China Today (Spanish)

Una vibrante vista de agua y color

El Valle de Jiuzhai, localizado en la provincia de Sichuan, es un hermoso espectácul­o cultural y ecológico

- Por JIAO FENG*

Ubicado en la prefectura autónoma tibetana y de la etnia qiang de Aba, en la provincia de Sichuan, el Valle de Jiuzhai ( Jiuzhaigou en chino) se extiende por más de 50 km hasta la Cuenca de Sichuan en la Meseta Tibetana. El Valle de Jiuzhai, literalmen­te traducido como el “valle de las nueve aldeas”, obtuvo su nombre porque en él, en efecto, hay nueve aldeas tibetanas. Desde una vista aérea se aprecia que consta de tres valles: el Valle de Zechawa, el Valle de Rize y el Valle de Shuzheng, los que toman una forma de “Y” que conecta las principale­s áreas escénicas de la zona. Los claros lagos montañosos, las espectacul­ares cascadas, los coloridos bosques, los picos nevados, el hielo turquesa y la cultura tibetana local hacen del lugar una atracción turística única.

El Valle de Jiuzhai fue designado Patrimonio de la Humanidad, parque geológico nacional y reserva natural nacional. La región es el hogar de 18 especies animales protegidas, que incluyen al panda gigante y al langur chato dorado. Además, el hábitat natural es el hogar de 74 especies de plantas nacionalme­nte protegidas, como el gingko y el taxus chinensis. Asimismo, hay una gran variedad de fósiles, restos de un antiguo glaciar y muchos más atractivos que le dan al valle un alto valor en los campos de protección ecológica, investigac­ión científica y turismo escénico.

Riqueza en flora y fauna

La Reserva Natural del Valle de Jiuzhai posee profundos barrancos. Existe una vasta disparidad en elevación entre sus dos extremos: el borde septentrio­nal es de más baja altitud, la región central alcanza los 4000 metros y el borde meridional supera los 4500 metros, con picos cubiertos de nieve durante casi todo el año. La región posee un clima húmedo de meseta alta y los bosques cubren el 80 % de la región. Por miles de años, el Valle de Jiuzhai estuvo escondido en el corazón de la elevada cordillera Minshan y, como resultado, el pueblo tibetano local estuvo casi completame­nte aislado

del resto del mundo, con un estilo de vida autosufici­ente dedicado a la agricultur­a y la ganadería. En consecuenc­ia, la primitiva ecología de la región ha estado bien preservada. En 1978, el Valle de Jiuzhai fue designado por el Consejo de Estado como reserva escénica protegida, con 620 km2 bajo protección, convirtién­dose en la primera reserva natural china enfocada en la protección del paisaje natural.

La Reserva Natural del Valle de Jiuzhai es la región y el corredor centrales de la población del panda gigante en la cordillera Minshan. Con su ecosistema natural tradiciona­l, es un área clave en China para la protección de la biodiversi­dad. Además de ser el hogar del panda gigante y del langur chato dorado, posee muchas otras especies animales únicas en China, como el ciervo de labios blancos, el monal coliverde y otras especies nacionalme­nte protegidas como el leopardo de las nieves y el panda rojo. Según estudios realizados, plantas exóticas como el hongo oruga chino, la saussurea involucrat­a y el bulbus dritillari­aea cirrhosae también pueden ser encontrada­s en la reserva natural.

Un mundo acuático colorido

El agua es el espíritu del Valle de Jiuzhai con sus coloridos lagos, estanques, ríos y cascadas. El agua de los lagos y estanques es de un color verde orquídea todo el año, revelando preciosos lechos lacustres.

Hace más de 400 millones de años, la región del Valle de Jiuzhai era un mar poco profundo, volviéndol­o un lugar ideal para el apareamien­to de diversas especies prehistóri­cas. Sin embargo, con el paso de tiempo, muchas formas de vida se extinguier­on, dejan

do atrás esqueletos y restos acumulados, los cuales se convirtier­on después en depósitos de calcio. Posteriorm­ente, como resultado de movimiento­s en la corteza, el fondo marino se levantó y se convirtió en la meseta que vemos hoy.

Hay un total de 108 lagos en la Reserva Natural del Valle de Jiuzhai. Como resultado del carbonato de calcio, cada uno de estos lagos exhibe encantador­es despliegue­s de color, como azul, verde oscuro o cristal claro. Incluso si el agua es verde, bajo distintas luces, asombrosos despliegue­s de distintos tonos de verde azulado, azul y amarillo anaranjado pueden verse en los lagos.

Uno de los principale­s cuerpos de agua en el valle, así como el más famoso y el más bello, es el Lago de Cinco Flores. Los visitantes pueden observar un despliegue de color amarillo, verde oscuro, azul oscuro, azul marino y muchos más. Este despliegue de colores convierte al lago en uno de los puntos más destacados de la Reserva Natural del Valle de Jiuzhai.

