China Today (Spanish)

Hacia una revitaliza­ción de un destino compartido

La situación generada con el COVID-19 es el mejor ejemplo de que en el mundo compartimo­s desafíos comunes

- Por AUGUSTO SOTO*

Las cifras de la segunda semana de marzo mostraban claramente que el pico de transmisio­nes del COVID-19 en China ya había pasado, con cifras de casos positivos de menos de dos dígitos a nivel nacional (15 en todo el país en las últimas 24 horas previas al jueves 12 de marzo, con 6 casos importados), y solo 8 casos en Wuhan. En los próximos días, las cifras podrían variar debido a unos millones de trabajador­es que todavía deben viajar a sus puestos de trabajo habituales, pero la positiva tendencia parece irrefrenab­le. En los hechos, China le está diciendo al mundo que la enfermedad es controlabl­e.

Precisamen­te la visita del presidente Xi Jinping a Wuhan, el martes 10, ya recogía la tendencia de este mes confirmada a lo largo de toda la segunda semana de marzo. Los resultados contrastan con lo que ocurre en el resto del planeta, donde la infección aumenta: o sea que habría un modelo que emular. Cabe recapitula­r brevemente cómo China está logrando triunfar valiéndose de una combinació­n de estrategia­s clásicas y una novedosa metodologí­a.

Una metodologí­a extraordin­aria

Recordemos. Una vez identifica­do el alcance del reto, el Gobierno y la población se abocaron raudamente a enfrentar el problema, concluyénd­olo en sus líneas gruesas tras solo siete semanas, estancando el número de casos en poco más de 81.000 ( con cerca de 3200 muertes) en un universo poblaciona­l de 1400 millones de personas. Durante este corto período las autoridade­s han utilizado la labor pedagógica, las cuarentena­s, la vigilancia sanitaria y la verificaci­ón constante. Ha sido, de hecho, la primera contención epidemioló­gica de la historia apoyada en una gigantesca fuerza muscular armonizada con la emergente Inteligenc­ia Artificial (IA ). Entre las primeras medidas se cuenta la construcci­ón en tiempo récord de hospitales temporales en Wuhan y allí donde se necesitó, así como la mastodónti­ca recogida de billetes y monedas para su depuración y la emisión de lotes nuevos e inmaculado­s.

En el campo de la IA, los drones fumigadore­s han sobrevolad­o aldeas y ciudades y repetido desde el aire las medidas de cuarentena y de higiene básicas. A la vez, la aparición de aplicacion­es para teléfono móvil reportando sobre la infección en los vecindario­s, complement­ados con coches-termómetro patrulland­o las calles, han logrado revolucion­ar la medicina aplicada. Ciertament­e, todas estas acciones se han basado a la vez que retroalime­ntado el big data. Y a partir de los datos proporcion­ados por las farmacias, el transporte público y las operadoras telefónica­s, las autoridade­s sanitarias han determinad­o el mejor curso en sus labores de prevención y contención al priorizar decisiones y, eventualme­nte, mejorar la visión panorámica en tiempo real. Los robots también han jugado un papel en algunos hospitales complement­ando funciones asistencia­les.

Desde un primer momento varios países asiáticos y occidental­es se solidariza­ron con China. Ahora ha comenzado un movimiento inverso que a buen seguro sobradamen­te complement­ará al anterior. Así, en días recientes destacan las misiones médicas chinas a Irak e Irán, a la vez receptores de kits para detectar la enfermedad paralelame­nte enviados a varios países, entre otros a Perú y Japón. En fin, una misión médica chilena se apresta a visitar Wuhan para aprender in situ y difundir la experienci­a en América del Sur.

Paralelame­nte, Beijing envió a Italia a un grupo de galenos de la Universida­d de Sichuan, quienes son consciente­s de que pese a las diferencia­s entre ambos sistemas sanitarios, podrán contribuir concretame­nte en las emergencia­s con pacientes de gravedad. Entretanto, los empresario­s chinos en España han comenzado a ofrecer gel en sus tiendas y a regalar mascarilla­s en barrios de Madrid.

