La victoria definitiva contra el COVID-19
La estrategia antiepidémica de China llama cada vez más la atención de los medios y Gobiernos extranjeros
La revista británica
TheLancet afirma que la enorme inversión en salud pública del Gobierno chino ha salvado con éxito decenas de miles de vidas.
El 6 de marzo pasado, el número de casos recién diagnosticados de neumonía por el nuevo coronavirus se redujo por primera vez a dos dígitos en Wuhan desde que el 27 de enero los accesos a dicha ciudad fueran cerrados. Tras un arduo trabajo, se han logrado cambios positivos y resultados importantes en la prevención y control de la enfermedad infecciosa.
El 10 del mismo mes, el presidente Xi Jinping llegó a Wuhan, donde hizo un llamamiento a continuar sin desmayo y sólidamente la lucha por defender la ciudad y ganar decididamente esta batalla.
Fase decisiva
Con respecto a la disminución de los nuevos casos diagnosticados en Wuhan, Wang Jian, director del Centro de Gestión Médica de la Comisión Nacional de Salud, cree que la política de “hacer todo lo que se pueda para hospitalizar a los pacientes” ha ayudado a controlar la fuente de infección, cortar la ruta de transmisión y proteger a las personas más vulnerables.
Varios hospitales temporales y hospitales específicos de Wuhan han proporcionado suficientes camas y recibido a cerca de 20.000 infectados en diez días desde que dicha política fuera implementada el 9 de febrero. Hasta el 21 de febrero se llevó a cabo en lo básico el concepto de que en los hospitales temporales “las camas son las que esperan a los pacientes”. A principios de marzo se pudo cumplir con la meta de que todos los enfermos se encontraran aislados y tratados.
Conforme al cambio de la situación epidémica, los hospitales temporales,
que atendían principalmente a pacientes con síntomas leves, fueron sucesivamente cerrados. El 9 de marzo, el Hospital Temporal Jianghan, uno de los tres primeros hospitales temporales, fue cerrado oficialmente después de más de un mes de funcionamiento. Este hospital, ubicado en el Centro Internacional de Convenciones y Exposiciones de Wuhan, contaba con más de 1000 empleados y 1564 camas disponibles, por lo que recibía al mayor número de pacientes. Veinte equipos médicos de otras provincias y el personal médico de cinco hospitales de Wuhan habían trabajado sucesivamente en aquel hospital. En la tarde del 10 de marzo, el último de los 16 hospitales temporales fue cerrado, los cuales habían tratado a más de 12.000 pacientes con síntomas leves.
Además de la garantía de camas, la prueba del ácido nucleico y el apoyo de equipos médicos de todo el país se han convertido en una ayuda crucial. Desde que llegara a Wuhan el primer equipo médico en la víspera de la Fiesta de la Primavera, un total de 345 equipos y 42.600 trabajadores médicos con especialidades relacionadas con las vías respiratorias, infecciones, riñones, corazón, entre otras, fueron enviados allá desde 29 provincias, regiones autónomas y municipios bajo jurisdicción central, así como desde las fuerzas armadas.
En la actualidad, la capacidad para realizar pruebas de ácido nucleico del nuevo coronavirus se ha incrementado de 300 a 20.000 muestras al día, y el tiempo de detección se ha reducido de 2 días a 4 horas. Por consiguiente, la presión de recursos médicos sobre Wuhan ha sido aliviada y algunos hospitales están retomando gradualmente las consultas generales.
Cooperación internacional
En contraste con la mejor situación de prevención y control del nuevo coronavirus en China, su brote se viene disparando en otros países. El presidente Xi Jinping otorga gran importancia a la cooperación internacional y en varias ocasiones ha dado instrucciones sobre el fortalecimiento de la comunicación, la coordinación con diferentes países y la colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Xi se ha comunicado telefónicamente con líderes de muchos países, como Italia, España, Alemania, Francia, Brasil, Chile, Cuba, entre otros, y el director general de la OMS.
Muchos países, organizaciones internacionales y regionales y amigos extranjeros han expresado su simpatía y apoyo al pueblo chino. Hasta el 2 de marzo, China había recibido donaciones de 46 países y 6 organizaciones internaciona
les, entre ellas, materiales médicos por parte de Pakistán, Irán, Rusia, Bielorrusia y los fondos especiales de la Fundación Bill & Melinda Gates (EE. UU.).
El nuevo cónsul general de Corea del Sur en Wuhan, Kang Seung Seok, llegó a la ciudad llevando consigo suministros donados por gobiernos locales, empresas y entidades del sector privado de su país; un profesor estadounidense no vaciló en ir a trabajar a la Universidad de Lanzhou a pesar de la epidemia y donar aparatos de protección para el personal de salud que llenaban tres de sus cinco grandes maletas; el cónsul general francés en Wuhan, Olivier Guyonvarch, que estaba de vacaciones en su país, volvió al epicentro del brote del COVID-19, manteniendo el funcionamiento de su oficina con colegas franceses y empleados chinos que trabajaban a distancia.
Al llevar a buen término la prevención y el control de la epidemia, China despliega activamente la cooperación internacional. De hecho, ha brindado a Pakistán, Japón, Corea del Sur, Perú, Irán y la Unión Africana reactivos de prueba, ha enviado un equipo de voluntarios de la Cruz Roja a Irán con instrumentos médicos de ayuda y ha compartido planes de tratamiento con muchos países. Al mismo tiempo, China ha establecido mecanismos de comunicación cercanos con organizaciones como la OMS, la Unión Europea, la Unión Africana, la Comunidad del Caribe y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, así como con países con brotes graves o sistemas de salud frágiles como Corea del Sur e Irán.
La estrategia antiepidémica de China llama cada vez más la atención de los medios y Gobiernos extranjeros. En un reciente editorial de la revista británica The Lancet se afirma que la enorme inversión en salud pública del Gobierno chino ha salvado con éxito decenas de miles de vidas. El diario The New York Times publicó el 4 de marzo un artículo sobre siete experiencias importantes de China en la lucha contra el nuevo coronavirus. Bruce Aylward, asesor principal del director general de la OMS, considera que el método de China es el único que se conoce hasta ahora y ha demostrado ser exitoso, como las pruebas de virus y el tratamiento médico gratuitos, además del aislamiento rápido de personas infectadas, el fomento de la atención médica en línea, el cierre de escuelas y la distribución de medicamentos y alimentos a personas aisladas en casa.
“La clave de la experiencia de China es la velocidad; la velocidad lo es todo”, manifestó Aylward en una entrevista para un sitio web estadounidense. Cuanta más rápida sea la identificación y el aislamiento de las personas infectadas y el seguimiento a sus contactos, más exitosa será la contención de la epidemia. “Otra conclusión importante en China es que no importa cuál sea la situación; siempre que la gente mantenga la calma y comience la identificación de casos y el seguimiento a contactos, se reducirán la tasa de infección y la de mortalidad”, concluyó el experto.