Otro lago es el Lago Centellean­te. Rodeado por densos bosques, su superficie era tan clara y apacible que se asemejaba a un espejo. Cada mañana, después de que la niebla se disipaba, el reflejo de la luz del sol sobre la superficie del agua surgía como una tierra de luces deslumbran­tes, todas centellean­do al mismo tiempo. De ahí su nombre de Lago Centellean­te. El área fue afectada por un terremoto de 7 grados en la escala de Richter el 8 de agosto de 2017. Después del sismo, el Lago Centellean­te nunca se recobró: la enorme grieta de unos 15 metros de profundida­d que dejó esta catástrofe ocasionó que el lago se secara y el lecho quedase expuesto.

Además de los coloridos lagos y estanques, el Valle de Jiuzhai es también un reino de cascadas, con espectacul­ares vistas de agua saliendo de bosques selváticos. La Cascada de Nuorilang es la más ancha de China, con agua saliendo sobre las altas e imponentes rocas verdes, dándole la apariencia de una Vía Láctea. Durante el otoño, las cascadas envueltas de niebla forman una magnífica obra de arte de gigantesca­s proporcion­es.

El paisaje del valle es magnífico en invierno, cuando se congelan la mayoría de las cascadas, formando una gran variedad de cascadas glaciares. Algunas de ellas poseen coloridos tonos de azul, dándoles el nombre de “hielo azul”. Las impresiona­ntes cascadas glaciares de color azul colgando de los precipicio­s masivos son esculturas de hielo del mundo natural, las que muestran una colección de belleza natural verdosa y azulada que ningún espectador olvidará.

Bosques encantados y montañas nevadas

Además del agua, las montañas del Valle de Jiuzhai también son bastante coloridas. Con el cambio de las estaciones, los más de 20 km2 de bosques primarios presentan una variedad de caracterís­ticas, incluyendo más de 2000 tipos de plantas y flores silvestres. El otoño es la estación más hermosa en el valle.

Cada año, durante los meses de otoño, la vasta área de los bosques se viste con su mejor atuendo, transforma­ndo la reserva en un océano de colores. Desde el fondo del valle hasta lo alto de las montañas, hojas coloridas dan vida al bosque con manchas rojas, verdes y amarillas.

Hay tres famosos picos montañosos

en el Valle de Jiuzhai: el monte Wonuosemo, el monte Dage y el monte Zhayizhaga. La montaña sagrada de Zhayizhaga, el pico más alto en la reserva, está localizada en las lejanas profundida­des de Zharugou en el lado oriental y pertenece al área central de la Reserva Natural del Valle de Jiuzhai. La gente local la considera sagrada y recibe el nombre de “señor de todas las montañas”.

Al ser la más venerada en la reserva, la montaña Zhayizhaga atrae multitudes de peregrinos todos los años. Acoge un peregrinaj­e mensual el decimoquin­to día de cada ciclo lunar y el festival machi el decimoquin­to día del tercer mes lunar. Los fieles se mueven en grupos, algunos a caballo y otros a pie alrededor de la montaña sagrada en sentido antihorari­o, rezando a Buda por bendicione­s.

Cultura tibetana local

Históricam­ente, el Valle de Jiuzhai ha sido un gran corredor de integració­n étnica. Por un lado, el pueblo tibetano mantiene sus tradicione­s culturales únicas, mientras convive en armonía con las circundant­es etnias qiang, hui y han, influenciá­ndose culturalme­nte entre sí y formando un ambiente culturalme­nte diverso.

Los ancestros del Valle de Jiuzhai originalme­nte migraron desde la remota región de Ngari en el Tíbet, y sus descendien­tes han habitado en el valle por muchas generacion­es, de ahí que mantengan gran parte de sus tradicione­s en la actualidad.

La aldea de Shuzheng es la más extensa y próspera de las nueve aldeas tibetanas en el Valle de Jiuzhai. Está representa­da por la más grande de las nueve pagodas blancas construida­s a la entrada del Valle de Jiuzhai. Estas pagodas simbolizan la unidad de las aldeas.

Dentro de la aldea de Shuzheng, las casas son una muestra de las decoracion­es tradiciona­les tibetanas llenas de hermosas artesanías y utensilios del día a día, y una mesa siempre con vino y comida deliciosa. Ataviados en sus vestimenta­s tibetanas, hombres jóvenes y hermosas mujeres entusiasta­mente dan a conocer sus costumbres y cultura a los visitantes.

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Durante el Festival de Risang, los pobladores del Valle de Jiuzhai caminan en grupos alrededor del templo local, haciendo girar las ruedas de oración para pedir bendicione­s.
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