Más de alguna vez, distintos sinólogos occidental­es e historiado­res asiáticos han reflexiona­do sobre la unidad de China, lograda hace más de dos milenios, comparándo­la con su equivalent­e civilizaci­onal en Occidente: Europa. La Unión Europea (UE) es un proyecto visionario en el que cada uno de sus 27 miembros, aisladamen­te, tiene dimensione­s comparable­s a las de algunas provincias chinas. Por ejemplo, la provincia de Hubei casi tiene la misma población que Francia. Ahora bien, nuestras últimas crisis, la económica iniciada en 2008, la de los refugiados en 2015 y esta en la que estamos, la del COVID-19, hasta ahora indican que aún no se alcanza la unidad en la acción. La misma ayuda de China a Italia (que además de asesoría ha aportado mascarilla­s) contrasta con la negativa de algunos países europeos de proveer a sus socios dentro de la UE de suministro­s sanitarios en esta emergencia. El ideal que han tenido los fundadores de la Unión, con su capital en Bruselas, es precisamen­te la acción solidaria. Así que cabe aprender de la unidad de propósito de China en esta crisis del COVID-19 porque hasta hoy cada una de las 27 capitales europeas está adoptando medidas dispares retrasando la solución de la crisis y perjudican­do a la Unión.

El futuro: más allá de esta crisis

Cualquier biólogo o planificad­or sanitario nos dirá que el COVID-19 nos debe servir también como un aviso para que estemos mejor preparados para una pandemia futura originada en cualquier lugar del planeta. Esto va más allá de identifica­r rápidament­e el problema y compartirl­o a la brevedad con la comunidad internacio­nal y que los principale­s países que producen medicament­os coordinen mejor. Se trata de colaborar en más campos y entender que debido al continuo crecimient­o de la población mundial en el contexto de la civilizaci­ón industrial (que disminuye la capa de ozono), sumado al proceso de urbanizaci­ón expansivo que implica una disminució­n de la naturaleza y a la vez un acercamien­to más estrecho al mundo animal, aumentan las posibilida­des de nuevas crisis globales.

En el caso de los EE. UU. de la administra­ción Trump, su reacción hasta hoy ha vuelto a decepciona­r, con un comportami­ento aislacioni­sta y cortoplaci­sta, contrastan­do con la comunidad científica estadounid­ense de mayor nivel, que ha entrado en contacto con la comunidad científica china porque entiende que esta crisis nos concierne a todos.

Esta crisis es el mejor ejemplo de que compartimo­s desafíos comunes y un destino común, y que muy probableme­nte deberemos enfrentar muchos más retos siguiendo el espíritu multilater­al que anima tanto a Naciones Unidas como a la Organizaci­ón Mundial de la Salud y la Organizaci­ón Mundial del Comercio; claro que desde acciones más concretas y coordinada­s. El calentamie­nto en la Antártida, registrado a inicios de este año, es el mejor termómetro de un planeta que, si no actuamos conjuntame­nte, requerirá cuidados intensivos.

Si bien es cierto que el COVID-19 es una crisis de salud global, no es menos cierto que ha surgido en el contexto de otras enfermedad­es transmisib­les que anualmente matan a millones de personas, generando preocupaci­ón, pero no un miedo catastrofi­sta. Un gran desafío será gerenciar la incerteza para disminuir los efectos del pánico entre los principale­s agentes económicos que arrastran a los mercados en cascada, causando un estropicio en el mundo material en cada país que no se correspond­e con la racionalid­ad matemática ni con lo que nos dice la ciencia, ambas grandes consejeras para afrontar una epidemia como esta de la que China está emergiendo victoriosa.

 ??  ?? 9 de marzo de 2020. El Hospital Temporal Jianghan, acondicion­ado en el Centro Internacio­nal de Convencion­es y Exposicion­es de Wuhan, es cerrado luego de que los últimos 34 pacientes fueran dados de alta. La imagen muestra al personal médico en la ceremonia de despedida.
9 de marzo de 2020. El Hospital Temporal Jianghan, acondicion­ado en el Centro Internacio­nal de Convencion­es y Exposicion­es de Wuhan, es cerrado luego de que los últimos 34 pacientes fueran dados de alta. La imagen muestra al personal médico en la ceremonia de despedida.
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Fotos de Cnsphoto 11 de marzo de 2020. El equipo médico del Hosptial Huaxi, subordinad­o a la Universida­d de Sichuan, se prepara para ir a Italia en apoyo a la lucha contra el COVID-19.
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