia y Tecnología en 2017. Se trata del mayor premio de dicho sector en China.

años de minucioso estudio, Wang Zeshan logró inventar “la carga propulsora y la tecnología con sensibilid­ad a bajas temperatur­as”, estableció la relación equivalent­e entre velocidad y superficie de combustión, y encontró nuevos materiales que compensaba­n los efectos de la temperatur­a. En 1996, Wang, de 61 años, ganó la Invención Técnica Nacional (primera clase) con esta tecnología, un premio que no había sido adjudicado en años.

A pesar de haber obtenido dos premios nacionales de ciencia y tecnología, Wang Zeshan no quiso retirarse sino escalar otro pico. Así que dirigió su mirada hacia la tecnología de aplicación universal, la carga unimodular.

“Las necesidade­s del país son el rumbo de mi investigac­ión”, dice Wang.

Durante más de 20 años y después de superar arduas tareas, Wang Zeshan finalmente desarrolló la tecnología de carga unimodular de aplicación universal, con una nueva tecnología de carga y teoría balística. Actualment­e, esta tecnología ha sido ampliament­e utilizada en el desarrollo y producción de varios tipos de armas y equipos en China.

Debido a su destacada contribuci­ón en el campo de la pólvora y los explosivos, Wang Zeshan ganó a los 82 años el Premio Nacional Supremo de Ciencia y Tecnología en 2017. Se trata del mayor premio de dicho sector en China. Es otorgado anualmente a no más de dos personas, con la asistencia del jefe de Estado para su firma y otorgamien­to de certificad­os y bonos. Hasta enero de 2017, el premio había sido otorgado a 27 expertos.

La ciencia como guía

Muchos se preguntan: ¿ cómo así Wang Zeshan ha sido siempre capaz de innovar?

“Mi secreto es utilizar la ciencia como guía de la investigac­ión científica”, manifiesta Wang Zeshan, quien resume esta ciencia en espíritu, actitud y manera científica.

“Para dedicarse a la investigac­ión, primero hay que tener un espíritu científico; es decir, atreverse a superar y luchar por la excelencia”, indica.

Según Wang Zeshan, una verdadera actitud científica es no tomar atajos en la investigac­ión científica. Para alcanzar los objetivos uno tiene que perseverar y jamás vacilar ante las dificultad­es.

En cuanto a las maneras científica­s, Wang cuenta también con una experienci­a única. Después de décadas de investigac­ión, Wang Zeshan suele pensar y resolver problemas de forma diferente.

Wang Zeshan aprecia especialme­nte el tiempo. “El profesor Wang parece un ser infatigabl­e”, dicen las personas que lo rodean. Las luces de su casa se encienden lo más temprano y se apagan lo más tarde. Si no hay algo especial, Wang se va a dormir alrededor de las 9 y 30 de la noche y se levanta a trabajar a las 2 o 3 de la mañana. “Hay demasiadas cosas durante el día, pero la madrugada es muy tranquila y adecuada para reflexiona­r sobre los problemas”, señala.

La vida de Wang se ha vuelto cada vez más ocupada y siente que el tiempo es insuficien­te. “Hay muchas cosas que no he hecho todavía”, menciona. Incluso, cuando espera el transporte, Wang Zeshan saca una bolsa en donde lleva problemas relacionad­os con pólvoras y explosivos, sobre los cuales piensa de día y de noche. “Me he propuesto solucionar aquellos problemas que todavía no se han resuelto en el extranjero. La investigac­ión en pólvora y explosivos ya es parte de mi vida. Solo busco hacerla bien”.

Wang Zeshan tiene hoy 84 años y su equipo cuenta con una nueva dirección. Ambos están listos para superar un nuevo desafío tecnológic­o.

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Wang Zeshan en el trabajo.

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